Régimen cubano no ve cambio real en relaciones con Estados Unidos

Según el vicecanciller cubano, EE.UU. debería retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, suprimir el Título III, invalidar la lista de entidades restringidas, dejar la persecución del combustible, o cesar la persecución de la cooperación médica.

El vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío © Captura de video / Prensa Latina TV
El vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío Foto © Captura de video / Prensa Latina TV

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Este artículo es de hace 1 año

El régimen cubano afirmó que no se aprecian un cambio real en las relaciones bilaterales entre Cuba y Estados Unidos.

Así lo sostuvo en entrevista con medios oficialistas el vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío, quien acusó a la administración Biden de mantener la misma política hacia Cuba que Donald Trump.


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“Nosotros no vemos un cambio real en las relaciones bilaterales”, aseguró el diplomático, indicando que para que el cambio sea “significativo”, Estados Unidos tendría que hacer movimientos como la retirada del Título III de la ley Helms-Burton, entre otras concesiones a La Habana.

Además, según Fernández de Cossío, el presidente Joe Biden debería retirar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, suprimir la lista de entidades restringidas, dejar la persecución del combustible que afecta a la economía, o cesar en su persecución de la cooperación médica del gobierno cubano.

“Todo ello son políticas que llevan el sello de Trump, pero que las sigue aplicando el gobierno actual de EE.UU., sin ni siquiera justificar por qué lo hace”, señaló el diplomático sin aludir a los argumentos esgrimidos por el gobierno actual para su toma de decisiones.

Para el vicecanciller cubano, todo eso no persigue más que un fin que obsesiona a la clase política estadounidense: “la subversión en Cuba”.

Las nacionalizaciones sin indemnizar, el apoyo del régimen cubano a narco guerrillas, a terroristas buscados por terceros países, sumado a su alineación con las políticas de confrontación de aliados como Rusia o Irán, no fueron mencionadas por el funcionario; como tampoco el escándalo mundial que supone un modelo de “cooperación médica”, criticado por gobiernos y organismos internacionales por “esclavitud moderna”.

En relación con los acuerdos migratorios y el éxodo masivo de cientos de miles de cubanos en el último año, La Habana echa balones fuera y culpa a Washington de una crisis migratoria sin precedentes en la historia de las relaciones entre ambos países.

“Estados Unidos estimula el robo y la piratería aérea o naval como una forma efectiva de emigrar”, denunció el diplomático, evidenciando el disgusto del régimen cubano por la concesión de asilo al piloto Rubén Martínez Machado, quien llegó a ese país a bordo de una avioneta AN-2 sustraída de Cuba.

Al no devolver al joven piloto a las autoridades cubanas, “el gobierno de EE.UU. se convierte en cómplice y participante de un acto de secuestro”, señaló Fernández de Cossío. Mientras Estados Unidos “adopta medidas y acciones de este tipo, no se puede decir que tenga el propósito real de ponerle fin a la emigración irregular”, concluyó.

Insistiendo una vez más en su argumentario, el vicecanciller cubano indicó que “lejos de responder a sus intereses nacionales en materia migratoria, lo que pesa para EE.UU. es la subversión política en Cuba”.

Sin aludir a las crecientes protestas y reclamos de la sociedad civil cubana, enfocadas en un cambio que traiga derechos y libertades sobre los que construir una sociedad con prosperidad y justicia, Fernández de Cossío criticó las exigencias estadounidenses de liberar a los presos políticos en Cuba y cesar la represión contra la libre expresión, el activismo y la oposición en Cuba.

“Ahora pretende pedirle gestos a Cuba, y que Cuba tiene que dar un paso. Es un reclamo irrazonable. ¿Por qué le va a tocar a Cuba, que no ha cometido ninguna acción hostil contra Estados Unidos, corregir el estado actual de las relaciones?”, se preguntó el vicecanciller, conocedor a fondo de las conversaciones históricas entre ambos países, en las que se acordó no utilizar la migración masiva y forzada como “acto hostil”.

Jugando una vez más el papel de Estado soberano en el escenario internacional -mientras ejerce el poder de manera ilegítima, totalitaria y violenta-, el alto funcionario de la cancillería del régimen se mostró indignado y sarcástico con la exigencia de Washington de liberación de los presos políticos, a los que Fernández-Cossío llamó solamente “presos”.

En otra muestra de la importancia que concede Estados Unidos a la situación de los derechos humanos en Cuba, el diplomático dijo que el diálogo bilateral “conlleva peticiones específicas, como que Cuba libere presos”.

“¿Qué tienen que ver los presos en Cuba con la persecución del combustible?… Todo eso son pretextos utilizados históricamente por EE.UU. cuando no quiere actuar”, sentenció el representante de un régimen que tembló hasta los cimientos cuando el presidente Barack Obama decidió actuar.

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