La cantante española Rozalen fue a Cuba, cantó en la sala Covarrubias del Teatro Nacional, visitó solares en La Habana Vieja, dialogó, debatió, rio y lloró, vivió emociones encontradas y volvió a su tierra con un mensaje para los cubanos: “Merecéis todo lo bueno”.
Invitada a la Feria Internacional Cubadisco 2023, la albaceteña llegó a Cuba con las emociones a flor de piel. “Lloro de la alegría por el precioso recibimiento… Aún no me lo creo”, dijo en sus redes sociales nada más llegar, acompañando sus palabras con una foto con el capitolio y almendrones rosaditos detrás.
Vio la puesta del sol en el Malecón, retrató fascinada las ruinas del cine Actualidades, admiró “la cruel belleza de los edificios en decadencia”, y cómo no, se hizo una foto con Silvio Rodríguez, autor de “Ojalá”, una de las primeras canciones que aprendió la castellano-manchega.
Confesó que “soñaba con ir a cantar a Cuba desde que hago canciones”, y cumplió su sueño. Declaró su admiración por una música que sirve de “faro” para la sociedad, consciente de “la situación delicada del país”, que vive a oscuras, pero iluminado por sus incombustibles sones.
Rozalén estuvo en Cuba hace seis años, al parecer en un mal momento emocional, “con el corazón hecho pedazos”, pero allí, en medio de la dictadura más afinada del mundo, le florecieron “girasoles”, esas galanterías que siguen el movimiento del astro rey. Allí “la gente no puede ser más bonita ni enseñarte tanto en tan poco”, sintió Rozalén.
Sin embargo, ese pueblo parece que tiene dos tipos de hijos, los "bonitos" y los "feos", los que enseñan la “belleza” de las ruinas y los que maldicen su existencia, junto a la de los responsables de que la ciudad colonial y republicana desaparezca convertida en un reservorio de exótica pobreza.
Por eso Rozalén, en sus redes sociales, también dedicó una línea a esos otros cubanos que no comprenden su fascinación por un país sometido por sesenta años al mismo modelo de dominación, a un régimen totalitario que deja a los cubanos desarmados y desarticulados como sociedad e individuos sin derechos ni libertades.
“También muchxs han volcado su dolor y su rabia hacia mí”, dijo la española, reconociendo su dificultad para “expresar cómo me siento, estas emociones encontradas, este esfuerzo por comprender y empatizar”.
Pero los cubanos "buenos" no le ocultaron la “realidad”. Rozalén vio “la crisis del carburante, las largas filas en la calle para comprar alimentos, la falta de medicamentos, la migración…”. Sin embargo, parece que en sus diálogos y encuentros con gente "linda" le explicaron que era culpa del “bloqueo” y no de quienes gobiernan Cuba de manera violenta, ineficaz y excluyente.
Quizás algo de eso vio la española, porque en su mensaje a los cubanos dijo que “las sociedades evolucionan. Viven mejores y peores momentos. Todo muta. Todo cambia”.
Pero ahí ya no entró su verbo. Su palabra fue para “ensalzar las bondades del pueblo cubano por encima de todo”, no para decirles “ánimo chicos, llegará la Libertad, también nosotros tuvimos un dictador y ahora somos un país libre y próspero. ¡Coraje, llegará el día!”.
Reservada, la cantante se limitó a decir “merecéis todo lo bueno, por eso nos importáis”.
Entrevistada hace justamente cinco años por la revista Plácet, Rozalén dijo que no le gustaba “ver el odio disparado gratuitamente en las redes sociales”.
Al momento de redactar esta nota, su publicación en Facebook acumula más de 600 comentarios, entre ellos los de la cantante española Beatriz Luengo y su esposo, el cantante cubano Yotuel Romero, quienes contestaron sin odio, con respeto y cariño hacia ella, pero con la verdad por delante.
“Quiero añadir una última cosa…”, dijo Rozalén en los comentarios de su publicación, en los que pudo ver la herida abierta de muchos cubanos que llevan con luto la patria por el mundo.
“Los que me conocéis sabéis de mi hipersensibilidad y cuáles son mis intenciones… Llevo muchos días llorando… Tengo mucho cariño a Yotuel y Beatriz Luengo y sé lo que esto les duele y afecta”, dijo.
“Acabo de ver el documental que han hecho sobre su historia, la represión, los amigos músicos presos… Y es importante escuchar y observarlo todo para entender la rabia y el dolor. Motivos tienen para la tristeza”, subrayó.
Y por último: “Es una mierda esta situación… Ojalá el amor esté por encima de todo”. Muchos coincidirán en lo primero, en lo segundo ya la cosa va por barrios.
Parece que la experiencia cubana de Rozalén se completó con los comentarios de quienes, como Beatriz y Yotuel, le dejaron ver con cariño que su visión estaba algo “parcializada y romantizada”.
Y quizás el complemento de realidad cubana, le dolió, le afectó. Pero como decía ella misma un 14 de mayo de 2018: “Los momentos difíciles han sido los que más me han hecho evolucionar”.
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