El médico cubano Camilo Manuel Oliva Fajardo denunció el abandono que sufre por parte de las autoridades e instituciones médicas del país, que no solucionan los problemas que le impiden realizar con regularidad el tratamiento de hemodiálisis que requiere para sobrevivir a su insuficiencia renal.
El paciente pidió ayuda a través de sus redes sociales para continuar con el tratamiento que recibe desde hace cinco años, cuando perdió un riñón por causas que no hizo públicas, pero que asoció al cumplimiento de una misión médica del régimen cubano en el extranjero.
“Ayúdenme a compartir para que llegue a donde tiene que llegar. Necesito ayuda con insumos médicos para las hemodiálisis, ya que me veo afectado todas las semanas por la falta de las mismas y sin solución”, dijo en Facebook Oliva Fajardo, apuntando al ministerio de Salud Pública (MINSAP) como responsable del deterioro de su salud.
El galeno explicó que en la actualidad está “viviendo con mi última fístula arteriovenosa”, motivo por el cual solicitó ayuda para el envío de este y otros insumos médicos de los cuales depende su vida, ya que la sanidad pública cubana no le ofrece otras soluciones.
Además de la indolencia de las autoridades de salud pública y del régimen, el médico denunció la insalubridad en los hospitales cubanos, uno de los motivos por los que fue imposible realizarles un trasplante renal, según dijo, “debido a la Hepatitis por falta de higiene”.
El sistema de salud cubano, según Oliva Fajardo, lo ha desahuciado médicamente y no facilitarle el tratamiento de hemodiálisis que requiere para mantenerse con vida. Ante esa delicada circunstancia, el médico protestó y acusó a las autoridades del régimen de “dejarlo de lado” y de acortar “cada vez más mi calidad y tiempo de vida”.
En un llamado a difundir su caso, el médico y paciente dejó un número de teléfono para hacerle llegar ayuda humanitaria (+5354678297).
La hemodiálisis es un tratamiento médico que consiste en eliminar artificialmente las sustancias nocivas o tóxicas de la sangre, especialmente las que quedan retenidas a causa de una insuficiencia renal, mediante un riñón artificial (aparato).
A mediados de abril, una cubana murió y decenas de pacientes resultaron contagiados con hepatitis C tras violaciones de medidas de bioseguridad en dos hospitales de Holguín durante el procedimiento de hemodiálisis.
Los hechos ocurrieron en el Hospital Clínico Quirúrgico “Lucía Íñiguez Landín” y en el Hospital Universitario “Vladimir Ilich Lenin”, según reveló Cubanet citando fuentes allegadas al caso, que confirmaron el fallecimiento el pasado 15 de abril de Dianet Betancourt Pérez, de 39 años.
Una fuente cercana a la fallecida precisó al medio independiente que aunque fueron 16 las personas contagiadas con hepatitis C, en el caso de Betancourt no pudo soportarlo porque estando ingresada se contagió con un hongo que resultó letal.
No obstante, un galeno del hospital que pidió proteger su identidad aseguró al medio independiente que el número de pacientes contagiados era mucho mayor.
Según especialistas de ambos centros hospitalarios -consultados por el portal de noticias bajo condición de anonimato-, los contagios se debían a violaciones sistemáticas de normas de bioseguridad, que van desde la reutilización de los dializadores o filtros del equipo de hemodiálisis a la falta de jabón para desinfectar la fístula, el conducto de acceso a la vena para los pacientes que necesitan tratamientos regulares de diálisis.
En total, de unos 168 pacientes de hemodiálisis entre ambos hospitales provinciales, alrededor de 90 estarían contagiados con hepatitis C, según los testimonios recabados por la fuente noticiosa entre familiares, pacientes y sanitarios, dada la falta de información y datos oficiales.
La crisis del sistema sanitario cubano pone en peligro la vida de muchos ciudadanos que claman por ayuda y establecen redes de apoyo entre ellos a través de redes sociales.
Sin embargo, la situación se complica cuando se trata de tratamientos hospitalarios o de insumos de alto costo como los marcapasos, otro tema que ha mantenido en vilo a gran cantidad de pacientes en los últimos meses.
A finales de marzo, Roberto Borges Leal, un cubano residente en Camagüey y paciente con insuficiencia renal crónica, denunció ineficiencia en el servicio de hemodiálisis del hospital de esa ciudad, lo que trajo como consecuencia que estuviera días sin recibir el tratamiento.
En junio, el periodista cubano Héctor González, paciente de una insuficiencia renal crónica en fase terminal, pidió ayuda en redes sociales para obtener una visa humanitaria que le permita acceder a un tratamiento especializado en Estados Unidos.
De 39 años, González dijo estar en la fase terminal de su enfermedad y que el tratamiento que podría salvarlo –una diálisis peritoneal– no se estaba realizando en Cuba por falta de insumos.
A través de sus redes sociales, el joven aseguró que ya contaba con la documentación de médicos estadounidenses dispuestos a atenderlo; pero necesitaba un patrocinador para culminar el trámite de la visa humanitaria, que, además de posibilitarle viajar a ese país, le permitiría optar por un seguro para cubrir sus gastos.
En fechas recientes, el régimen cubano reconoció que el sistema público de salud tenía un total de 251 medicamentos de los que se fabrican en Cuba en falta, lo que representa el 40 % de los del cuadro básico.
El discurso oficial, lejos de asumir su cuota de responsabilidad, continúa acusando a Estados Unidos y el embargo de la razón por la que no hay medicinas en Cuba, argumento que para muchos expertos en relaciones internacionales es insostenible, por la propia naturaleza que sostienen las sanciones contra el gobierno comunista cubano.
Sin embargo, la empresa estatal socialista BioCubaFarma mantiene una línea de producción que le ha permitido exportar sus productos a 73 países, a pesar de no satisfacer la demanda de medicamentos entre la población cubana.
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