Libertad, texto de Yunior García Aguilera

La libertad es una palabra recurrente en los debates que hoy sostenemos los cubanos, ya sea en la cola del picadillo, en la mesa del dominó o en las redes sociales.

Yunior García Aguilera, líder de Archipiélago © Cortesía
Yunior García Aguilera, líder de Archipiélago Foto © Cortesía

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Un texto del líder de Archipiélago y principal promotor del 15N en La Habana, Yunior García Aguilera fue leído este domingo en París, durante actos de solidaridad con el 15N en Cuba, presos políticos y de tributo a la memoria del cubano asesinado por un policía en La Güinera.

Por su importancia, reproducimos el texto de García Aguilera, rodeado por turbas paramilitares castrista para impedirle que marche en solitario este domingo por la céntrica Avenida 23, en La Habana.


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Libertad

Cuentan que algunos esclavos, llegada la hora de su libertad, se resistían a ser libres. No todos habían experimentado el cepo o la furia del látigo. Algunos eran extremadamente mansos y obedientes. Otros habían desarrollado empatía por sus amos, gozaban de algún privilegio o simplemente agradecían tener asegurados el techo y el plato de comida. Dejar de ser esclavos era, para algunos, una aventura demasiado arriesgada.

La libertad es una palabra recurrente en los debates que hoy sostenemos los cubanos, ya sea en la cola del picadillo, en la mesa del dominó o en las redes sociales. El pasado 11 de julio la libertad fue un reclamo que estuvo presente en muchas de las protestas a lo largo del país. También es, sin dudas, un motivo frecuente en canciones, poemas y discursos. Pero, en definitiva, ¿qué es la libertad? ¿Podemos definirla sin ponernos demasiado abstractos o ambiguos?

Los diccionarios hablan de la facultad humana para elegir sin coacción. Sus opuestos serían la opresión, la cárcel o la esclavitud. Los poetas hablan de la satisfacción de los deseos. Los filósofos teorizan sobre límites y responsabilidades. Jesucristo habló de conocer la verdad, como condición para ser libres. Sartre mencionaba la otredad. Cada quien dibuja su propia definición, según su sensibilidad y su lenguaje.

La libertad es para mí ese espacio de derechos que un individuo alcanza dentro de un consenso social. Y ese espacio se estrecha o ensancha cuando te comparas con otros individuos. Lo mismo ocurre con los grupos, las comunidades, las naciones. Un país, al compararse con otros, podría medir, por así decirlo, el "diámetro" de su libertad.

No es un asunto tan simple, es cierto. Hay culturas donde se permiten o prohíben cosas totalmente ajenas a nuestros consensos morales, económicos, políticos, sociales, culturales. Pero, afortunadamente, existe una norma universal llamada Derechos Humanos. Y aunque en Cuba no se venda en los estanquillos, ni salga a página completa en los diarios, aunque para algunos suene a oposición o disidencia, nuestro archipiélago es firmante de esa declaración.

Desafortunadamente, leer los 30 artículos que allí aparecen, es descubrir que nuestro diámetro de libertad es más angosto de lo que pregonan los defensores furibundos del régimen. Sencillamente, algo tan elemental como gritar que "las calles son de los revolucionarios" y armar con palos a una parte de la sociedad contra otra, es una forma inequívoca de segregación, una especie de apartheid criollo, un fascismo tropical intolerable.

Curar todo ese odio inoculado por décadas sin reproducirlo en su versión opuesta será un gran reto que deberemos alcanzar como nación. El nuevo pacto social que nos toca construir lleva un debate que supera los simulacros de "diálogo" impulsados por el poder, donde no se asume un solo compromiso. Las rondas de quejas no sirven para nada, a menos que exista una voluntad real de transformación. Encontrar el equilibrio entre justicia social, Estado de Derecho, prosperidad, democracia plural y soberanía ciudadana, será un desafío que debemos asumir sin prejuicios, adoctrinamientos, dictadura de las "mayorías" o resentimientos.

Martí decía que ser cultos es el único modo de ser libres. Pues nos toca cultivarnos en el debate y la acción ciudadana, para acabar de ensanchar, de una buena vez, el diámetro de nuestras libertades.

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