Piden ayuda para anciano que está solo en hospital de Santiago de Cuba

El anciano está ingresado en el Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Docente Saturnino Lora, de Santiago de Cuba.

El anciano cubano que permanece ingresado solo en el Hospital Saturnino Lora © Facebook/Bazar Santiago de Cuba
El anciano cubano que permanece ingresado solo en el Hospital Saturnino Lora Foto © Facebook/Bazar Santiago de Cuba

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Este artículo es de hace 1 año

Una cubana pidió ayuda en redes sociales para un anciano ciego que está ingresado solo y en condiciones de extrema vulnerabilidad en el Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Docente Saturnino Lora, en Santiago de Cuba.

"Este señor fue trasladado al Hospital Provincial el viernes en la mañana. No tiene familia ni nadie", escribió este lunes en el grupo de Facebook Bazar Santiago de Cuba una internauta identificada como Yenis Sánchez.


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La citada fuente indicó que el hombre dice llamarse "Pedro Luis" y que ha mencionado mucho a un señor llamado "Roberto", que al parecer sería su cuñado.

Sánchez precisó que el anciano se encuentra ingresado en la segunda planta del hospital, en la cama 85. La citada fuente no ofreció otros detalles de las circunstancias en que fue internado el abuelito ni qué padecimiento tiene.

Especialmente sobrecogedor resulta que en las dos fotos compartidas, el adulto mayor está sentado desnudo en la cama del hospital. En las imágenes se le ve extremadamente delgado.

Captura de Facebook/Bazar Santiago

En el apartado comentarios de la publicación, decenas de internautas cuestionaron tanto a los familiares del anciano -si es que los tiene- como al personal sanitario por no haberle dado alguna ropa.

"Por favor, no entiendo por qué está desnudo, pónganle algo. Para esos casos debe de haber alguna persona que lo atienda"; "¿Por qué está desnudo? ¿Es que en el hospital no hay piyama para ese pobre anciano?", reclamaron dos usuarios del grupo.

Una comentarista dijo saber quién era el señor. Aseguró que es de "Micro 10" pero no ofreció otras precisiones sobre la procedencia del anciano.

Al cierre de esta nota no hay otros detalles disponibles sobre el caso, que pone en evidencia una vez más la desprotección en que viven muchos ancianos en Cuba, quienes constituyen, sin dudas, uno de los grupos más marcados por la crisis de los últimos años.

A finales de septiembre trascendió el caso de Ania Felipe Campa, una anciana cubana discapacitada que permaneció durante meses en precaria situación en la provincia de Mayabeque. La mujer residía en la localidad rural Los Palos, en el municipio Nueva Paz, y no podía valerse por ella misma debido a la amputación que había sufrido de sus dos piernas.

En el momento en que el caso se viralizó y conmovió en redes sociales, su esposo y cuidador se encontraba ingresado en terapia en el hospital de Güines y la mujer abandonada. Tras la denuncia -que fue acompañada de durísimas imágenes- y gracias la presión de vecinos y activistas en redes sociales, la anciana fue trasladada a un hospital. Sin embargo, falleció poco después.

Con el país adentrándose en el caos y la incertidumbre que provoca la crisis generalizada de la economía y los servicios públicos, los ancianos cubanos constituyen uno de los segmentos de población más vulnerables y desatendidos.

Es un hecho que cada día es más común encontrar en Cuba a personas mayores que sobreviven pidiendo limosnas, buscando restos de alimentos en la basura e incluso durmiendo en la calle.

La mendicidad se ha incrementado de forma notable en la isla en un contexto marcado por la inflación y la escasez de productos básicos, así como los bajos salarios y jubilaciones.

En los últimos meses personas con alguna discapacidad mental o física o ancianos sin familia o sin casa deambulan solos o a veces acompañados de una mascota. Se les puede ver tirados sobre cartones viejos en calles, parques, portales y paradas de guaguas de todo el país.

Paralelamente, en redes sociales cada vez más cubanos han hecho notar la gravedad del fenómeno de la mendicidad, especialmente entre personas de la tercera edad, una realidad que durante décadas el régimen aseguró que no se podía encontrar en las calles del país.

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