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Una cubana operada de cáncer solo tiene una bolsa de colostomía para recoger sus heces, por lo que debe reciclarla continuamente, ya que no hay ni en las farmacias ni en el hospital.
Dinorah García, jubilada de 62 años de La Habana, comenzó a atenderse en 2019 en el Hospital Oncológico por un problema ginecológico, donde se sometió a 29 radiaciones exteriores, tres interiores y cinco sueros. Pero ese tratamiento tan fuerte le dejó secuelas, como una fístula que la llevó a tener que hacerse una colostomía.
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"Ahí es cuando comienza mi tormento, ya que desde noviembre que fui operada no he podido adquirir las bolsas de colostomía por la farmacia o el hospital, ya que se carece de este material. Debido a esto no puedo llevar una vida normal, ni tan siquiera salir de casa, dependo de los vecinos para adquirir los productos y algún que otro favor, pues solo tengo una bolsa, la cual está ya en malas condiciones, pues tengo que reciclarla, ya que es la única que me queda", detalló.
El caso de Dinorah fue publicado en el grupo de Facebook "VENTAS EN LA HABANA", por la usuaria Karina Bosa, quien precisó que como a su amiga solo le queda una bolsita se la pega con precinta.
"Por favor, pido ayuda a todas aquellas personas que tengan algún contacto sobre este tema", suplicó la afectada.
En los últimos tiempos se ha agravado la escasez de bolsas de colostomía en Cuba, tal como muestran las peticiones en las redes sociales de personas que no las encuentran ni en farmacias ni hospitales, mientras se venden hasta en 500 CUP en el mercado negro.
Se trata de un artículo de primera necesidad para pacientes de cáncer, imposibilitados de evacuar sus heces de forma normal.
A finales de abril, una cubana de Las Tunas sobreviviente tres veces al cáncer denunció que como las bolsas de drenaje para recoger sus materias fecales están en falta, se las cambia cada cinco o seis días, en vez de diariamente, como debería.
Elaine Descano, residente en el municipio de Manatí, relató entonces que solo contaba con un paquete de bolsas y que después no sabía qué iba a hacer.
En marzo, una cubana pidió ayuda para una niña con colostomía que estaba pasando una situación muy dura, pues no tenía bolsas colectoras.
La mujer reveló que la madre de la menor intentó utilizar las bolsas que tiene, pero le estaban generando daños en la piel a la niña, porque se las tuvo que sellar hasta con scotch tape.
El pinareño Raúl de la Nuez Díaz utilizaba en noviembre del pasado año jabas de plástico para recoger sus heces, porque desde hace meses en las farmacias no vendían las bolsas que tanta falta le hacen.
Operado de cáncer de colon en 2016, el hombre estuvo unos seis meses sin poder adquirir ese insumo, que el Estado vende de manera racionada y solo puede ser adquirido ocasionalmente en el mercado informal.
También Lianis Romero pidió ayuda para su hijo, de cuatro años, porque no tenía un tipo específico de bolsas de colostomía que no le provocaran alergia.
"Por favor, si alguien quiere donar, vender o cambiar por otras que tengo y que no le sirven o por otra cosa que necesite, que me escriba", dijo la mujer a finales de 2022.
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