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Leticia Martínez Hernández, jefa de Comunicación del gobernante Miguel Díaz-Canel, criticó a los habaneros que protestan por la falta de luz, agua, comida y libertad en Cuba, y los tachó de personas egoístas e insensibles, que lo “tienen todo y quieren más”.
“Vengo de una ciudad molesta, irritada. De una ciudad que lo tiene todo y quiere más. Está bien querer más, no me opongo a ello, pero a veces se hace necesario mirar al lado y preguntarse sobre qué bases se levantan nuestros privilegios”, expresó la responsable de los mensajes que lanza la llamada “continuidad”.
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Martínez Hernández, más conocida en redes como @leticiadeCuba, arremetió este domingo contra los habaneros que han protagonizado jornadas de protestas pacíficas en casi todos los municipios de la capital, cortando el tráfico, haciendo sonar sus cacerolas y exigiendo el final de la dictadura, y un cambio que traiga libertad y prosperidad al país.
“Si usted quiere ayudar, vaya a La Coloma. O si no puede ir, done lo que tenga porque allí poco ha quedado”, recomendó la jefa de los voceros del régimen a los habaneros que han ejercido sus derechos a la libertad de expresión y manifestación, reproduciendo la lógica autoritaria común a los dirigentes cubanos, según la cual, ahora es momento de ayudar o callarse.
Sus palabras, compartidas a través de redes sociales, sintonizan con las del presidente del Consejo de Defensa Provincial y primer secretario del Partido Comunista en La Habana, Luis Antonio Torres Iríbar, quien dijo este viernes que las protestas ciudadanas en zonas de la capital "frenan el proceso de recuperación" tras el paso del huracán Ian.
En un intento de deslegitimar las manifestaciones, el funcionario admitió que "protestar es un derecho", pero argumentó que solo es lícito hacerlo “cuando los responsables, el estado y el gobierno están dejando de hacer lo que les compete”.
En línea con ese discurso, la responsable de la propaganda que esparce la dictadura a los cuatro vientos ensalzó la figura de su jefe, su cercanía, su paciencia y su afán de “explicar y volver a explicar”.
Con una retórica sensiblera y despojada de todo sentido de Estado o servicio público, y en la que brilla el adoctrinamiento con el que los "cuadros" sustituyen los procesos racionales de toma de decisión, la jefa de comunicación del Palacio de la Revolución describió los destrozos ocasionados por el huracán en La Coloma y la providencial visita del “presidente de la República”.
“En La Coloma hay mucho fango, un olor feo… Hoy estuve allí, y es impresionante la amabilidad de su gente”, dijo la funcionaria, a la que llamó la atención lo adaptados al desastre que parecían los niños en la localidad. “Corren de un lado a otro, como en un potrero enorme, y no parece importunarles la situación”.
Preocupada por su bienestar y su estabilidad psicológica, la comunicadora se preguntó pregunto “qué pasará por sus cabecitas, cómo se les explica lo que pasó y cuánto durará. ¿Querrán volver a la escuela? ¿Tendrán pesadillas? ¿Cuándo volverán a ver los muñes, jugar Minecraft, o tomar sencillamente un vaso de agua fría?”.
“Pienso en mis hijas, privilegiadas”, aseguró la bien pagada palaciega. Y con el rubor que le provocó la experiencia extracorporal, volvió a la carga contra los privilegiados habaneros. “Solo le pido a quienes me leen que no se quejen más. Un ejército de brazos y de mucho cariño necesita La Coloma”, concluyó.
"Lamentablemente hay un grupo de personas que de una manera muy vulgar, yo diría que de manera indecente, independientemente de las afectaciones que tienen, hacen unos reclamos desde posiciones de incomprensión total, retando y ofendiendo a la misma gente que está en función de sus problemas", dijo este domingo su jefe en el Palacio.
Acusando de vulgares, indecentes e incomprensivos a los manifestantes, el gobernante los calificó como gente que "reclaman todos los derechos que da la revolución", sin aportar lo suficiente al país. “Manifestaciones de ese tipo no tienen legitimidad”, zanjó Díaz-Canel en unas palabras que fueron transmitidas por la televisión estatal, presumiblemente redactadas a dos manos por Rogelio Polanco y Leticia de Cuba.
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