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El actor cubano Mario Guerra, quien celebra este cinco de marzo su cumpleaños 63, dijo que la vida te da sorpresas.
Referente obligado del teatro, el cine y la televisión, Guerra llega a este cumpleaños experimentando otra faceta suya en la vida y es que el artista, con una prolífica carrera como actor, le ha dado una oportunidad a la panadería, un oficio "bonito y duro" del que se siente orgulloso a sus 63.
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"'Hoy' encontré este bonito y duro oficio. Not body is perfect. Y estoy orgulloso. Sorprendido de mí. Sin contradicciones. A veces, mientras horneo, pienso en Blasted, el texto de Sarah Kane y casi me quemo los dedos. Un anuncio del valor que deben tener el equilibrio y la prioridad", anunció este domingo.
El actor confesó que no hay nada como las experiencias, a propósito de su nuevo emprendimiento.
"Así lo tomo. Con el mismo Flow con que interpretaré un día a Ricardo III. Pa' arriba del lío", ha reafirmado.
Artistas y personalidades del cine y el teatro no dejaron pasar el momento de felicitarlo y expresar su cariño hacia el actor.
La editora de cine Libia Batista se refirió a él como un ser maravilloso y "con unos sentimientos para envidiar".
También extendió sus felicitaciones el actor Jorge Molina, quien insertó una foto de Guerra y la hija de Molina en el set de filmación de Tundra, el corto de ficción de José Luis Aparicio.
Mario Guerra, que suma más de 40 años de trayectoria artística, formó parte del prestigioso grupo de aficionados Olga Alonso, y luego comenzó a trabajar con grupos profesionales como Plaza Vieja, Anaquillé, Conjunto Dramático del Teatro Nacional de Cuba y el dirigido por Paco Alfonso.
Su férrea voluntad de convertirse en actor lo llevaron a principio de los años 80 a contactar con Mario Balmaseda, quien le ofreció trabajar como voluntario durante dos años sin remuneración económica en el Teatro Político, aunque no como actor, sino como utilero y carpintero.
A la muerte de Balmaseda, Guerra se despidió con un emotivo texto en el que dijo sentirse privilegiado de haber estado tan cerca del desaparecido actor, a quien calificó de “familia” y cuya riqueza intelectual y espiritual exaltó.
A pesar de su difícil comienzo, Guerra se convirtió en un actor de culto, al protagonizar obras de teatro como Delirio Habanero, del director Raúl Martín; Electra Garrigó, del escritor Virgilio Piñera, y Manteca, de Teatro de La Luna, donde trabajó sistemáticamente en varias puestas.
En el cine, comenzó su carrera con un cortometraje protagonizado en 1991 inspirado en el cuento de Hemingway Los asesinos.
Desde entonces, Guerra ha participado en más de 10 producciones cinematográficas, entre las que se encuentran Chico y Rita, del director español Fernando Trueba; Ciudad en rojo, de la directora cubana Rebeca Chávez; e Insumisa, del propio Fernando Pérez.
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