El pastor cubano Carlos Sebastián Hernández Armas se encuentra varado desde este domingo en El Salvador tras negársele la entrada a Nicaragua, hacia donde se dirigía con su familia para huir de la represión en Cuba.
En una directa de Facebook este martes Hernández Armas, ahora en limbo migratorio, explicó el motivo de su partida y por qué no puede regresar a la isla.
“El domingo pasado tuve que salir huyendo de Cuba con mi familia –dijo– a causa de mi posición con respecto a la realidad cubana, porque yo hablaba abiertamente de las injusticias, de la falta de libertad religiosa y política”.
La represión desatada en relación con los sucesos del 11J la ha alcanzado al también profesor del Seminario Teológico Bautista de La Habana y a los suyos, y asegura que las autoridades cubanas lo han estado “persiguiendo, monitoreando todo el tiempo, amenazando a personas cercanas a mí”.
La represión desatada en relación con los sucesos del 11J la ha alcanzado al también profesor del Seminario Teológico Bautista de La Habana y a los suyos, asegurando que las autoridades cubanas lo han estado “persiguiendo, monitoreando todo el tiempo, amenazando a personas cercanas a mí”.
Pero el asedio al religioso viene desde tiempo atrás. Hernández Armas fue “el pastor que en 2016 realizó la entrega del Premio Patmos al Dr. Oscar Elías Biscet”, dijo su amigo y hermano de fe, el pastor Mario Félix Lleonart, hoy exiliado en Estados Unidos por el mismo motivo.
Lleonart agregó que su colega “ha sido objeto de hostigamiento constante desde hace años pero en incremento en últimos tiempos de parte de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC y de las hordas de la policía política”.
Desde el aeropuerto, y acompañado de sus dos hijos de 10 y 17 años, el pastor explica que se encuentra varado en El Salvador porque “las autoridades migratorias nicaragüenses no nos permiten entrar al país”.
Oficiales de migración se escudan en las medidas de contención de la pandemia y les informan que ni él ni su familia cumplen con los protocolos de salud, pero el religioso está convencido de que la negativa de la Nicaragua se debe a “un trato con las autoridades de Cuba”, cuenta en la directa.
"Logré escurrirme como agua entre las manos", dijo en referencia a su salida del país que fue “en secreto”, pues se encuentra ‘regulado’ desde 2019, con prohibición de salida del territorio nacional, una medida arbitraria usada para silenciar y sancionar voces disidentes.
Desde el domingo que aterrizó en El Salvador, podía permanecer hasta 48 horas en las instalaciones del aeropuerto, límite permisible en las estadías de tránsito que, en su caso, que está a punto de expirar.
Ante el riesgo inminente de deportación, el pastor reconoció temer por su integridad física y la de su familia. “Logramos salir huyendo, pero estoy convencido que si regreso el gobierno cubano no me dejara salir nunca más del país, y no solo eso, sino que pueden meterme preso”, dijo y explicó que recién concluye su cargo de Secretario General de la Convención Bautista Occidental de Cuba, tras cinco años de funcionariado que le ofrecía cierta protección.
El pastor agradeció a los amigos que están apoyándolo en lo que llamó “una situación crítica” y se dirigió a los que son cristianos para que “oren por nosotros”.
“Necesitamos ayuda”, sentenció.
No es la primera vez que Nicaragua niega entrada a opositores cubanos. En similar situación se han visto el activista cubano Juan Eduardo Moreno y los periodistas Héctor Luis Valdés y Esteban Rodríguez, solo por mencionar casos recientes.
Todos debieron buscar vías alternativas para continuar camino en dirección contraria a Cuba, so pena de represalias que incluyen excesivas condenas de privación de libertad como las impuestas a los que ejercieron su libertad de expresión el 11 de julio.
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