Una madre cubana lamentó no poder comprarles a sus hijos confituras por no tener cómo adquirir moneda libremente convertible (MLC) para acceder a estos, y cuestionó los altos precios de los productos para los niños en Cuba, en una publicación que se ha viralizado en redes sociales.
“¿Saben desde cuándo mis hijos no se comen unas galletitas, una gelatina, un pote de helado, una natilla, un paquete de pelly, un Peter de chocolate, un refresco Tukola, o cosas así? ¿Saben desde cuándo mis hijos no van al zoológico, al parque Lenin, a Viñales, a Soroa, Varadero o a otro lugar de mi país?”, fueron las preguntas con que inició su post en Facebook la usuaria cuyo perfil se nombra Annia Torres Elregreso II.
Las palabras de la madre surgen desde el dolor experimentado por tener que negarle a sus hijos el placer de saborear dulces de todo tipo o de disfrutar un simple viaje por otras regiones del país porque para todo se requiere MLC y no tiene cómo conseguirlo con su salario.
“Ya me duele el alma, cada vez que tengo que decirles a mis hijos «no tengo dinero para comprarte eso mi amor»”, escribió.
Sus palabras expresan la impotencia de madres cubanas que, como ella, “no tienen cómo adquirir MLC para poder darle pequeños gustos a sus hijos”.
Comentó que numerosas personas la criticarían por este gesto de frustración, pero que muchas otras se verían reflejadas en él.
Sus frases denuncian la apuesta por esa pretendida “continuidad” por parte de quienes cuentan con “lo básico” para vivir y no tienen que sufrir lo que padece una madre “de a pie”.
Lo básico, aquello a lo que no puede acceder una madre cubana trabajadora, es el legítimo derecho que reclama la mujer en su texto para garantizar a sus hijos una vida digna.
“Yo no quiero una vida llena de lujos, yo quiero solo lo necesario para que mis hijos tengan una infancia feliz, yo quiero darle a mis hijos con el sudor de mi trabajo lo necesario para vivir y por qué no, darle también sus gustos”, subrayó.
En un país donde los niños sufren el impacto de la inflación, la madre calificó de “criminal” el precio de los zapatos, la ropa, la comida, las mochilas, la merienda.
Su publicación, que cierra con un tono de cansancio con el cual expresó que no creía justo continuar llorando y lamentándose por las circunstancias, tuvo miles de reacciones, comentarios y veces compartida en las redes.
En los comentarios, los internautas mostraron empatía con las palabras de la madre y se identificaron con la situación que describió.
“Tienes toda la razón, ya no sabemos de dónde sacar para complacerlos con cosas pequeñas como galleticas, helados; ni gelatina cuando se enferman encuentras y los precios por las nubes y si no recibes mlc, olvídate de comprarles nada, el salario no te alcanza”, compartió una usuaria.
En una publicación posterior, la madre contestó a los detractores que criticaron sus palabras y la llamaron “infladora y miserable”, además de sugerirle que trabajara más.
Entre las “barbaridades” proferidas en los comentarios de la publicación inicial, un usuario le dijo “que dejara de arreglarme el pelo, de ponerme uñas acrílicas, que dejara de fumar que mis hijos están primero para que yo viera como me alcanzaba el dinero para comprar las cosas que yo decía que no tenían”.
En su nuevo texto, la madre reivindicó su derecho a querer lucir bien, arreglarse, darse también algún gusto pues, como trabajadora, el salario también debería alcanzarle para eso, pero está muy lejos de la realidad.
Por último, pidió no callar ante tanta miseria en Cuba, pidió expresarse sobre la situación porque “ellos tienen que entender que todo está mal, que las madres ya no podemos más, que inventamos de más sin ser magas para con un salario poder vestir y alimentar a nuestros niños limitándolos de muchas otras cosas que también necesitan porque son parte de la infancia”.
En ocasiones anteriores madres cubanas han expresado su malestar por los altos precios de los productos para la población infantil.
Los precios en dólares de las confituras, cuando están disponibles en los establecimientos comerciales, las hacen inaccesibles para alguien que debe sustentar a su familia con su salario.
Hace dos años, en la provincia de Guantánamo, tuvieron que ser retiradas las confituras de las vidrieras de una tienda luego de las reiteradas denuncias de los ciudadanos por la angustia y el llanto que provocaba en los niños al no poderlas comprar.
El acceso a una infancia feliz seguirá limitado por los bajos salarios que no les permiten a las familias cubanas brindarles pequeños placeres a los infantes.
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