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El fallecimiento este sábado del poeta Raúl Rivero sigue provocando reacciones de tristeza y recuerdos entre los cubanos que le conocieron, y que lo admiraron como ser humano y personalidad del mundo de las letras.
El también periodista y activista por los derechos humanos y la democracia en Cuba ha sido recordado por su obra literaria y por su frontal oposición al régimen de La Habana, que le valió la represión de la Seguridad del Estado, la cárcel durante la llamada Primavera Negra y finalmente el exilio.
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Entre las más sentidas muestras de dolor, la de su hija María Karla Rivero Veloz, hija del poeta con la actriz cubana Coralita Veloz.
“Ay papá, cómo dueles. Es la sensación más grande de vacío que he tenido en mi vida, el dolor más fuerte. Gracias por tu amor, gracias por ser mi papá, por estar siempre y escucharme, por tus horas contándome tantas historias, por cada poema”, le dijo su hija, prometiéndole que le hablaría todos los día a su pequeña de lo grande, amoroso y bueno que era su abuelo. “Buen viaje mi gordo. Buen viaje papá, nos volveremos a encontrar. TE AMO”, se despidió.
“Triste la noticia de la muerte de Raúl Rivero. Gran poeta amigo y defensor incansable por la libertad de Cuba. Mis condolencias para Blanca y el resto de su familia. ¡Descansa en paz hermano, tu legado sigue vivo!”, expresó el músico y cantante Willy Chirino.
El actor y humorista Alexis Valdés lo recordó como un hombre y ciudadano que ya había perdido el miedo a enfrentarse al poder, cuando en Cuba muchos cuidaban de expresar en público sus ideas. Un cubano valiente que ejercía una fascinación y magnetismo especiales en quienes lo conocían.
“Le conocí hace muchos años. Yo era un joven actor que ni siquiera había tenido un éxito importante… en aquellos tiempos era el poeta más popular de La Habana. Era ese poeta al que le gustaban los actores y se reunía con ellos a contar historias increíbles en Las Cañitas del Habana libre o en el bar el Hurón Azul de la UNEAC”, recordó Valdés.
“En aquellos días yo me sentía un privilegiado andando con aquel hombre”, reconoció el humorista. “Aquel hombre que me hablaba con palabras que yo nunca había escuchado. Aquel hombre que tenía una memoria tan prodigiosa que se apostaba un trago con cualquiera que le mencionara un poema importante de la poesía hispanoamericana que él no se supiera de memoria. Ese era Raúl Rivero un hombre genial. Y un seductor total”, añadió.
De sus duros años como disidente en Cuba, Valdés recordó el coraje de Rivero, un hombre capaz de gritar en plena calle sus opiniones sobre el dictador Fidel Castro, al que desollaba metafóricamente en público con el humor más corrosivo del que era capaz. “¿No te has fijado que es una gallega triste, coño?”, decía de Castro en plena calle, provocando el espanto de la gente y la preocupación por su integridad física entre sus amigos.
“Ya él había perdido el miedo. Nosotros todavía no. Ha muerto lejos de su tierra por no comulgar con el gobierno. Lejos de esa Habana que él amaba y conocía como nadie. Cuba pierde un gran poeta. Un gran periodista. Un gran hombre. Un gran cubano. De los mejores que he conocido”, concluyó un emocionado Valdés que se disculpó ante el bardo por no despedirse con unos versos. “Contigo no me atrevo”, le confesó.
“La vida es muy seria para cogerla solo con seriedad. Esto podría haberlo dicho él. No lo dijo. Pero su humor era impecable e implacable. Con unas de sus frases más hilarantes, que siempre recuerdo, me despido de Raúl, el bueno, el poeta: 'a la trinchera, que ahí vienen los nuestros', solía repetir. Y yo, a morir de risa cada vez que se la escuchaba con ese, su gracejo. EPD”, recordó el historiador y opositor cubano, Manuel Cuesta Morúa.
El escritor y exiliado cubano, Antonio José Ponte, director del portal de noticias Diario de Cuba, donde colaboró Rivero durante un tiempo, también quiso dedicarle unos versos de despedida en los que al dolor de la muerte se añade la tristeza del destierro.
“Mueren los dispersados por el mundo, / los venteados en vida. No alcanzan / con sus muertes tierra, / y piden ser incinerados por no deshacerse / en ninguna otra que no sea aquella. / Aquella. / Hemos llegado a esto. / Este fin de combate / en el que nadie tiene tierra.
"Nada raro que en esa isla haya nacido un poeta como Raúl Rivero, que llevó la escritura al lugar en que la poesía no ha nacido o ha dejado de ser", reflejó el historiador Rafael Rojas en una nota necrológica publicada en El País.
"Decía en uno de sus poemas que la muerte, cuando se espera, cuando 'sabe uno que va a irse/ de pronto una mañana/ para ese viaje largo/ que no acaba nunca', no es una muerte de frente sino 'de perfil'. Así se ha ido Raúl Rivero, de perfil, con toda la honestidad de su poesía y su periodismo, que nos quedarán siempre como testimonio de que decir no a un poder despótico es costoso, pero vale la pena", añadió.
"¿De qué está hecho un héroe? Proezas, desasosiego, debilidades, genialidades, defectos y grandes virtudes lo adornan para contar la épica y la lírica de una isla en decadencia, ética e ideológica que nos obliga a inmolarnos y sufrir una ¿doctrina? devenida en negocio político- familiar", reflexionó la escritora Wendy Navarro, para quien "en Raúl Rivero se asienta la personalidad del héroe cubano contemporáneo".
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