El Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) de Cuba denunció "actos de hostilidad" contra la selección que participó en el Clásico Mundial de Béisbol.
En una declaración, el organismo señaló que en el juego de semifinales entre Cuba y Estados Unidos, celebrado en el estadio LoanDepot Park de Miami, se produjeron "lamentables y peligrosos incidentes en contra del equipo cubano".
Según el documento, los peloteros cubanos fueron allí "a defender dignamente sus colores", pero tuvieron que arrostrar también "una agresividad vil y organizada", frente a mensajes de respaldo que recibieron de otras personas, en su mayoría cubanos, buena parte de ellos residentes en Miami.
"Con el claro propósito de desestabilizar a nuestros jugadores, se realizaron actos reiterados de diversa naturaleza contra ellos, contra la delegación que los acompañó y contra los seguidores de la escuadra cubana en el estadio. Estos incluyeron agresiones directas, amenazas, uso de lenguaje ofensivo y vulgar, ataques lesivos a la moral del equipo de Cuba y otros incidentes dirigidos a menoscabar el ánimo de los atletas y perjudicar el espectáculo", detalla.
El MINIREX acusó al personal del estadio y a autoridades locales de complicidad con quienes lanzaron objetos contra los peloteros y sus familias, miembros de la delegación, periodistas y espectadores que apoyaban a los cubanos.
También dijo que "supuestos espectadores" ingresaron al terreno, interrumpieron el juego y pusieron en peligro la seguridad de los jugadores, en alusión a los tres cubanos: el artista plástico Danilo Maldonado "El Sexto", Antonio Fernández y el periodista Carlos Manuel Álvarez -este último tiene prohibido volver a Cuba-, quienes se lanzaron al campo para protestar.
Pese a la supuesta complicidad de la que habla el gobierno cubano, los tres fueron detenidos y conducidos a la cárcel TGK del condado de Miami-Dade, y liberados al día siguiente tras pagar una fianza.
La declaración del Ministerio de Exteriores agrega que se gritaron ofensas y amenazas a los atletas, "lo cual atenta contra las reglas de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB)", y recordó lo que le pasó al lanzador Frank Abel Álvarez. Este estaba en una zona del dugout cuando perdió los estribos ante los gritos de un aficionado que lo increpaba desde las gradas y le lanzó la pelota.
A la Cancillería le molestó ver a exiliados cubanos que fueron al estadio portando banderas y pulóveres con frases contra de la dictadura, que según el organismo tenían un "lenguaje obsceno y vulgar" e "imágenes ofensivas".
"Todas estas acciones eran causas suficientes para la expulsión inmediata, citación, arresto u otras consecuencias legales, que en esta ocasión no se produjeron", reprochó el MINREX.
El organismo asegura que "el equipo Cuba no participó en el evento en condiciones de igualdad", pues desde antes del inicio tuvo que enfrentar un proceso complejo y discriminatorio en el que las autoridades de las Grandes Ligas del Béisbol recibieron con demora la autorización de licencias de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, lo cual puso en peligro la participación cubana en el Clásico.
Por último, el régimen acusa a Miami de mostrar un "clima de agresividad" hacia los atletas cubanos, y asegura que "no reúne las condiciones mínimas para ser sede de un evento internacional".
El comunicado del gobierno sigue la misma línea del entrenador Germán Mesa, jefe técnico del equipo cubano, quien a su regreso a la Isla dio a entender que hasta combatieron al público durante el juego del domingo en Miami, en el que fueron vapuleados por el team estadounidense.
"Derrochamos coraje. Nos fajamos incluso hasta con el público, que fue bien intenso. Fueron bien hostiles con nosotros. Bueno, nosotros así seguimos echando para adelante siempre pensando en Cuba", dijo Mesa en el recibimiento oficial a la selección en el aeropuerto de La Habana, en presencia del gobernante Miguel Díaz-Canel.
En Miami, el alcalde Francis Suárez aseguró que investigará la prohibición de ingresar carteles contra el régimen cubano en el estadio de los Marlins el domingo pasado.
"No es claro por qué cambió la política. Se pudo haber interpretado como algo ofensivo que pudo dañar a los fanáticos del equipo", aseguró a Yuniesky Ramírez, reportero y presentador cubano de Telemundo 51.
Suárez confirmó que sostendrá una conversación con las autoridades para que no suceda de nuevo esta situación, que el estadio es pagado con dinero de los contribuyentes y que ese tipo de actitud puede interpretarse como una ofensa para los fanáticos.
Previo al partido, opinó que la decisión no tenía sentido, cuando viven en un país libre "donde deberemos de poder expresarnos libremente".
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