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Trabajadores del Hotel Saratoga que se encontraban en el edificio el día de la explosión, ofrecieron sus testimonios desde el hospital Calixto García, donde recibieron atención a las lesiones sufridas.
Luis Rogelio Arón Vasallo, de 58 años, recuerda que tras el estallido perdió el conocimiento y cuando recuperó la conciencia ya estaba dentro de una ambulancia.
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"Estaba en el mezanine en una reunión y de buenas a primeras me vi en una escombrera", relató a Cubadebate.
El hombre recibió el alta médica el domingo y se marchó de la institución junto a su hija, deseando "que todos los compañeros salgan bien de aquí".
En la misma reunión en el mezanine (entre el lobby y el primer piso) estaba Guillermo Díaz Mederos, jefe de seguridad en funciones del Saratoga, quien no puede recordar con precisión si sintió el sonido de la explosión.
"Todo fue muy rápido", señaló.
"Cuando volví en mí, estaba bajo los escombros, no tenía idea de lo estaba pasando. Cuando logré salir, me di cuenta de que tenía heridas en la frente, en la cabeza. No tenía fuerzas, había muchos compañeros al lado mío y yo intenté ayudarlos, pero era en vano. Uno de ellos me dijo 'Guillermo sal afuera y busca ayuda'", detalló.
Guillermo logró salir del hotel y rápidamente unos policías lo montaron en un carro que lo llevó al Calixto García, donde permanece ingresado debido a las lesiones que presenta, entre ellas, una fractura en la mandíbula.
Otro de los pacientes es Juan Carlos Rodríguez González, de 56 años, trabajador de mantenimiento del grupo Gaviota que sufrió heridas de consideración, a pesar de no estar dentro del Saratoga.
"Parecía un día normal de trabajo. Yo estaba parado fuera del hotel, no sentí el ruido de la explosión, pero si el polvo ese grandísimo y mucha sangre que me corría por el cuerpo", detalló.
Juan Carlos corrió hasta el teatro Martí, donde varios policías y el chofer de un bicitaxi lo cargaron para llevarlo al policlínico cercano. De ahí una ambulancia lo llevó al hospital.
Autoridades cubanas confirmaron que un total de 53 trabajadores, 51 del Hotel Saratoga y dos que estaban prestando servicios de restauración, se hallaban en el interior del edificio cuando ocurrió la explosión el pasado viernes.
Varios de ellos continúan desaparecidos, como Luillys Oquendo Díaz, de 33 años, quien el día de la fatídica explosión empezaba a trabajar como cocinero en el centro.
Otro trabajador que aún no ha aparecido es el almacenero, quien presuntamente se encontraba en el sótano del edificio al momento del desastre.
Su hijo, quien estudia Medicina, continúa desde el 6 de mayo frente al hotel sin moverse. El joven relató que su papá entraba todos los días a la instalación turística a la misma hora. El almacén se encuentra en el sótano del inmueble.
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