Amelia Calzadilla no es una influencer y ella lo deja bien claro. Sus directas nacen de la necesidad de “desahogarse” y de abordar los problemas que a diario agobian a los cubanos, porque siente y conoce que tiene derecho a la libertad de expresión.
“El centro de la atención no soy yo, es Cuba”, dijo la joven en su última directa, en la que abordó la pasada sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) con su estilo directo, coherente y que conecta de manera especial con los cubanos.
Su directa de Facebook fue celebrada por casi 3,000 cubanos, mientras que en otras redes sociales, cientos de personas comentaron sus palabras y alabaron su elocuencia. "Amelia Calzadilla superó a toda la Asamblea Nacional en una sola sesión", sentenció el locutor Yunior Morales en sus redes.
La “emigración masiva” y otros síntomas de la crisis estructural que vive el país, fueron señalados por Calzadilla como el resultado de la mala gestión y la crisis económica provocada por el gobierno de Miguel Díaz-Canel.
La decadencia del sistema de salud pública, la crisis de la vivienda, son problemas de la realidad cubana que motivaron a la joven a sentarse a ver la última sesión de la ANPP para conocer cómo se referían a estos los diputados.
“Hablar sin decir” es uno de los problemas que señaló Calzadilla a los diputados, que manejan una retórica vacía sin explicar las causas y proponer soluciones a los problemas que abordan. “Creo que es intencional, no es un problema de oratoria”, consideró la joven, criticando el uso de ese discurso que libera al diputado de asumir compromisos concretos.
Un segundo elemento común a los diputados cubanos es el “discurso triunfalista”, quienes trufan sus intervenciones de frases optimistas (“ahora sí”; “sí podemos”) sin el más mínimo pudor luego de casi 65 años gobernando sin oposición en la isla.
Al respecto, la joven invitó a los comunistas a releer “La historia me absolverá” para comparar el diagnóstico de Cuba en 1953 con el actual, y analizar cómo es posible que el famoso discurso sirviera de argumento ante la justicia para justificar acciones violentas y tomar el poder por las armas.
“No eran unos cuantos gritando Libertad”, dijo, comparando el método empleado por los revolucionarios con los de activistas e integrantes de la sociedad civil de la Cuba actual, sin derechos y libertades como los de aquella República cuyos males justificaron la violencia liderada por Fidel Castro.
Un tercer elemento común a los diputados es el “anexionismo”, ya que ninguno de ellos se cuestionó el latifundio de la tierra que propuso el régimen a empresarios rusos. Un régimen que da la espalda a las necesidades de los campesinos, que no escucha sus reclamos y que entrega en usufructo la tierra al capital ruso, mientras se rasga las vestiduras por la soberanía amenazada por el capital estadounidense.
Calzadilla se detuvo a explicar la gravedad y la preocupación que le genera ese problema de la penetración de la oligarquía rusa en la economía del régimen, dejando al cubano fuera de la gestión de la riqueza nacional, con la consecuente pérdida de soberanía que ello supone.
“¡Un país en colapso económico y la ANPP hablando de Buena Fe!”, se indignó la joven, que también dedicó tiempo a analizar la situación de los adultos mayores en medio de la crisis actual.
La violencia, la corrupción, la delincuencia y el crimen azotan a la sociedad cubana, y Calzadilla se refirió a ello también. Haciendo un repaso exhaustivo de la situación de la seguridad social y ciudadana del país, la joven subrayó la escasez de medicamentos.
“Ustedes quieren perpetuarse en el poder con la figura de una acción de gobierno que tiene como centro al hombre”, dijo Calzadilla poniendo en duda el mantra de la llamada "revolución".
Además, analizó el empecinamiento del régimen en “perfeccionar la empresa estatal socialista”, cuya productividad, según Calzadilla, “está condenada al fracaso… espero que no me metan presa por eso… esto es un acto de honestidad”.
“El trabajador cubano ha visto perder su nivel adquisitivo. Su salario ya no vale nada”, dijo Calzadilla analizando el precio de la botella de aceite, que costaba 42.50 pesos cuando el gobierno fijó los precios de la canasta básica con la “tarea ordenamiento”, y que ahora cuesta 1,200 pesos, o más.
La política de precios y la especulación, la producción de alimentos, el ciclo vicioso de la importación y el papel de las Mipymes en la economía cubana, también fueron problemas analizados por la joven.
“Esto no tiene ni pies ni cabezas”, dijo Calzadilla sobre la sesión de la ANPP. “Tiene que haber pluralidad de pensamiento en la Asamblea, para que no haya diputados hablando de Buena Fe, para solucionar los problemas del país”, concluyó la joven antes de decir sus últimas palabras en inglés para todos sus amigos extranjeros que se preocupan por su situación.
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