El estado de Alabama, en el sur de Estados Unidos, ejecutó con gas nitrógeno, un método nunca antes probado, al preso Kenneth Eugene Smith, condenado por el asesinato a sueldo de una mujer en 1988.
El prisionero intentó aguantar la respiración mientras el gas nitrógeno fluía a través de una máscara que lo dejaría sin oxígeno. La ejecución comenzó a las 19.53 horas (0153 GMT del viernes) y Smith fue declarado muerto a las 20.25 horas (0225 GMT).
Con la máscara puesta Smith dijo sus últimas palabras: "Esta noche Alabama hace que la humanidad dé un paso atrás. Gracias por apoyarme. Los amo a todos".
El estado aseguró que el nuevo protocolo estaba estrechamente vigilado y se trataba del "método más indoloro y humano de ejecución conocido por el hombre".
Predijo que Smith perdería el conocimiento en menos de un minuto y moriría poco después.
Sin embargo, los periodistas que presenciaron la ejecución contaron que, después de que el gas comenzara a fluir, el condenado se retorció durante unos dos minutos y luego mantuvo una respiración agitada durante varios minutos.
El gas nitrógeno fluyó durante unos 15 minutos, precisó la agencia de noticias EFE.
Al interrogar sobre este hecho al director del Departamento Correccional de Alabama, John Hamm, en una rueda de prensa posterior, este explicó que "las sacudidas" fueron "involuntarias", pero nada fuera de lo esperado.
"Parecía que Smith estaba aguantando la respiración todo lo que podía", declaró Hamm. Dijo que "forcejeó un poco contra las ataduras, pero es un movimiento involuntario y algo de respiración agónica. Así que todo eso era de esperar".
El Tribunal Supremo de Estados Unidos rechazó minutos antes de la ejecución el último recurso de la defensa del preso por 6 votos a 3, y luego comenzó el polémico procedimiento.
La jueza progresista Sonia Sotomayor, una de las tres votantes que abogó por detener la ejecución, argumentó que Alabama eligió a Smith como "conejillo de indias" para probar un nuevo método de ejecución.
Explicó que Alabama ya había intentado ejecutar a Smith en noviembre de 2022, pero el verdugo que debía introducirle la aguja por las vías intravenosas no pudo hacerlo.
Como parte de un acuerdo posterior, el sureño estado se comprometió a no intentar matarlo de nuevo con inyección letal.
Organizaciones internacionales como la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Comunidad de San Egidio habían pedido a Estados Unidos que no permitiera la ejecución.
Smith fue condenado por el asesinato en 1988 de Elizabeth Sennett, por encargo de su marido, Charles Sennett, quien quería cobrar una indemnización.
Sin embargo, el esposo se suicidó una semana después de que mataran a su esposa cuando supo que las autoridades lo tenían como principal sospechoso del crimen.
El cómplice de Smith, John Forrest Parker, también fue condenado a muerte y ejecutado en 2010 mediante inyección letal.
A pesar de la tragedia, Mike Sennett, hermano de la fallecida, junto a sus dos hermanos, expresaron en rueda de prensa que habían perdonado a las tres personas implicadas en el asesinato de Elizabeth y describieron la ejecución como una sensación "agridulce".
Todos los ojos estaban puestos en Alabama y su nuevo método de ejecución, el primero desarrollado desde que en 1982 se introdujo la inyección letal.
Alabama optó por la asfixia con gas nitrógeno debido a las dificultades para adquirir fármacos letales, ya que algunas farmacéuticas se niegan a suministrarlos con ese propósito.
Otros estados, como Oklahoma y Misisipí, estaban pendientes de la ejecución en Alabama para considerar la introducción del método de asfixia con nitrógeno, aunque aún no han desarrollado un protocolo ni construido las instalaciones necesarias, señaló EFE.
Desde que el Tribunal Supremo reintrodujo la pena de muerte en 1976, Estados Unidos ha ejecutado a 1,583 presos.
De ellos, 73 han sido ejecutados en Alabama.
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