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La dictadura anticubana que destrozó la nación, acaba de autodestruirse el 15N, con una movilización violenta, absurda, mentirosa, infantiloide y despilfarradora del escaso dinero disponible; provocando repudio interno y externo, división entre militares; dañando las relaciones con España y la Unión Europea; y reforzando el criterio de la Casa Blanca que La Habana perdió la brújula.
Yunior y Archipiélago mantienen desquiciada a la devaluada Contrainteligencia, que no vio venir el 11J, y al ineficaz Buró Político del desarticulado partido comunista, porque conserva el liderazgo, moviendo hábilmente sus fichas y provocándoles sarpullidos varios como creer que el 15N se rompía el corojo y la fiesta va a durar -a priori- hasta el 27 de noviembre, cuando se cumplirá un año de la protesta frente al Ministerio de Cultura.
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¿Qué van a hacer hora; prolongar el terror callejero, organizar Planes de la calle con Díaz-Canel disfrazado de Peter Pan y Lis Cuesta de Wendy Moira Ángela Darling en maratón de selfies, con niños privados de leche y útiles escolares?
¿Seguir intentando comprar adhesiones, surtiendo las tiendas y aumentando el expendio de bebidas alcohólicas?, aunque sin pasarse porque las rondas no son buenas, hacen daño y se acaba por llorar, como le pasó al chivato Fernando, en su estreno televisivo.
La casta verde oliva y enguayaberada no teme a Yunior García Aguilera ni a Archipiélago, pero vive aterrorizada porque cunda su ejemplo y la isla se incendie de punta a cabo, como casi ocurrió el 11J; de ahí su paranoica reacción apaleando, encarcelando e intentando amedrentar a jóvenes cubanos con penas de cárcel desproporcionadas, por el supuesto delito de sedición; mientras intenta comprar adhesión con arreglos de papier maché en barrios empobrecidos por el comunismo de compadres.
Raúl Castro y sus subordinados no tienen donde esconderse en este mundo y nada mortifica más a un millonario que no poder vivir con sosiego; pero en su pecado de despreciar la generosidad de Barack Obama, liquidar a los fidelistas e imponer al fallido Miguel Díaz-Canel, llevará su penitencia hasta que muera, cuando un escalofrío recorrerá Siboney y adyacentes porque la actual mayimbada es de las peores cosechas de la revolución y su único plan consiste en resistir a la espera de un milagro y estar atento a las señales de La Rinconada; mientras retozan en piscinas usurpadas y beben cerveza fría y whisky que no pagan.
Los maoístas mítines de repudio que -este lunes aciago para Cuba- intentó justificar la gobbeliana Mesa Redonda son la continuidad del delictivo llamado a la Guerra Civil del presidente Díaz-Canel, sudando el 11 de julio y que luego han tratado de escamotear por su falta de valor para pedir perdón a los cubanos por un acto injustificable en un mandatario.
Si alguna duda quedaba de que la orden de combate está dada, solo hay que revisar el encuentro fortuito del reportero Humberto López con una patrulla de la policía en la esquina de Toyo -también destrozada por el comunismo- para comprobar que las fuerzas represivas salieron a la calle con la orden de reprimir a todo cubano que se moviera con un teléfono móvil.
Aunque la orden no fue obedecida con igual disciplina, pues en Villa Clara, los coordinadores de un mitin de repudio aflojaron, cuando vieron que los agredidos no se acobardaron y los enfrentaron con valentía democrática; en La Habana, padres de reclutas del Servicio Militar Obligatorio se enfrentaron a oficiales porque sus vástagos no van a agredir a otros cubanos.
El estreno de los militares en la represión contra el pueblo, el fatídico 11J, y los ascensos a general de división de Luis Alberto Rodríguez López-Calleja y de su hijo Guillermo Rodríguez Castro a teniente coronel, profundizó las grietas entre el clan militar prosirio, estómagos agradecidos de Raúl Castro, y el resto que defiende no involucrarse en una masacre de cubanos.
A la división entre uniformados, se une el malestar entre cuadros civiles por la falta de una adecuada respuesta a los desafíos que implican el 11J, el 15N, la crisis económica estructural que golpea a los cubanos, especialmente a los más empobrecidos; y el deterioro notable en las relaciones con Estados Unidos y la última pirueta contra España.
El malestar de este sector se alimenta también de la creciente desigualdad que implica la reciente auto adjudicación, en propiedad, de mansiones para Díaz-Canel y Marrrero Cruz; más una parcela y construcción de una casa para el ex espía Gerardo Hernández Nordelo; alteraciones inmobiliarias que se produjeron tras la destitución de Abraham Maciques, porque las casas y parcela pertenecían al fondo de viviendas de Palco Inmobiliaria.
Solo a unos mentecatos políticos se les ocurre agredir a España en la actual encrucijada, retirando de golpe y porrazo las credenciales a la corresponsalía de EFE en La Habana, pero fue la única respuesta que encontraron al aviso de José Borrell de que diplomáticos europeos estarían atentos al 15N, la reacción tardía y parcial, devolviendo parte de las credenciales, solo dejó en evidencia la improvisación constante que anida en el Palacio de la Revolución.
¿Qué Inteligencia política aconsejó la acción contra España y Europa?, sabiendo que Joe Biden tiene a La Habana en el punto rojo de su colimador y ha dejado claro que los cambios estadounidenses los hizo Obama, que ahora toca a Cuba mover ficha.
Con cuadros como Díaz-Canel, Marrero Cruz, López-Calleja, Bruno Rodríguez y los jefes de secciones de Inteligencia actuales, el fracaso está garantizado porque siguen sin asimilar que Cuba no interesa geopolíticamente, que la realidad post Muro de Berlín, la redujo a una pequeña isla sola y empobrecida y; en vez de aprovechar la vecindad con la democracia más sólida y el mercado más dinámico del mundo, donde viven casi dos millones de cubanos, se ponen a echar guaperías, como si estuvieran en el colegio.
El recetario aplicado por la dictadura más antigua de Occidente para intentar aplacar la justa ira de cubanos es más viejo que la tos y demostró que la casta verde oliva y enguayaberada vive en la Guerra Fría porque carece de sentido de la historia y capacidad para saber que el mundo apuesta por libertad, derechos humanos, riqueza y justicia social.
Que Chucho Valdés y Leo Brouwer hayan levantado sus cualificadas voces contra la barbarie y que Silvio Rodríguez permanezca callado; implica que el gobierno Díaz-Canel solo pueda contar ya con trovadores y bufones doblegados por su necesidad económica y falta de proyección internacional, que les priva de recaudar los ansiados dólares norteamericanos y euros, los mejores antídotos contra la hiperinflación provocada por sucesivos experimentos.
Que el tardocastrismo se haya estrellado el 15N era más que sabido; las crisis estructurales exigen reformas políticas de calado y que los inservibles y desgastados primer ministro Marrero y los titulares de Interior, FAR, Cultura, Alimentaria, Energía y Minas y Economía sigan en sus puestos como si no pasara nada, solo obedece a la miopía suicida del presidente, sus asesores y su anciano mentor y padrino.
La casta opresora del pueblo pudo ahorrarse esta derrota, convocando a Yunior García Aguilera y Archipiélago al Palacio de la Revolución y pactar las condiciones de la marcha del 15N, pero la sensatez y la inteligencia no está al alcance de un grupito de vanidosos poseídos por el espíritu de Peter Pan.
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