Cuba e Irán, aliados totalitarios en peligro

La crisis de Irán y Cuba tienen matices diferenciadores, pero sus semejanzas son asombrosas.

Díaz-Canel con vicepresidente de Irán, en Nicaragua © Estudios Revolución
Díaz-Canel con vicepresidente de Irán, en Nicaragua Foto © Estudios Revolución

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Este artículo es de hace 2 años

El reciente atentado contra el escritor Salman Rushdie y la revelación de un plan de Teherán para matar a John Bolton, ex consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos volvieron a poner los ojos del mundo sobre Irán; estremecido por una sucesión de huelgas y protestas desde hace años.

El gobierno iraní negó cualquier vinculación con el apuñalamiento de Rushdie, sin condenarlo y culpando a la víctima de su propia desgracia por ofender a millones de musulmanes; como reza la fatua vigente desde 1989, contra el célebre escritor.


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La semana pasada, Estados Unidos reveló los detalles de un complot iraní para asesinar a John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca durante la presidencia de Donald Trump. Según la acusación estadounidense, Shahram Poursafi, miembro de la Guardia Revolucionaria de Irán, habría intentado asesinar a Bolton en represalia por la muerte de su jefe, Qasem Soleimani.

El 17 de junio, en un discurso dirigido a los miembros del poder judicial, Alí Jamenei, Líder Supremo de la República Islámica, dijo: "El Dios de los años ochenta sigue siendo el mismo Dios que hoy". Tras su discurso, han aumentado los ataques contra manifestantes y activistas de todo tipo; con especial énfasis en sindicalistas, profesores, artistas, escritores, mujeres, estudiantes y defensores de los derechos humanos.

El 11 de julio de 2021 (11J), el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ordenó una guerra civil entre cubanos, y desató una cruel represión contra opositores y activistas; incluidos menores de edad y mujeres, que han acabado en las cárceles o en el destierro.

Pese a que el movimiento opositor en Irán está descoordinado y carece de liderazgo nacional -como ocurre en Cuba- el régimen de los ayatolás es incapaz de gestionar la grave crisis, que podría llevarle al colapso; como le pasa a Díaz-Canel, y ha recurrido a una escalada represiva sin precedentes, con amenazas de masacre incluso a mujeres; como pasa en Cuba, desde la manifestación pacífica del 11J.

En Irán, las huelgas y las manifestaciones están formalmente prohibidas desde la guerra con Iraq (1980-1988),y las protestas sociales son ferozmente reprimidas. Sin embargo, entre el 1 de mayo de 2021 y el 1 de mayo de 2022, se registraron 4,122 huelgas y protestas de trabajadores, profesores, funcionarios, pensionistas, trabajadores de hospitales, etcétera, etc.

La escasez de agua, que también padecen los cubanos, provocó violentas protestas en varias provincias de Irán, donde cientos de agricultores se rebelaron, siendo apoyados por sus vecinos más cercanos.Los manifestaciones protestaban contra la mala gestión del agua por parte de la mafia del agua creada por el régimen.

Irán, con un clima esencialmente árido, sufre actualmente una grave sequía, que afecta el consumo humano; mientras los apagones van en aumento, como ocurre en Cuba.

El régimen iraní teme a la convergencia de los diferentes movimientos de gremiales y populares de protesta, y ha desatado una ola represiva con detenciones, elaboración de expedientes judiciales basados en falsedades, acusaciones inventadas, y difusión de mentiras y calumnias contra los que se atreven a protestar; como sucede en Cuba.

Cécile Kohler y Jacques Paris, dos sindicalistas franceses del sector educativo, encontraron a conocidos colegas, durante un viaje turístico a Irán, la pasada primavera. Las autoridades iraníes los detuvieron y acusaron de espionaje; maniobra parecida a la de La Habana contra dos supuestos lanzadores de cócteles Molotov contra una tienda de un barrio habanero; medida activa de la Seguridad del Estado que no se han tragado los cubanos.

La diversidad geográfica de las protestas iraníes ejerce una presión considerable sobre la Seguridad del Estado, cada vez más violenta y represiva en su intento por mantener el orden vigente; como en Cuba; donde las autoridades viven con temor porque los manifestantes emprendan acciones más radicales y estén dispuestos a pagar el precio necesario para conseguir sus objetivos.

Durante 2022, Cuba e Irán han vivido una intensificación de la pugna entre sus caducos regímenes militares y sus pueblos; aunque en Teherán el ruido de la calle ya provocó la designación de un duro, Ebrahim Raissi, como presidente y la eliminación de la facción de poder considerada reformista; circunstancias no ocurridas aun en La Habana, pese al creciente desprestigio popular de Díaz-Canel; e incluso entre jefes militares.

Raissi, apodado el Verdugo, por su responsabilidad en la masacre de miles de presos políticos en 1988, fue designado para presidente porque Jameini creyó que podía frenar la ola de protestas que sacuden a Irán y que los duros atribuyen a la política reformista de Hasán Rohaní (2013-2021). Hasta el momento, Raúl Castro Ruz mantiene su respaldo público a Díaz-Canel.

Tras un año de presidencia de Raissi, el gobierno hezbolá de Jamenei; comprometido con los valores del partido de Dios, no ha logrado ninguno de sus objetivos. Como le ocurre al equipo de Díaz-Canel, atrapado en el continuismo vacuo y la coherencia en el fracaso.

Las intensas y continuadas protestas en Irán, modificaron el discurso oficial, para intentar justificar la respuesta sangrienta del Estado; el Líder Supremo cambió uno de los principios del ayatolá Ruhollah Jomeiní, líder de la revolución islámica que, en 1979, derrocó al sha Mohammad Reza Pahleví.

Jomeiní estableció el principio que el Estado islámico es el gobierno de los desposeídos en la tierra; al redefinir la interpretación de los desposeídos; pero Jameini lo rectificó para establecer que la idea jomeinita de los desamparados está mal interpretada, al identificarlo con los pobres que, con mayor intensidad han sufrido la crisis económica,

"¡No! El Corán no los identifica como desamparados (...) Los desamparados son los Imames chiíes, los mentores y gobernantes de la humanidad; los que heredarán la tierra y todos sus recursos... el desvalido es el heredero temporal del mundo y el sucesor de Dios en la tierra", se despachó el actual Líder Supremo de Irán.

Irán afronta una crisis estructural, derivada del estancamiento político interno, el aislamiento internacional y la pobreza; pero el régimen de los ayatolás, como el cubano, responsabiliza de su incapacidad a las potencias extranjeras y a los llamados quintacolumnistas de Estados Unidos, Israel y Europa; argumentos casi idénticos a los del Palacio de la Revolución.

La administración de Donald Trump apretó las tuercas a Teherán con la anulación del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), negociado por su antecesor Barack Obama con las autoridades iraníes, tratando de disuadirlas en sus objetivos bélicos nucleares; como hizo el entonces inquilino de la Casa Blanca contra el gobierno cubano; que aun se duele por la devastación.

Sin embargo, la mayoría de los males de Irán -uno de los países más corruptos del mundo- y Cuba, son consecuencias directas de erróneas políticas económicas, la corrupción oficial y de la gestión mafiosa de sus estados, por sendas castas dominantes contra la voluntad y los intereses populares.

Los principales beneficiarios de la corrupción y el estilo mafioso de gobierno son el complejo militar-industrial-financiero del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) y el conglomerado verde oliva-empresarial de Gaesa.

El poder político-económico del CGRI es predominante en Irán, desde que comenzó sus operaciones económicas con el presidente Rafsanjani, alcanzó su punto álgido con el mandatario Ahmadinejad, que facilitaron su desembarco en la construcción, la industria y las finanzas; además de beneficiarse de lucrativos contratos públicos y de una gran parte del presupuesto estatal. Por si fuera poco, La participación del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica en el lucrativo contrabando de mercancías; a través de los numerosos puertos y astilleros que controla, engorda sus saludables finanzas.

Raúl Castro, el presidente más reformista de los últimos 60 años; pese al sabotaje de su enfermo hermano Fidel, puso el jamón de la agónica economía en manos de Gaesa y de su difunto ex yerno Luis A. Rodríguez López-Calleja; coincidiendo su prevalencia política y económica con mayor empobrecimiento de los cubanos.

Las economías de Cuba e Irán comparten la desdicha de que son insostenibles; hasta el extremo que en el caso de la nación islámica, expertos han advertido el peligro de una sirianización; mientras que La Habana mantiene intacta su estructura comunista empobrecedora y sigue amagando con expectativas de reformas que, en la práctica, se reducen al mínimo indispensable; como demostraron el ministro de Economía, la titular de Comercio Interior y la segunda de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, en recientes comparecencias.

La economía de resistencia iraní es equivalente a la resistencia creativa del partido comunista cubano; aunque la principal diferencia estriba en que Teherán mantiene acuerdos con el FMI; no todos beneficiosos para el pueblo; mientras La Habana permanece al margen de los organismos financieros internacionales; pese a su manifiesta insolvencia.

La República Islámica de Irán es una mezcla de capitalismo salvaje del sector privado y de capitalismo estatal amiguista altamente corrupto; amparada en la revolución islámica de 1979; males que también asolan a Cuba, con la diferencia de que la argumentación de su casta verde oliva y enguayaberada pasan por la defensa de los humildes; consigna fundacional del hito de 1959.

El 10 de junio, más de 60 economistas iraníes publicaron una "Carta abierta al pueblo iraní", advirtiendo que que el país había alcanzado una "fase explosiva" de malestar social, debida a la mala gestión económica y el descontento popular.

Recientemente, el economista cubano Humberto Pérez González, protagonista de la etapa más dinámica de la economía comunista (1981-1986); bajo las órdenes de Raúl Castro, se quejó en email al ministro Alejandro Gil sobre la economía y sus decisiones, que consideró parcialmente erróneas e incompletas.

"Estimado Alejandro, (...) En los correos que te envíe los pasados 24 y 26 de abril te enfatizaba en la importancia que le daba y le doy a la legalización del comercio minorista de las actuales "mulas" y textualmente al final te decía: "quisiera, desde el punto de vista académico o desde el aparato de los organismos decisores o desde ambos, escuchar que argumentos económicos y sociopolíticos pueden estar presentes para hacer inviable esta propuesta.

"Recibí, manifestando acuerdo con mi propuesta, mensajes de varios valiosos compañeros entre los que se encuentran Fidel Vascós, Joaquín Benavides, Julio Carranza y Juan Triana. Ahora, en tu intervención ante la Asamblea (Nacional del Poder Popular), en la parte en que haces mención a esa propuesta mía solo te escuche decir que "no es conveniente en estos momentos".

¿"Consideras que esta respuesta tuya es suficiente para convencer a los que discrepamos de la decisión tomada y seguimos creyendo que la legalización de importaciones con carácter comercial con destino a un comercio minorista privado es una medida que se debió tomar? ¿Qué argumentos o razonamientos hay en esta respuesta tuya"?

(...) "Me cuesta trabajo aceptar que quien entienda bien el carácter particular del capital comercial (...) pueda estar en desacuerdo con la conveniencia de legalizar, en nuestra situación actual, la función que hoy tratan de cumplir las llamadas mulas.

¿"Dominas la diferencia que hay entre capital comercial invertido y capital comercial desembolsado en el transcurso de un año? ¿Estas consciente que si una “mula” invierte solo 1,000 dólares estadounidenses, para importar productos del exterior con destino al comercio minorista, puede al cabo de un año acumular un capital desembolsado total de 10, 000 USD con solo hacer rotar ese capital invertido 10 veces en el transcurso de ese año?

"Las divisas a invertir no serían aportadas ni asignadas por el estado, ni se convertiría este mecanismo una vez establecido (si es bien regulado y controlado) en una fuga posterior sistemática de divisas que el país pudiera recaudar y acumular por otras vías realistas y ejecutables. Simplemente con negarse a la aplicación de esta medida se está renunciando a que haya una inversión de divisas por parte de los que reciben remesas a favor de los intereses del país y a un elemento significativo para el enfrentamiento rápido e importante a los problemas actuales del país que, de un vuelco a la situación, perceptible ante toda la población.

"Se trata de estimular a los que reciben remesas a que las inviertan en favor del país, que pueda provocar un aumento relativamente rápido de la oferta de bienes y servicios para la que existe una demanda acumulada totalmente insatisfecha y evitar, como ocurre hoy, que la inviertan toda en destinos y por vías que resultan factores inflacionarios y de descontrol de nuestras finanzas internas.

"Cuantas veces en la última década a partir del 2011 no hemos escuchado de los organismos decisores frases semejantes a esta que ahora das para no aplicar y posponer una y otra vez medidas que estaban maduras para ser aplicadas en condiciones más favorables que las que existieron después, cuando finalmente fueron aplicadas, en medio de rectificaciones apresuradas y chapuceras.

"No repitamos por prejuicios, en gran medida dogmáticos e infundados, desconocimiento y demasiada poca osadía los tropezones con piedras muy parecidas a las que antes nos llevaron a tropezar con consecuencias siempre desfavorables.

"Solo te auguro, sin demasiado riesgo de fallar en este vaticinio y deseando fallar, que veremos pasar el tiempo con "un cuartico que se mantendrá igualito" en lo fundamental, que nos llevara a valorar a estas 75 medidas actuales como un acumulado más de medidas insuficientes que nos conducen a un gran esfuerzo burocrático, pero que lo hoy aprobado, aunque puede renovar por el momento algunas esperanzas, no ha sido más que "más de lo mismo", con la consiguiente pérdida sucesiva de cuotas de la confianza política que aún mantiene el gobierno entre la población".

Las cartas de economistas iraníes y de Pérez circularon en medio de protestas esporádicas contra las malas condiciones de vida en ambos países; sin resultados visibles ni respuesta oficial de ambos gobiernos; pese al actual escenario de deslegitimación de ambas revoluciones, cerco de Estados Unidos y debilidad manifiesta de los actuales dirigentes; temerosos de que sus regímenes acaben implosionando ante el descontento y empuje populares.

Un eficiente aparato represivo y la lealtad del CGRI y GAESA no bastan para sostener un orden injusto; aun cuando las sociedades iraní y cubana sigan pecando de falta de liderazgo político opositor y organización en sus demandas; pero que no evita una guerra de desgaste entre gobernantes y gobernados.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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