Un tiroteo ocurrido la noche de este jueves en un centro de Testigos de Jehová de Hamburgo, dejó al menos ocho personas muertas, entre ellas, el autor de la matanza, quien se quitó la vida en el lugar de los hechos.
La masacre fue perpetrada presuntamente por un individuo de 35 años identificado como Philipp F., quien llegó al salón de los Testigos de Jehová, en el distrito de Gross Borstel, y mató a siete miembros de esa comunidad allí reunidos, dijo la policía, que no ha esclarecido las causas del tiroteo, según trascendió en una nota de El País.
Las autoridades informaron que hay ocho heridos, cuatro de ellos de gravedad.
El atacante, de nacionalidad alemana, se habría disparado luego de cometer el crimen; no tenía antecedentes penales ni era buscado por los agentes policiales.
De acuerdo con la información revelada por los medios, Philipp F. tenía permiso desde el mes de diciembre para portar un arma automática, la misma que habría usado para disparar a los miembros de la comunidad religiosa.
El canciller alemán, Olaf Scholz, exalcalde de Hamburgo, opinó que se había tratado de “un acto de violencia brutal”. Hamburgo es la segunda ciudad más grande de Alemania,
El portavoz de la policía, Holger Vehren, dijo que después de que los agentes llegaran y encontraran a personas con aparentes heridas de bala en la planta baja, oyeron un disparo desde un piso superior y encontraron a un hombre muerto en el piso superior, reportaron agencias alemanas.
Ese individuo podría haber sido el autor de los disparos, dijo Vehren, añadiendo que no había indicios de que el tirador se hubiera dado a la fuga.
"Según el estado actual de las cosas, suponemos que hay un solo autor", dijo más tarde la policía de Hamburgo en Twitter.
La asociación de los Testigos de Jehová en Alemania emitió un comunicado que decía: "La comunidad religiosa está profundamente entristecida por el horrible ataque contra sus miembros en el Salón del Reino de Hamburgo después de un servicio religioso".
El mes pasado trascendió la noticia de que al menos seis personas murieron en un tiroteo en una zona rural del condado de Tate, cerca de la frontera entre Mississippi y Tennessee, en el sur de Estados Unidos.
Otro tiroteo masivo, esta vez ocurrido en Míchigan, dejó un saldo de tres muertos y cinco heridos graves, situación que obligó a cancelar las actividades del campus por 48 horas.
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