El pintor abstracto cubano Carlos Trillo, falleció en La Habana este miércoles, a los 81 años, a causa de un paro respiratorio.
Trillo era uno de los principales exponentes del arte abstracto en Cuba. Su muerte es un duro golpe para la cultura nacional, para los artistas cubanos y para los seguidores de su obra.
Dentro de la abstracción se destacó por sus piezas bidimensionales, creadas con el empleo de elementos que aportaban relieve a sus obras, tales como la arena, pastas acrílicas, pegamentos plásticos, cola, polvo de mármol, yeso y madera.
Trillo nació en la capital cubana el 21 de marzo de 1941. Su niñez y juventud transcurrió en Estados Unidos. En 1961 regresó a La Habana y se dedicó por completo a las artes plásticas.
En su carrera profesional se mantuvo fiel a la abstracción dentro de la pintura, aunque también incursionó en la escultura, con obras en concreto y metal.
La cubana crítica de arte Virginia Alberdi, señaló tras la muerte de Trillo que el artista tenía una singular manera de crear y que fue un maestro de la vertiente del arte abstracto conocida como "pintura matérica".
"Reorientó una práctica desarrollada por algunos de los más conspicuos artistas europeos adscritos al informalismo, para insertarla en un imaginario solo concebible en una atmósfera insular como la cubana", dijo Alberdi.
La primera exposición personal de Trillo fue en 1967, en la Casa de Cultura de Plaza. En 1974 marcó un hito en el arte abstracto en Cuba con las muestras Ocres y azules presentadas en la Biblioteca Nacional. Conquistó importantes reconocimientos con sus exposiciones personales y colectivas, dentro y fuera de la isla.
Trillo era miembro de la Asociación de Artistas de la Plástica de la UNEAC.
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