En el marco de la primera Feria Internacional de Turismo Médico orientada a atraer capital extranjero, Cuba firmó nueve contratos comerciales para aumentar el turismo de salud en la isla, en medio de una de las peores crisis sanitarias en la sociedad cubana.
El evento sesionó en el recinto ferial Pabexpo, de La Habana, bajo la sombrilla de la Décimoquinta Feria de Comercial Salud para todos del 17 al 20 de octubre.
De acuerdo con el medio estatal Granma, participaron empresarios y turoperadores de 28 países -70 naciones menos de las presentes en la décimocuarta edición celebrada en abril de 2018, según la base de datos de literatura médica cubana, CUMED. No obstante, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, lo considera como un "alto nivel de participación".
“Se firmaron nueve contratos, siete cartas de intención y 23 suplementos a contratos que se encuentran en ejecución”, resalta, como un logro, el medio oficialista sin dar más detalles.
De acuerdo con declaraciones del viceministro de Salud Pública, Luis Fernando Navarro Martínez, durante el acto de clausura celebrado en el Palacio de Convenciones, la Feria contó con la participación de 64 compañías extranjeras, provenientes de más de 19 mercados.
Solo la acreditación para acceder al evento como visitante ascendió a un costo de 2,400 CUP, unos 20 dólares al cambio oficial, mientras que el alquiler del stand llegaba a 3,600 CUP por metro cuadrado, es decir, 30 dólares. Se desconoce el monto de la inversión para la celebración del evento, auspiciado por nueve ministerios cubanos, incluido el de Salud Pública y otras entidades estatales, asi como por la Organización Mundial de la Salud, según información del catálogo de la Feria.
Además de las compañías extranjeras, participaron 61 entidades nacionales, mayormente las pertenecientes al grupo empresarial BioCubaFarma, así como pequeñas y medianas empresas privadas, agrega Granma.
Juan Carlos García Granda, titular del Ministerio del Turismo de Cuba aludió a “los programas para mejorar la calidad de vida” con los que supuestamente cuenta el país para erigirse en referente mundial de salud.
Lo anterior contrasta con el posicionamiento de Cuba como el país más miserable del mundo, donde más del 72% de los cubanos vive por debajo del umbral de la pobreza e ingresos de $1,90 dólares diarios, de acuerdo al Índice Anual de Miseria Hanke 2021 (HAMI, por sus siglas en inglés) y al quinto Informe sobre el Estado de los derechos sociales del Observatorio Cubano de los Derechos Humanos.
El ministro argumentó que "Cuba cuenta con infraestructura, profesionales altamente capacitados, red de servicios, programas líderes en el tratamiento de enfermedades como el cáncer y la diabetes".
Sin embargo, es palpable el deterioro de centros de salud y la crisis de insumos y medicamentos de los que no se puede garantizar ni el 60% de su producción, que incluye, citostáticos para diferentes tipos de cáncer, antibióticos, antipiréticos, tabletas prenatales y ácido fólico para las embarazadas. Alegan falta de materia prima y de fondos.
Las autoridades cubanas continúan apostando e inyectando capital a la expansión de la privatización de la salud para clientes foráneos, mientras cada año disminuyen las inversiones en la sanidad pública y asistencia social cuyos servicios e infraestructura agonizan.
Datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba (ONEI) dan cuenta de la disminución de inversiones en salud pública y asistencia social de 232,6 a 84,5 millones de pesos entre 2016 y 2020, aun cuando los ingresos totales en ese periodo muestran una tendencia ascendente de 6,507.7 a más de 9,000 millones de dólares anuales.
Esto significa que, por ejemplo, en 2020 se invirtió menos del 1% en salud pública y asistencia social. En 2021, pese a que las inversiones excedieron los 1,000 millones de pesos -probablemente en razón de la crisis de coronavirus- apenas constituyeron el 1,7% de los ingresos.
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