La crisis económica provoca el deterioro general, escasez de flores, robos, saqueos y malos olores en el habanero cementerio de Cristóbal Colón, dijeron a CiberCuba familiares de difuntos y empleados de la principal necrópolis de la isla, declarada Monumento Nacional en 1987.
Restos de exhumaciones recientes en las calles, escasez de flores que también alcanza a la mítica tumba de La Milagrosa, sepulcros y panteones rotos y deteriorados y olores de cadáveres en descomposición es el panorama actual del mayor cementerio de Cuba.
"Muchas personas no lo saben, pero a veces, tenemos que extraer el cristal de la caja que cubre rostro y parte del pecho de los cadáveres porque el país no puede importar ese vidrio especial", apuntó una trabajadora de Servicios Comunales.
En la primavera pasada, trabajadores de crematorios cubanos pidieron al presidente Díaz-Canel que eliminara los riesgos laborales por coronavirus.
"Todo se complicó de la noche a la mañana y fue muy triste", contó recientemente María Luis Páez, trabajadora de Servicios Comunales en Pinar del Río, el periódico estatal Granma.
En tiempos normales, en el municipio cabecera de Pinar del Río pinareño se realizan entre tres y seis entierros como promedio en un día, pero las cifras se dispararon durante el coronavirus, explicó la funcionaria, sin precisar datos sobre fallecimientos por coronavirus, en la más occidental de las ciudades cubanas.
"Fue una experiencia muy fuerte en todos los sentidos (...) en circunstancias así, tiene que haber mucha cohesión, mucha unidad y mucho compromiso de los trabajadores para hacer frente a una situación inédita en Vueltabajo", contó.
El deterioro del cementerio de Colón empezó en la crisis económica de los años 90, del siglo pasado, incluido el saqueo y venta de mármoles y otros elementos valiosos; pero también alcanza a los otros 20 camposantos de La Habana, donde carencias y descuidos se multiplican, agravadas por las muertes provocadas por la pandemia de coronavirus, como ocurrió en el resto del país.
La Milagrosa
La famosa tumba de La Milagrosa, a quien la creencia popular atribuye sanaciones mágicas, consecución de embarazos complicados, viajes al extranjero, reconciliaciones amorosas, mejoras económicas y otros prodigios luce esta semana con mucho menos de la mitad de las flores que manos anónimas mantienen como ofrendas permanente a sus poderes.
La Milagrosa, que sigue siendo la tumba más visitada del cementerio, guarda los restos de Amelia Goiry de la Hoz, una dama de la clase media de principios del siglo XX, que se enamoró de su primo José Eduardo Adot Rabell, pero la pobreza del muchacho; provocó la oposición de los padres de Amelia, que tuvo que esperar a la muerte de su progenitor, para poder casarse con el hombre que amaba.
Amelia y su primera y única hija, murieron por complicaciones del parto, derivadas de la eclampsia (hipertensión muy grave) de la gestante, el 3 de mayo de 1901, Día de la Santísima Cruz para los católicos, siendo enterrada en una modesta bóveda del cementerio de Colón, porque su esposo se opuso a que fuera sepultada en un lujoso panteón.
La niña fue enterrada a los pies de su madre, como establecían las normas de la época, y sus muertes trastornaron emocionalmente al viudo, que empezó a visitar la tumba de ambas dos o tres veces al día, golpeando la lápida con una de las argollas para despertar a Amelia, manteniendo este hábito hasta su muerte, ocurrida 40 años después, según crónicas de la prensa republicana de Cuba.
La triste historia llegó a oídos del insigne escultor cubano José Vilalta Saavedra, que se ofreció para crear una escultura a la mujer con su hija en brazos, pese a que se encontraba de viaje de trabajo en Italia; donde realizó la obra y la llevó personalmente a La Habana, en 1909.
Con 57 hectáreas de extensión, Colón es el cementerio más importante de Cuba, fue construido en 1876 y contiene un gran número de obras escultóricas y arquitectónicas, varias saqueadas o dañadas, méritos que lo situaron como una necrópolis de referencia mundial, siendo el único, de la región, dedicado al descubridor de América.
La portada principal del cementerio, en la calle Zapata del Vedado, está rematada por un conjunto escultórico de mármol de Carrara, obra de Vilalta Saavedra, que simboliza las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad; un mural representativo de las carencias y anhelos de los cubanos empobrecidos y desiguales de 2022.
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