Preocupación entre campesinos por aumento de robo de ganado en Las Tunas

La poca importancia a las denuncias, la falta de colaboración para identificar los raptores y probarles el hecho, la vigilancia prácticamente nula en numerosas zonas, contribuyen a que el hurto del ganado siga siendo una realidad.

Res muerta (imagen de referencia) © Wikimedia Commons
Res muerta (imagen de referencia) Foto © Wikimedia Commons

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Este artículo es de hace 1 año

La preocupación de los campesinos de Las Tunas por el aumento del robo del ganado en ese territorio ha crecido en medio de la impunidad de los delitos y en un contexto de escasez de alimentos que conduce al hurto y sacrificio ilegal de las reses para vender la carne en el mercado informal.

Según trascendió en un texto del diario local Periódico 26, no solo se incrementan estos delitos sino que también continúa la tendencia de culpar a los ganaderos por mantener sus animales sueltos en el potrero.


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"Mientras no se comprenda que institucionalidad es que las vacas tienen que dormir en el potrero y los ladrones tras las rejas, en vez de estos sueltos y las vacas bajo la almohada de los campesinos, no se resolverá el problema del hurto de ganado. Y es que el sacrificio ilegal, que tiene disímiles variantes (conocidas y por conocer), depende en gran medida de la estabilidad proteica (carnes) en un entorno al alcance de la gente", refirió la nota.

De acuerdo con el reporte, la poca importancia a las denuncias, la falta de colaboración para identificar los raptores y probarles el hecho, la vigilancia prácticamente nula en numerosas zonas, contribuyen a que el hurto del ganado siga siendo una realidad en Las Tunas.

"Me robaron la yunta de bueyes mientras almorzaba, ni almorzar uno puede porque el ladrón está velando la primera oportunidad; sin embargo, el culpable soy yo porque tenía que haber entrado los bueyes para el comedor para no darle chance al bandido", comentó un campesino.

La sustracción del ganado también obedece a la crisis de alimentación en Cuba. Si el Estado garantizara la venta y distribución de carne, su expendio en el mercado ilegal no sería una realidad.

El medio oficialista, que reconoce que hay campesinos que cometen irregularidades en la tenencia del ganado vacuno, considera ilógico seguir culpando a la víctima antes ante la ineficiencia del gobierno.

Además del hurto y sacrificio ilegal de ganado en Las Tunas, que hacia finales de 2022 se acercaba a 3,000, el decrecimiento de la masa ganadera en la oriental provincia se agravó por la muerte de 11,595 cabezas de ganado ese año.

Un informe de la Delegación de la Agricultura en ese territorio señaló que el sector ganadero es muy vulnerable también por falta de alimentos.

En diciembre se contabilizaron en la provincia 244,000 cabezas de bovino, una masa muy inferior a la de décadas anteriores, asociado a la muerte de 11,595 animales y una natalidad de apenas el 41 % del plan al cierre de octubre.

Al cierre de enero, Camagüey, Sancti Spíritus, Las Tunas y Matanzas acumularon 7,647 robos y sacrificios de ganado, según cifras del gobierno, que admitió su impotencia para frenar la ola delictiva con elevadas condenas de cárcel y culpa a ganaderos privados y empresas estatales por el descontrol de sus reses.

Los argumentos oficialistas para el hurto de los animales son el descontrol de la masa ganadera por parte de vaqueros privados y empresas estatales, que realizan conteos de reses sin profundidad, periodicidad y la responsabilidad requeridas, pero no se refieren a la escasez crónica de carne roja que padecen los cubanos y sus elevados precios en las tiendas estatales.

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