Muerto Luis A. Rodríguez López-Calleja, Raúl Castro tiró de manual del II Frente Oriental y ordenó a Quintas Solá que diseñara una dirección colectiva para Gaesa; pero no contó con las aspiraciones de la casta enguayaberada que también quiere comer jamón y reclama el traspaso de activos en poder de los militares a manos civiles.
Manuel Marrero fue el designado por Quintas para la encomienda, que obliga a visitas casi diarias y estancias de hasta cuatro horas en el cuartel general del Grupo de Administración de Empresas, S. A. (GAESA), donde aparenta tranquilidad; mientras aguarda por una auditoría en Gaviota y otros regimientos del cuarto ejército cubano; dolarizado desde la gorra hasta las botas.
La propuesta militar está encontrando resistencia en Ramiro Valdés, Miguel Díaz-Canel, Ricardo Cabrisas, Alejandro Gil Fernández y Juan Carlos García Granda, que defienden la desmilitarización del sector exterior de la economía cubana.
Cabrisas y Gil Fernández, con el apoyo de Valdés y Díaz-Canel, razonan que las sanciones norteamericanas contra GAESA y su repercusión en el jugoso y perdido negocio de las remesas, aconsejan una gradual desmilitarización económica.
Los militares contraponen que ellos son mejores gestores que los civiles, aunque la ruina de Cuba descalifica a ambos bandos como administradores, solo unidos en el interés en llegar a la muerte de Raúl Castro en la mejor posición posible de cara a una negociación definitiva con Estados Unidos y el reparto de los activos de la nación que -legalmente- son propiedad estatal, es decir, de todo el pueblo cubano.
La bronca interna no coge al FARINT en su mejor momento por los padecimientos de salud de su ministro, Álvaro López Miera, el menos viejo de los generales de cuerpo ejército e incondicional de Raúl Castro; que reforzó la cúpula castrense con la vuelta al Buró Político de Ramón Espinosa Martín, que mantiene el control, a través del jefe de Estado Mayor, general de división Roberto Legrá Sotolongo, ex subordinado suyo en el Ejército Oriental y a quien promovió a viceministro, recientemente.
El choque de trenes, que a algunos recuerda la trifulca entre los extintos López-Calleja y Rubén Martínez Puente, en una reunión ampliada del Buró Político, cuando el primero -agobiado por la parálisis turística por coronavirus- quiso hincarle el diente al sector del arroz con frijoles (consumo interno); obligará a Raúl Castro a hacer -otra vez- de árbitro, circunstancia indeseable a sus 91 años.
La propuesta inicial de desmembramiento de GAESA, que reavivó la bronca interna, establece la división del ejército dólar en cuatro divisiones:
1.- Inmobiliaria y banca, bajo el mando de la primer coronel Ania Guillermina Lastres Morera, actual presidenta ejecutiva interina.
2.- Turismo, excepto marinas, bajo el mando de la coronel Perla Rosales Aguirreurreta; hija de Ulises e interventora general de Habaguanex, tras el fallecimiento de Eusebio Leal.
3.- Comercio y Telecomunicaciones, bajo el mando del coronel Fidel Castro Puebla; hijo de Teté y Raúl Castro Mercader.
4.- Marinas, Logística e Industrias Militares, bajo el mando del contraalmirante Raúl Finalé Sánchez. Las marinas y la Zona Especial de Desarrollo de Mariel son negocios claves en una Cuba postembargo estadounidense, atendiendo a la posición geográfica y volumen de tráfico marítimo en las inmediaciones de la isla.
Varias fuentes aseguran en que las marinas cubanas, desde el Cabo de San Antonio hasta Baracoa; excepto la habanera Hemingway e incluido el histórico puerto de La Habana; previsto para amarres de yates y una terminal de cruceros, están ya en manos de los herederos de Raúl Castro; mediante el sistema de acciones endosadas a sus nombres, pero CiberCuba no ha podido contrastar sus afirmaciones.
"Fíjese como está la cosa, que cuando Díaz-Canel sale a navegar o pescar, lo hace desde marina Chapelín, en Varadero; subordinada al Ministerio de Turismo y de uso general, pero no tiene libre acceso al resto de las marinas, incluidas las exclusivas de (Ciénaga de) Zapata -casi un coto exclusivo de Raúl (Castro)- y la zona especial de Cayo Saetía", afirmó uno de los hombres de confianza de Raulito Finalé, en el famoso balneario cubano.
La resistencia al predominio militar sobre la economía no es nueva, porque ya ocurrió ante el embullo Obama, cuando Ramiro Valdés lideró el reclamo ante Raúl Castro; advirtiéndole que el arreglo con Estados Unidos pasaba por garantizar a todos los sectores del tardocastrismo una participación proporcional en la piñata; entonces, los partes diarios de la Contrainteligencia y el reflexionante en jefe evitaron que la sangre llegara al río.
La novedad en la bronca que se libra entre ambas facciones es el posicionamiento del ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, considerado por muchos como un delfín de Marrero; pero que ya avisó de su malestar, ausentándose de un evento gourmet en Varadero y que se siente maniatado por el predominio de Gaviota en su ministerio.
"Juan Carlos (García Granda) es capaz y quiere hacer muchas cosas, pero no lo dejan", apuntó un colaborador cercano del ministro, que definió como "pésima" la situación de los abastecimientos y de "gran incertidumbre ante lo que pueda pasar", el ambiente en el Ministerio de Turismo (MINTUR).
La facción liderada por Valdés y Díaz-Canel rechaza que el coronel "sin tirar un tiro" Carlos Latuff Carmenate, ex cuadro de la UJC en Villa Caleta (Varadero) y "consumado trepador desde su puesto de barman para los fallecidos Julio Casas Regueiro y López-Calleja", pretenda hacer y deshacer en el MINTUR, que afronta dificultades para comprar leche, bebidas alcohólicas, refrescos, cárnicos y confituras.
"La supuesta solución de autoabastecernos mediante la compra de cerdo a las Mypimes, así como viandas y frutas es una fuente de conflictos, porque resulta difícil encontrarlos e incrementa mucho los costos y precios. A estas alturas, no sabemos qué podremos ofertar en cenas y actividades a la población por fin de año", concluyó.
El predominio de los militares en el turismo y el desarrollo inmobiliario vinculado al frente exterior viene de lejos, cuando Raúl Castro se adueñó del proyecto de ampliación del Centro de Negocios Miramar, que se extendería, en la manzana oeste contigua, hasta la entrada del hotel Comodoro, en calle 84; con capital israelí y quitó al MINTUR e Iberostar el rascacielos Primera y D, en el Vedado.
Pero el actual escenario, caracterizado por un estado fallido, la vejez de los protagonistas de la revolución que sobrevivieron a Fidel Castro y la falta de empatía de Díaz-Canel con la masa; "complican las soluciones adecuadas en un tablero cada vez más inestable", valoró un ex vicepresidente del Consejo de Ministros, que aseguró desconocer los planes de división de Gaesa y la resistencia liderada por Ramiro Valdés y Díaz-Canel.
"Ramirito y Raúl son referentes, pero recuerda que todos nos pusimos viejos, y los jóvenes no nos escuchan, pese a nuestra experiencia de gestión y que fuimos capaces de superar el Período especial...bueno, como hicimos nosotros con nuestro padres, cuando emprendimos la revolución".
¿Qué opinas?
VER COMENTARIOS (5)Archivado en: