Contraloría General se une a caza de brujas en Comercio y Gastronomía de La Habana (I)

Para ningún cubano es extraño vivir la negligencia y el desapego en la atención de los empleados de las unidades de Comercio y Gastronomía.

Venta de pan con lechón en La Habana © CiberCuba
Venta de pan con lechón en La Habana Foto © CiberCuba

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Otro capítulo de la ofensiva desatada por el régimen con el falso pretexto de combatir las ilegalidades, la corrupción y el desvío de recursos “del pueblo” a manos particulares se abrió este lunes cuando la Contraloría General de la República (CGR), el Sistema de Auditoría Interna y la Fiscalía se unieron a los órganos de investigación del Ministerio del Interior para investigar las empresas de Comercio y Gastronomía.

Según declararon a través del diario comunista Granma, la alteración fraudulenta del equilibrio entre las ventas minoristas, el efectivo depositado en el Banco tras terminar cada jornada y el efectivo en caja pendiente a depositar provocó tal falta de liquidez que no se cumplieron los compromisos de pagos con los proveedores ni los aportes a los presupuestos territoriales, afectando así los programas y servicios a la población.


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Las auditorías forenses arrojaron resultados nada alentadores, tomando en cuenta que no es la primera vez que se tipifican estos tipos de problemas, ni surgieron antes de ayer, ni han faltado llamados de atención de todo tipo a los órganos estatales para que tome cartas en el asunto, pero de una manera creativa, constructiva y no destructiva, como si bombardeara sin dejar nada a su paso para levantar después nuevos proyectos con los mismos problemas de base.

Con el objetivo de ganar el apoyo de la opinión pública, cada vez más desesperanzada del poder de cambio proveniente de los niveles estatales, los órganos de control fiscal ubican entre las principales razones del status quo en las unidades de comercio y gastronomía “la superficialidad y carencia de investigaciones en el proceso de selección de quienes ocupan puestos claves en la gestión y el control de los recursos”.

Siguiendo la anticuada tendencia a apostarlo todo al control y no al desarrollo, a sustentar el trabajo en una endeble confiabilidad en vez de construir sentido de pertenencia y de coaptar cualquier intento de cambio si no viene aprobado desde el organismo superior, las autoridades siguen culpando a “la negligencia manifiesta en la custodia de los recursos materiales y financieros, en la tolerancia de indisciplinas y violaciones de las disposiciones jurídicas”.

Con total hipocresía, el rotativo “denuncia” que “la falta de transparencia en la realización del autocontrol, la poca efectividad de las acciones de supervisión a diferentes niveles administrativos (…) propicia y favorece a personas inescrupulosas, asociadas a cadenas delictivas apropiarse para beneficio propio de materias primas y mercancías que el Gobierno destina a la alimentación de la población”.

Desafortunadamente, en lugar de analizar las diferentes formas de mejorar la logística y, por extensión, la oferta de las unidades de Comercio y Gastronomía, atender un poco más a los empleados que en la mayoría de las ocasiones lucen uniformes gastados y sucios, sin los medios de protección aprobados para cuidar la higiene y la inocuidad de los alimentos.

Para ningún cubano es extraño vivir la negligencia y el desapego en la atención de los empleados de las unidades de Comercio y Gastronomía. Además de los bajos salarios, nada acordes a los cambios económicos estructurales impuestos por el régimen, la poca atención y el envejecimiento de los locales, la relajación en el cuidado de las normas higiénico-sanitarias son algunas de las razones por las que la posibilidad de “búsqueda” sea la única razón por la que alguien pretenda trabajar en una cafetería o una heladería del Estado.

En contraste, en los nuevos negocios privados, los precios son inaccesibles al cubano de a pie, pero la atención es esmerada, la limpieza de los baños da gusto, la calidad de la oferta es más que aceptable y nunca falta la sonrisa ni la preocupación porque las vasijas estén relucientes y no se descubra una cucaracha paseándose entre bandejas o mesas.

No obstante, al partido comunista solo le interesa detectar cuando se declaran “ventas minoristas para dar cumplimiento a los valores de comercialización aprobados en el Plan de Circulación Mercantil, los cuales no guardan relación con el efectivo depositado en banco por concepto de venta”, lo que ocasiona “pérdidas millonarias al país”.

Brechas en el procedimiento de control interno, desvío de recursos destinados al pueblo, enriquecimiento indebido, personas inescrupulosas, cadenas delictivas, evaluación de la conducta de los cuadros, proceso de investigación, puestos claves en la gestión de recursos son términos que nada dicen de un problema que pudo haber sido resuelto hace mucho tiempo si desde el Estado, en vez de amenazas y condenas judiciales, hubiera venido la frescura y la verdadera voluntad de avanzar, de desarrollarse en bien de la mayoría.

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