Orestes Lorenzo entrevista a cubano que llegó a EE.UU. en tabla de windsurf y se hizo piloto comercial

“Si yo me jugué la vida en irme una noche, en dejar a toda mi familia y llegar solo a este país, no era para estar perdiendo el tiempo, era para hacer algo”, cuenta Lester Moreno.

Lester Moreno y Orestes Lorenzo Pérez en Miami © Facebook/Orestes Lorenzo
Lester Moreno y Orestes Lorenzo Pérez en Miami Foto © Facebook/Orestes Lorenzo

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Este artículo es de hace 2 años

Dos cubanos unidos por singulares travesías a Estados Unidos: Orestes Lorenzo Pérez y Lester Moreno, sostuvieron una amena charla en la que subrayaron la importancia del estudio y la voluntad en el cumplimiento de metas, una vez que los ciudadanos de la isla arriban a territorio norteamericano.

Orestes Lorenzo Pérez, antiguo piloto de las Fuerzas Armadas que en 1991 escapó mientras realizaba una misión de entrenamiento de rutina en su MiG-23BN -y que en 1992 regresó clandestinamente a Cuba a rescatar a su mujer y a sus hijos- entrevistó a Lester Moreno, otro cubano que en 1990, cuando tenía 17 años, realizó una insólita travesía en una tabla de windsurf que le permitió escapar de Cuba.


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En ameno diálogo, Moreno -natural de Varadero- relató que estuvo en la tabla durante 11 horas, solo tenía un poco de agua en una mochila y muchas ganas de hacer realidad su sueño de emigrar.

Cuenta que una vez que llegó a Estados Unidos empezó a estudiar inglés, computación y se hizo informático. Tiempo después se apasionó por la aviación y llegó a convertirse en un piloto comercial que incluso viajó a La Habana en varias ocasiones con Continental Connection (ya desaparecida).

“Si yo me jugué la vida en irme una noche, si dejé a toda mi familia y llegué solo a este país, no era para estar perdiendo el tiempo, era para hacer algo”, dijo sobre sus años más difíciles, en los que incluso durmió en su carro durante un mes.

“Esos momentos tan difíciles hicieron que hoy tenga mis dos carreras, porque dije: 'tengo que hacerlo bien'. No fue nada fácil, todo costó mucho esfuerzo, mucho estudio. Este país es espectacular, te da todas las oportunidades, pero todo tienes que ganártelo, porque nadie te regala nada”, acotó.

“Empecé a trabajar como informático, me empezó a ir bien. Hice un poquito de plata. Me compré mi primer avión y saqué mi primera licencia”, relata al precisar cómo fue su transición hasta convertirse en piloto.

Sin embargo, con el paso de los años regresó a su carrera de computación porque -según explica- “es más fácil y tiene mejor paga”, aunque sigue volando casi todos los fines de semana.

“He vivido una vida de muchas cosas bonitas, de muchas bendiciones”, dice, y no duda en aconsejar a los cubanos recién llegados a Estados Unidos.

“Que no pierdan el tiempo, que no se metan en la droga, que no anden en malos pasos, que cortar camino no resuelve nada, que le den duro… que este país te da un chance único. Hay pocos países en los que de verdad tú puedas luchar y ver tu éxito en algo material, pero no necesariamente materialista, sino en logros”, precisó.

“Para mí es un honor estrechar tu mano. De verdad me llena de orgullo compartir con un compatriota como tú, que demuestra lo que es la estirpe cubana, el deseo de trabajar y que hace uso de las oportunidades que nos da este país”, dijo por su parte Orestes Lorenzo Pérez, quien recuerda a los cubanos la necesidad de estudiar como fuente del éxito.

“No somos tan propensos, en mayoría, a estudiar y realmente se puede vivir decorosamente trabajando duro, pero el éxito económico te lo va a dar estudiar y el primer paso en eso es aprender inglés”, observó Orestes Lorenzo Pérez.

“Hay que estar convencido de que vas a ver el retorno de tantos esfuerzos en cosas lindas”, concluyó por su parte Lester Moreno.

La entrevista llega luego de que la pasada semana Orestes Lorenzo -protagonista del llamado "vuelo del amor", que sirvió para llevar a su familia a EE.UU.- hiciera alusión en Facebook a Lester Moreno, a quien conoció en Nueva York hace 30 años.

En marzo de 1990 Lester Moreno, entonces un adolescente, viajó hacia el Estrecho de la Florida en una tabla de windsurf, vestido con un traje de neopreno. Un carguero de Bahamas que lo vio avisó a la Guardia Costera, que lo recogió a unas 30 millas de Key West. Fue el primer cubano en llegar a Florida a bordo de ese implemento deportivo, aunque no el único.

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