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La corporación CIMEX, perteneciente al Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA), dio inicio este martes a una campaña para celebrar el Día de los Padres en su red de tiendas en moneda libremente convertible (MLC).
“Colectivo de la Tienda La Victoria en plena Campaña por el Día de los Padres porque ¡Tú lo vales! Más comprometidos con un mejor servicio al cliente”, indicó en sus redes sociales CIMEX, en una publicación con imágenes de los preparativos en dicho establecimiento, publicadas por la sucursal de la empresa en Holguín.
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Estanterías con paquetes de café soluble, aceite, latas de conservas y botellas de ron aparecen en la publicación de CIMEX. También productos de aseo, electrodomésticos y artículos de ferretería. La tienda La Victoria tiene todo listo para dar un “un mejor servicio al cliente”, en este caso los cubanos padres de familia.
Semejante anuncio en las redes sociales de CIMEX provocó la inmediata reacción de varios usuarios que se preguntaron en los comentarios por la seriedad de la “campaña”.
Informar a los cubanos que las tiendas MLC están surtidas para celebrar el Día de los Padres, “porque ¡Tú lo vales!”, sentó como una burla para muchos de los que comentaron.
En cuestión de minutos la publicación fue eliminada de la cuenta de Facebook de la casa matriz, aunque la de la sucursal de Holguín la mantuvo, pero sin más comentarios que los primeros que recibió.
Con la eliminación del post, queda en evidencia que CIMEX, dígase GAESA, dígase López-Calleja, dígase la familia Castro y la cúpula de la dictadura militar de partido único que controla la economía dolarizada, dígase el poder del régimen: toda esa estructura tiembla ante las voces que se alzan en Cuba para denunciar el abuso y el latrocinio de un entramado empresarial que lucra con las necesidades del pueblo.
“Se refieren a los Padres con MLC, ¿verdad?”, preguntó un usuario en la publicación de CIMEX Holguín antes de quedar “congelada”. La pregunta señala de forma directa al dilema que supone la existencia de las tiendas MLC, esas que el gobierno prometió eliminar, que serían una “solución coyuntural” y finalmente, que se quedarían hasta nuevo aviso.
La inmensa mayoría de los trabajadores cubanos cobran salarios en CUP, el régimen no vende divisas, sino que las capta de manera enfermiza, monopolizando la importación, imponiendo precios inflados a esos productos, que en el caso de alimentos llegan a triplicar el precio de venta de países desarrollados, que luego vende en las tiendas MLC.
Entonces, ¿qué hacen los trabajadores y padres cubanos cuando necesitan comprar leche en polvo, café o productos de aseo que, en ocasiones, no siempre, se encuentran únicamente en las tiendas MLC? Si no tienen FE ('familia en el extranjero' que les envíen remesas), tienen que acudir al mercado negro de divisas, donde el salario medio del cubano termina convertido en un aroma de carne y un suspiro de aceite.
Dice el régimen que con esa forma agresiva de captar divisas se mantiene la justicia social en el país. Pero el país no funciona, la salud pública es una vergüenza, la educación, otra. La economía es un desastre, el turismo se hundió con la pandemia, el campo no produce, el Estado sigue oprimiendo la libertad de empresa y empobreciendo cada vez más a los cubanos. Y esa forma agresiva y opaca de captar divisas, es percibida cada vez por más cubanos como una trampa de una mafia para mantener el control social y el poder totalitario por “milenios”.
Los cubanos quieren libertad, pero empiezan dándose cuenta de la dimensión existencial de esa palabra a través de la lenta destilación de sus miserias, de la pobreza material y espiritual que ha degradado la nación; a través de años de apagones, colas, empujones, escasez de esto y de lo otro.
Las tiendas MLC marcaron un antes y un después en la relación de los cubanos con sus gobernantes. Hace décadas los militares se apropiaron y controlan el turismo, y la economía de servicios asociada.
Pero ha sido la llegada de los “herederos” de la dictadura comunista al poder, ha sido el “ordenamiento económico” de la “continuidad”, con su “eliminación de subsidios”, su “cuentapropismo” clientelar y sus tiendas MLC, lo que ha marcado un punto de inflexión en la percepción de los cubanos sobre sus gobernantes; sobre ese agotado discurso de la “revolución” que sueltan unos “cuadros” redondos y cobardes, cada vez más injusta y violentamente aferrados al poder.
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