El dramaturgo y activista Yunior García Aguilera recordó el Día del Teatro Cubano y denunció a las instituciones culturales cubanas que pretenden imponer la censura y el adocenamiento entre creadores, críticos y público en general.
“Hoy, a pesar de todo, celebro el Día del Teatro Cubano, ¡porque es nuestro! Es también un día de rebeldía, nacido en el espíritu de aportar a la dignidad nacional desde las tablas, lanzando un grito contra cualquier grillete de la carne o del pensamiento”, expresó el joven actor y dramaturgo que, como activista, promoviera la Marcha Cívica por el Cambio del 15N.
La conmemoración de la fecha ocurre cuando García Aguilera y su esposa, la activista Dayana Prieto, se encuentran en España luego de haberse visto obligados a marchar al exilio, apremiados por la intensa represión que sufrieron en Cuba -rayana en el terrorismo de Estado- por ejercer la libertad de expresión y convocar a una acción por la liberación de los presos políticos.
“El teatro cubano ha sufrido ya demasiadas etapas grises. Y hoy es evidente que nos enfrentamos a otra zona de sombras y neblinas. La mediocridad amenaza con plantar sus banderas frente a los teatros, mientras talibanes y oportunistas escalan posiciones de poder”, dijo el activista, avisando del surgimiento de nuevas generaciones de censores y represores de la cultura.
“Un nuevo ‘pavonato’ muestra su baba inquisidora y pretende imponernos la sumisión como telón de boca”, manifestó García Aguilera, aludiendo al nefasto período de la censura en Cuba de la década de los 70, cuando el comisario político Luis Pavón Tamayo presidió el Consejo Nacional de Cultura, marginando a cientos de intelectuales y artistas.
Desde su exilio, el dramaturgo confesó estar pendiente de “los jóvenes teatristas cubanos que no ceden ante las trompetas de la censura y que no se cansan de crear desde sus casas o en espacios alternativos”.
“Pienso en aquellos que son acosados por la policía de las ideas y por sus cómplices. Pienso en nuestros lúcidos maestros, que no pactan con el cinismo, la hipocresía o el chantaje y siguen apostando por una escena viva, visceral, valiente”, declaró.
De igual forma, recordó a sus compañeros del grupo de teatro Trébol (“hoy desempleados o emigrados”), una compañía que las autoridades culturales del país se apresuraron a desmantelar una vez el dramaturgo salió de Cuba. Asimismo agradeció a “mis hermanos de El Portazo”, otra agrupación que ya no puede “representar ninguna obra donde mi nombre aparezca”; así como a los críticos que valoraron su trabajo más allá de coacciones institucionales.
“Yo sé que Virgilio sigue teniendo MIEDO”, afirmó el activista recordando la frase del escritor y dramaturgo Virgilio Piñera, quien expresara en voz alta su pensamiento durante el Primer Encuentro de Educación y Cultura (en el que el dictador Fidel Castro pronunciara las infames ‘Palabras a los intelectuales’). “Yo solo sé que tengo miedo; mucho miedo”, dijo Piñera ante el caudillo y su pistola encima de la mesa.
“Sé que las Instituciones han mostrado su verdadera naturaleza: mecanismos de control al servicio del poder. Sé que algunos creadores siguen usando máscaras para sobrevivir. Pero también sé que las nuevas generaciones se parecen más a aquellos teatristas del Villanueva. Y sé que, aunque los cuerpos de voluntarios se metan al teatro, algún actor gritará desde proscenio: ¡Qué viva la tierra que producía la caña!”, concluyó García Aguilera en su mensaje.
El Día del Teatro Cubano recuerda la reacción del público criollo cuando en una función representada en el teatro Villanueva el 22 de enero de 1869, un personaje exclamó: “¡Viva la tierra que produce la caña!", mientras el teatro se cubría de banderas y cintas de colores del emblema nacional y se escuchaba el grito de ¡Viva Cuba libre!
La víspera, un popular guarachero, apodado el Benjamín de la Flores, sorprendió a los españoles y voluntarios de la Corona con un grito independentista de ¡Viva Céspedes! Impotentes ante el fervor libertario de los cubanos, los voluntarios dispararon al edificio y a los que huían, provocando la masacre conocida como "Los sucesos de Villanueva". Al día siguiente de estos sucesos, un pequeño periódico publica Abdala.
Además de esta obra pionera del sentimiento nacionalista cubano, José Martí también dedicó unos versos a los sucesos de Villanueva, bajo el título “El enemigo brutal”.
El enemigo brutal
nos pone fuego a la casa:
el sable la calle arrasa,
a la luna tropical.
Pocos salieron ilesos
del sable del español:
la calle, al salir el sol,
era un reguero de sesos.
Pasa, entre balas, un coche:
entran, llorando, a una muerta:
llama una mano a la puerta
en lo negro de la noche.
¿Qué opinas?
VER COMENTARIOS (10)Archivado en: