El cubano Andy Martínez Rodríguez falleció presuntamente de un infarto el pasado 4 de julio mientras trabajaba en una misión oficial en Venezuela, y su familia exige a las autoridades información y respuestas.
El difunto era de San Miguel del Padrón, en La Habana, y tenía 39 años. Antes de irse a Venezuela, como parte del personal de apoyo de la Brigada Médica Cubana, trabajaba como almacenero en la empresa de suministros médicos en la capital, labor que también desempeñó en la misión oficial, según declaraciones de su hermano, Aramis Martínez Rodríguez, a CiberCuba.
Andy padecía de presión arterial y había estado ingresado anteriormente, cuenta el familiar sin precisar las causas del ingreso, aunque agrega que los familiares solo conocieron este último detalle después de la muerte: “Aquí nadie supo del ingreso porque él no quería preocupar la familia”.
La noticia del fallecimiento le llegó a través de un amigo y, más tarde, su jefe en la empresa habanera visitó la familia: “Aquí vino su jefe [de] donde trabajaba y prometió mantenerme informado y hasta el sol de hoy”, precisó.
Aramis aún espera un gesto similar por parte de los funcionarios de la Unidad Central de Cooperación Médica (UCCM) o los encargados de atender en Cuba a familiares de los colaboradores.
“Estas son las horas que nadie de salud pública ni representante de la misión médica han dado ninguna noticia o presentado alguna información”, había denunciado el hermano del difunto este jueves en Facebook.
“Toda la familia estamos consternados por la noticia y por la falta de interés por parte de las autoridades pertinentes. Todo lo que se conoce es mediante amistades que cumplen misión con él. Pedimos de corazón que a las autoridades que tengan que ver con este dolor tengan conciencia del dolor que estamos pasando y le den el interés necesario para darle respuesta a este caso”, exigió entonces.
Sobre la repatriación del cuerpo, tampoco ha recibido noticias oficiales. “Ayer me enteré que posiblemente lo traigan el miércoles de la próxima semana, y lo sabemos por otras fuentes. Creo que son demasiados días con tanto dolor”, confesó a CiberCuba. Sin embargo, hay casos en los que allegados de colaboradores fallecidos en el extranjero han debido esperar más de un año para que les devuelvan el cuerpo.
Precisamente por el dolor de perder a un ser querido, agudizado por la indiferencia y falta de ética de los funcionarios cubanos, es que Aramis se ha decidido a hacer pública su denuncia, a pesar de las probables represalias.
“A mí no me gusta la política, pero la verdad hay que darla a conocer porque hay que ponerse en el lugar del dolor de mi madre, su hija de siete años, esposa y demás familiares. Él era muy querido”, señaló.
Encima de la situación por la que está pasando la familia, hay otra agravante. “A estas alturas su tarjeta bancaria con la que se supone se mantuviera su hija no le han puesto un medio”, dijo. Andy había iniciado lo sería su primera y ultima misión oficial el primero de febrero de este año, asegura el hermano.
Desde entonces a la fecha, no le han depositado la mínima parte del salario que les está permitido cobrar a los familiares en isla. Es conocido que el Estado retiene la mayor parte del fruto del trabajo de los colaboradores cubanos hasta tanto no terminen su contrato y regresen a Cuba de forma definitiva, en un intento por evitar que abandonen y se establezcan en otro país.
Las autoridades cubanas saben lo importante que son estos ingresos para los cubanos que deben permanecer separados de sus seres queridos e ir a otro país para poder adquirir bienes y productos que con su salario en moneda nacional no puede obtener en la isla. Andy no era la excepción.
Por lo pronto, a su hija de siete años ya le dieron la mala noticia, pero “no lo interiorizó como un mayor”, aclara Aramis. “Ella dice ‘mi papá falleció y me trae una bicicleta’. Te das cuenta de que no se imagina cómo verá al padre”, lamentó.
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