La Embajada de Alemania en Cuba ayudó a que dos niños afectados por la explosión del hotel Saratoga recibieran nuevos espejuelos, tras haberlos perdidos en la tragedia de mayo último.
“Pablo y Adaina saben mejor que casi cualquier otro niño lo importante que es nuestra vista. El 6 de mayo, los hermanos perdieron en la explosión del hotel Saratoga de La Habana Vieja su mayor tesoro: los espejuelos”, refirió en Facebook la sede diplomática alemana en la isla.
También dicen que ambos hermanos estuvieron sin espejuelos durante 69 días hasta que en la embajada colaboraron para que los dos niños tuvieran su par de lentes nuevos.
“Pablo -normalmente el remolino de su clase- no podía ver casi nada sin sus lentes. Su hermana Adaina tiene 11 años y está camino a convertirse en una verdadera adolescente. Este miércoles, por fin pudieron volver a mirarse al espejo. Fue un momento que tocó profundamente el corazón!”, apunta la publicación sobre el momento en el que los niños recibieron sus espejuelos.
La nota no aclara cómo los hermanos perdieron los espejuelos por la explosión ocurrida el 6 de mayo último, que dejó un saldo de 99 personas lesionadas, 47 de ellas fallecidas, incluidos cuatro menores de edad.
En este incidente, se lesionaron 15 niños, de entre dos y 15 años, y cinco de ellos permanecieron durante varios días en la sala de terapia intensiva del Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez, de Marianao.
La explosión causó severas afectaciones en los pisos, el entramado de madera y la carpintería (que incluye ventanas y puertas) de la escuela primaria Concepción Campa, además de grietas y de daños en las cornisas, la pintura y los vitrales.
Además de los daños materiales, cinco estudiantes del centro resultaron heridos durante el siniestro.
Uno de los niños de esa escuela relató la experiencia de ese día y explicó cómo ayudó a su maestra a evacuar a otros alumnos. Kamil Llanez Perdomo, de 12 años, contó al semanario oficialista Tribuna de La Habana que, la explosión causó un ruido muy fuerte que lo dejó aturdido por unos instantes y que luego quiso salir corriendo, pero recordó que su papá le había advertido que en situaciones de desastre lo más importante es conservar la tranquilidad.
"En mi aula no hubo heridos, pero a mi alrededor vi compañeritos ensangrentados y adoloridos y eso me afectó muchísimo. Son imágenes que creo no voy a olvidar nunca. Ayudé a la maestra en la evacuación, por eso fuimos de los últimos en salir", añadió.
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