Migrantes haitianos, de los más de 800 que naufragaron en un barco en las costas de Cuba esta semana, denunciaron que el capitán del navío los abandonó en la madrugada del martes.
En declaraciones a AP señalaron que el capitán se fue en otra pequeña embarcación, los dejó sin timonel y se llevó consigo los teléfonos de todos los inmigrantes.
La nave comenzó a ladearse ante las olas y el mal tiempo. Tuvieron que usar señales de luz en la noche, con una linterna, para llamar la atención de los residentes del poblado costero de Caibarién.
“Teníamos dos meses en Isla Tortuga esperando el viaje hasta que el sábado pasado a las cinco de la mañana en una pequeña embarcación nos llevaron al barco”, dijo el inmigrante haitiano Joyce Paul.
Comentó que en los días previos al naufragio, hubo 15 personas que se tiraron al mar porque no podían soportar el hambre.
"Había un arenque para (cada) 15 personas y nos daban agua”, narró Paul. El joven tiene 19 años y viajó junto a un tío, su esposa y un bebé. Pagaron por cada uno de ellos 4,000 dólares.
El barco, con un total de 842 personas, fue interceptado por guardafronteras de Cuba en la mañana del martes. Hay 97 mujeres, dos de ellas embarazadas y 70 niños. El resto son hombres adultos.
Los migrantes fueron examinados por profesionales de la salud cubanos. Se les realizaron análisis para detectar posibles casos de COVID-19, paludismo, cólera u otras enfermedades. Había casos de deshidratación y lesiones en la piel.
Fueron albergados en uno de los campismos de Sierra Morena, en Corralillo. Los 842 migrantes serán repatriados en virtud de los acuerdos existentes entre los gobiernos de Haití y Cuba.
El objetivo de los migrantes haitianos era llegar a Estados Unidos, pero las condiciones adversas de navegación arrastraron la embarcación hacia las costas cubanas.
No es la primera vez que migrantes haitianos que viajan rumbo a Estados Unidos terminen en las costas de Cuba.
En febrero cerca de 300 migrantes procedentes de Haití, que navegaban en una embarcación precaria, recalaron en una zona cerca de Cayo Paredón, en el archipiélago Jardines del Rey, al norte de Ciego de Ávila. Fueron asistidos por la Cruz Roja cubana y albergados en una zona conocida como Ceballos 8.
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