La familia Lykes, con fuerte arraigo en la ciudad de Tampa, Florida, aparece vinculada a un plan para eliminar a Fidel Castro, a su hermano Raúl y al Che Guevara, en unos documentos de la CIA recién publicados por la Administración de Archivos y Registros Nacionales, relacionados con el magnicidio del presidente John F. Kennedy.
El diario Tampa Bay Times cita los documentos de archivo, según los cuales, en enero de 1960 la CIA recibió información sobre la implicación de un miembro de los Lykes en un complot contra los tres dirigentes cubanos.
Esa familia fue de las que resultaron perjudicadas con la temprana política castrista de nacionalizaciones, pues poseía una finca de 15,000 acres en la provincia de Oriente y otra de 1,600 acres en la provincia de Matanzas, y operaba un matadero en La Habana.
Respecto a la primera, la web de la empresa Lykes señala que “la corporación recibió un golpe” con la confiscación. La Comisión de Reclamaciones Extranjeras de Estados Unidos certificó que la propiedad tenía un valor de 3,4 millones de dólares.
Además, según explica John Park Wright IV, miembro de la familia, tenían una empresa, Lykes Lines, “que operaba un servicio semanal regular de barcos de vapor desde Tampa y Nueva Orleans a La Habana y otros puertos cubanos” hasta 1962, año en el que Kennedy decretó el embargo.
Wright, que está por la normalización del comercio bilateral, afirma no creerse la historia: “Es como algo sacado de una novela de espías. La familia Lykes no habría tenido ninguna participación en algo así. Todo esto es ficción”.
El diario floridano, sin embargo, encontró 14 archivos que mencionan a Tampa en los nuevos documentos sobre Kennedy, en uno de los cuales, un oficial de la CIA cita a un miembro de la familia.
El expediente refiere que un granjero estadounidense, Reed Whittel, informó a un agente de la CIA que el asesinato se llevaría a cabo con la colaboración del político cubano Emilio Núñez Portuondo y el ganadero Francisco Cajigas.
“Para lograrlo, las partes interesadas harían una contribución de 5.000.000 de dólares, y el nuevo gobierno cubano [que se formara tras la muerte de Castro] se los devolvería a un tipo de interés razonable", dice el expediente de la CIA.
Wright, antiguo vicepresidente de Lykes Bros. y actual accionista, insiste por su parte en que la familia –cuya empresa ha vendido ganado y semen bovino a Cuba en los últimos años– está al margen y “no tendría nada que ver con esa idea de matar a alguien en Cuba. El ADN de Lykes está en el comercio y los negocios amistosos”.
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