El Centro de Peritaje y Pruebas del Ministerio de Salud de Bielorrusia aprobó este miércoles el uso en ese país de la vacuna cubana anti-covid Soberana Plus, que todavía no cuenta con el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Dmitry Vladimirovich, director de esa entidad sanitaria, fue el encargado de anunciar que esa nación es la primera de Europa en aceptar la efectividad del fármaco creado por el Instituto Finlay de Vacunas, de acuerdo con un reporte de la agencia oficialista Prensa Latina.
El funcionario bielorruso dijo también que en su país, el registro quedó con fecha del 26 de julio, en saludo al aniversario del asalto al Cuartel Moncada y entregó dos ejemplares de la constancia de aprobación de la vacuna.
El primer documento quedó en manos de Olga Jacobo, directora del Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos del Ministerio de Salud Pública de Cuba y de Vicente Verez, al frente del Instituto Finaly.
El segundo quedó en manos de Santiago Pérez, embajador de La Habana en Minsk, quien resaltó la importancia que tiene para el régimen de la isla reforzar los lazos económicos con Bielorrudia, a pesar del rol de este país en la invasión de Moscú contra Ucrania.
“El registro de Soberana Plus responde a uno de los principales objetivos de las acciones bilaterales, el de potenciar la salud y el bienestar de los pueblos belaruso y cubano, con una mirada especial en nuestros niños”, afirmó el diplomático castrista.
El martes último, como parte de este intercambio entre las autoridades sanitarias de ambos países, el ministro de Salud, Dmitry Pinevichs, comentó a los científicos cubanos que a su gobierno le interesa posicionar en ese territorio vacunas y medicamentos procedentes de la isla, además de exportar productos farmacéuticos bielorrusos a La Habana.
La presentación de Soberana Plus en ese país europeo ocurrió en febrero de este año, como parte de la estrategia del gobierno cubano de comercializar las vacunas anti-covid en países aliados como Venezuela, Nicaragua, México, Vietnam e Irán.
Para esa fecha otros medicamentos biotecnológicos cubanos producidos por el Centro de Ingeniería Genética y B Biotecnología (CIGB) ya estaban registrados en Bielorrusia y se preveía también la venta de Leucocim (filgrastim), Heberprot – P (factor de crecimiento epidérmico recombinante humano), EPOCIM (un medicamento basado en eritropoyetina humana recombinante tipo alfa).
En junio de este año trascendió además que el régimen de Nicaragua había pagado casi 50 millones de dólares a su aliado cubano por siete millones de dosis de las vacunas anti-covid, producidas en la isla, Soberana y Abdala, con un precio unitario de siete dólares.
No obstante, ninguno de los inmunógenos cubanos contra el virus ha sido aprobado por la OMS. En abril último Eduardo Martínez Díaz, presidente del complejo biofarmacéutico estatal cubano BioCubaFarma, reconoció la responsabilidad de Cuba en el retraso para obtener el dictamen de esta organización internacional con respecto a Abdala.
El funcionario justificó esta demora con el supuesto interés del gobierno en la creación de una “estrategia propia” que priorizó la fabricación de vacunas y su aplicación masiva. En esa oportunidad dijo que se estaban preparando los expedientes de las vacunas Soberana 02 y Soberana Plus para su validación por la OMS.
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