La arquitectura en Bolivia está experimentando una llamativa metamorfosis con la aparición de los Cholets, unos edificios que combinan lujo, colores y elementos de la cultura pop, para dar forma a la identidad de una emergente burguesía indígena.
"Cholet" es la fusión de las palabras "cholo", denominación étnica de indígenas bolivianos que llegan a las ciudades del país; y "chalet", edificio concebido principalmente para uso como vivienda unifamiliar.
Estos llamativos edificios en Bolivia se erigen como símbolos de éxito y prosperidad de sus propietarios. Destacan por sus colores atrevidos y diseños extravagantes.
Los Cholets son un claro reflejo de la transformación sociopolítica en Bolivia desde finales del siglo XX. Estas construcciones rompen con el tradicionalismo y se levantan imponentes, sobre todo en el área urbana de El Alto, para mostrar al mundo una nueva cara del país.
El arquitecto boliviano Freddy Mamani, se destaca como el autor más prominente de este movimiento. Comenzó su carrera como ayudante de albañil y tras ampliar sus conocimientos en ingeniería civil, fue reconocido como el principal creador de los Cholets.
Se estima que Mamani ha completado más de 60 edificios de este tipo en El Alto. Su estilo combina dinamismo contemporáneo con la rica simbología de la cultura nacional, para dar un contraste futurista al paisaje urbano.
Los Cholets no son solo fachadas e interiores llenos de color, sino que reflejan una configuración funcional muy particular, porque cada nivel del edificio tiene un uso específico. Por ejemplo, en la planta baja suelen alojar comercios, atendiendo a que los cholos han hecho crecer sus fortunas con esta actividad económica.
La primera planta está dedicada a la realización de eventos o fiestas. Esto es un aspecto muy importante para los bolivianos que disfrutan hacer reuniones familiares y de amigos con frecuencia, festejar cumpleaños y preparar grandes banquetes y bailes en distintas épocas del año.
Los pisos intermedios se destinan al alquiler de apartamentos. Son una fuente de ingreso que rentabiliza la construcción del inmueble a sus propietarios.
A pesar de lo que suele decir la gente, muchos de estos dueños de Cholets no son millonarios, sino nuevos ricos. Personas con habilidades para los negocio que han descubierto cómo sacar mejor partido a la inversión en la construcción de su propia vivienda.
En la cúspide del edificio se encuentra el lujo privado, el "chalet del dueño", con las mejores vistas de la ciudad, teniendo en cuenta que por lo general estas edificaciones tienen de tres a siete niveles.
Ser dueño de un Cholet en Bolivia es un reflejo de estatus y orgullo cultural. La ornamentación de estos edificios dialoga con los hitos del patrimonio local, a través del uso de elementos decorativos.
Las fachadas siguen un patrón geométrico que otorga una abundancia de simbolismo y significado, aunque muchas veces no hay una intención filosófica detrás del diseño, sino un mero juego, o un capricho, como usar personajes de cómics para marcar la identidad del edificio.
Los Cholets en Bolivia son más que simples construcciones: son la expresión arquitectónica de una nueva realidad social en un país que se redibuja a sí mismo.
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