Más de 1,500 niños cubanos no acompañados arribaron a Estados Unidos por la frontera mexicana durante el pasado año, marcando un capítulo inédito en la agitada avalancha migratoria desde la isla.
Las estadísticas de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) muestran una escalada en los dos primeros meses del año fiscal 2023 (FY2023), que comenzó el pasado octubre, con la llegada de 583 menores cubanos no acompañados.
La cifra supera la mitad de todos los niños cubanos que entraron sin sus padres por puntos de la frontera sur durante el año fiscal 2022, cuando fueron registrados 966 en esta categoría migratoria. Si se suman los menores que llegaron no acompañados entre enero y noviembre de 2022, el total arroja 1,512.
El número deberá incrementarse cuando se registren los flujos migratorios del pasado diciembre, que deben difundirse la próxima semana. Fuentes de CBP adelantaron a CiberCuba que la tendencia se ha mantenido de manera creciente en las últimas semanas.
La llegada de menores de manera irregular y sin compañía a territorio estadounidense es un termómetro de la desesperación que caracteriza el éxodo imparable de cubanos, y un preocupante síntoma demográfico de un país que se está quedando sin jóvenes.
“Es un incremento realmente significativo”, comentó a CiberCuba Angel Leal, abogado de inmigración en Miami. “El peligro de dejar venir solo a un menor es terrible y entraña una responsabilidad parental quebrada, porque el niño o adolescente queda a merced de bandas de contrabandistas y criminales durante el viaje”.
Las edades de los menores cubanos recién llegados oscila entre 15 y 18 años, pero también han arribado niños más pequeños.
El procesamiento de estos casos se transfiere del Departamento de Seguridad Nacional (DHS/CBP) al Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS), que establece la custodia migratoria temporal del menor a través de su Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR).
Leal explicó que los menores llegados por puntos fronterizos sin acompañamiento están exentos de la deportación expedita y de la aplicación del reglamento de expulsión bajo el Título 42.
“La custodia migratoria del menor no puede exceder los 21 días, con la idea de retenerlos y procesarlos en el sitio menos restrictivo y más seguro posible”, precisó el abogado.
Luego de trasladar el caso a ORR, un funcionario del programa de asistencia de menores no acompañados se encarga del menor y trata de contactar a un familiar residente en Estados Unidos o designar un tutor para que lo acoja, mientras transcurre su proceso de asilo o ajuste de estatus migratorio.
Bajo el programa federal de protección para niños inmigrantes desamparados, las autoridades estadounidenses pueden enviar a los menores a albergues de Caridades Católicas.
Pero en el caso de los cubanos, mayormente los menores suelen hacer la travesía con familiares y amigos, y permanecen por escaso tiempo en los refugios antes de irse a vivir con un tutor o un miembro de la familia que ya estaba en Estados Unidos.
El número menores cubanos podría parecer irrelevante si se le contrasta con el total de 11,900 niños no acompañados de todas las nacionalidades que ingresaron irregularmente durante el período fiscal 2022.
Pero los expertos creen que el fenómeno infantil cubano está escalando niveles nunca antes vistos y no puede desestimarse que los menores no acompañados de Cuba sean ya el 12% entre los de otras nacionalidades con altos índices migratorios hacia Estados Unidos.
Las entradas de menores cubanos sin sus padres comenzaron a crecer vertiginosamente desde marzo de 2022 y escalaron el pico de 357 el pasado noviembre, coincidiendo con el agravamiento de las penurias de alimentos y medicinas, los apagones y la represión gubernamental contra los focos de protestas.
En los períodos fiscales precedentes se registró la llegada de 57 menores, en 2020, y apenas 32, en 2021.
“Estamos ante otro episodio de la gran tragedia cubana”, dijo a CiberCuba el académico Juan Antonio Blanco, analista internacional y experto en asuntos cubanos. “La tendencia al envejecimiento poblacional en Cuba es más alarmante que en cualquier otro país del hemisferio, porque se están yendo los ciudadanos del futuro y el índice de natalidad es insuficiente para remplazarlos a mediano y corto plazos”.
Blanco opina que los patrones migratorios cubanos se están equiparando con los de América Latina, y la salida de muchos padres angustiados es dejar escapar a sus hijos adolescentes y jóvenes en busca del sustento y las oportunidades canceladas en la isla.
“Comprendo que los padres están entre la espada y la pared pensando en el futuro de sus hijos, pero los peligros de estos viajes son inmensos para los menores”, consideró el abogado Leal. “Cuba puede ser un infierno, pero no aconsejaría a nadie arriesgar la vida de un niño en una aventura tan incierta y brutal”.
El pasado noviembre, el gobierno cubano advirtió que podría encausar a ciudadanos que realicen salidas ilegales con menores por vía marítima, luego de varios naufragios e incidentes trágicos en el Estrecho de Florida, así como la devolución de algunos balseros con niños pequeños, algunos incluso con meses de nacidos.
La Fiscalía General de la República de Cuba dijo que que llevar menores en salidas ilegales puede encuadrarse en el delito de “actos contrarios al normal desarrollo del menor”, según las leyes vigentes en el país.
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