Fuerzas paramilitares de Wagner continúan su avance hacia Moscú y este sábado transitaban por carreteras de la región de Lipetsk, ubicada a seis horas de la capital de Rusia, en un agravamiento de la situación que enfrenta Vladimir Putin con sus ejércitos.
“Parece que se va confirmando, según evidencian imágenes de vídeo, que una de la columnas de las tropas de Wagner habrían sobrepasado Lipetsk, cada vez más cerca de #Moscú”, indicó en Twitter el medio The Political Room.
En un giro dramático de los acontecimientos, Yevgeny Prigozhin, líder del Grupo Wagner, tomó esta mañana el control de la sede militar del sur en Rostov-on-Don, según un video confirmado por The Times. Este hecho marca un punto de inflexión en la tensa relación entre Prigozhin y el ejército ruso.
"El convoy de Wagner ahora avanza hacia el norte dirección Moscú por la M4 en Horse-Kolodezsky, Lipetsk Oblast, portando tanques T-90S y BMP-2 en transportadores de equipos pesados", indicó en Twitter un analista del CNA estadounidense (Center for Naval Analyses).
La escalada de los últimos acontecimientos deja imágenes de ataques de la fuerza aérea rusa contra una columna de Wagner. Imágenes compartidas en redes dejan ver la voladura de un vehículo civil, posiblemente utilizado por los mercenarios.
Este sábado, tras tomar la sede militar del sur en Rostov-on-Don, Prigozhin afirmó que el ejército ruso había atacado los campamentos de Wagner en Ucrania, matando a "un gran número de combatientes". El Ministerio de Defensa de Rusia negó las acusaciones, calificándolas de "no correspondientes a la realidad".
En respuesta, Prigozhin insinuó que su fuerza mercenaria de Wagner estaba preparada para ir a la ofensiva contra el Ministerio de Defensa de Rusia, declarando: "Somos 25,000 y vamos a averiguar por qué hay caos en el país", desatando una espiral de tensión entre los uniformados de Putin.
Ante lo que aparenta ser una ruptura de hostilidades entre las fuerzas paramilitares del oligarca y amigo de Putin, y las fuerzas regulares del ejército ruso, sistemas de defensa aérea de Wagner han disparado contra helicópteros rusos que atacaron el convoy paramilitar que avanza hacia Moscú.
Prigozhin, quien ha mantenido enconados enfrentamientos con líderes militares de Rusia durante meses, acusándolos de incompetencia por no suministrar con municiones y otros avituallamientos a sus tropas mientras luchan junto al ejército ruso en Ucrania, desafió pública y recientemente la narrativa del Kremlin de que la invasión era una necesidad para la nación rusa.
Por su parte, Putin, prometió "acciones decisivas" para estabilizar la situación en Rostov-on-Don, acusando a Prigozhin de traición sin mencionarlo por su nombre. Asimismo, afirmó que las acciones que dividen la unidad de Rusia son en esencia un derrotismo ante su propio pueblo. "Esto es una puñalada en la espalda de nuestro país y nuestro pueblo", dijo Putin.
A ello se suma el reciente comunicado del "Club de los Patriotas Enfadados", como se conoce al grupo nacionalista ruso a favor de la invasión a Ucrania, afirmando que una guerra civil podría provocar una humillante derrota militar del ejército ruso en Ucrania y advirtiendo de que Rusia estaría al borde de la catástrofe.
Liderados por un antiguo oficial del servicio de seguridad del FSB (Servicio Federal de Seguridad, antigua KGB), los nacionalistas rusos afirmaron que pronto publicarán un plan de acción para responder al motín armado del grupo mercenario Wagner.
Mientras tanto, expertos y analistas internacionales se preguntan si los acontecimientos marcan el inicio del colapso definitivo del régimen de Putin, y por extensión de Rusia tal como la conocemos.
Castigada por la desigualdad y condenada a una pobreza que creía superada, la población de Rusia es difícil que haga nada para salvar a Putin o para impedir el amotinamiento de sus gobernantes y mandos militares.
Rusia puede caer, por tanto, en una guerra civil con numerosos frentes abiertos, una lucha cruzada de pequeños ejércitos, independientes de Moscú, según el criterio de expertos en conflictos bélicos y civiles.
A la par que sus hombres luchaban en Ucrania, Prigozhin hizo crecer su popularidad viajando por media Rusia, abriendo centros de reclutamiento en todo el país, y cultivando alianzas dentro del propio ejército, entre los mandos que no ven bien la gestión de Shoigu y Gerasimov.
Al frente de unos 25,000 mercenarios muy disciplinados y con mucha experiencia de combate (no solo en Ucrania, sino también en África), el conocido como "chef de Putin" acaba de poner patas arriba la estrategia militar de Rusia en Ucrania.
Para el Ministerio de Defensa ruso, esto es una provocación. Negando las acusaciones de Prigozhin, las fuerzas armadas de Rusia calificaron de "provocación" sus declaraciones.
Por su parte, el FSB abrió una causa penal contra el oligarca por "rebelión militar". Posteriormente, la Fiscalía General lo confirmó y subrayó que ese delito supone en Rusia una pena de entre 12 y 20 años de prisión.
Al cierre de esta información, las tropas de Wagner estarían a menos de 350 kilómetros de Moscú, según La Vanguardia. Mientras tanto, en la periferia de la capital rusa se atrincheran camiones llenos de cemento.
Hace más de 30 años que Progozhin conoce a Putin, es decir, siete años antes de que se hiciera con el poder. Si puede haber amistad entre dos personas tan crueles, ellos son amigos.
Putin se ha apoyado en el grupo Wagner para presionar al ejército, es decir, al ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, y al jefe del Estado Mayor, Valeri Gerasimov. La estrategia ha sido un desastre; uno más, según el citado medio.
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