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El actor cubano Edel Carrero, participante de la protesta del 11 de julio, fue expulsado de su trabajo en el Centro de Teatro de La Habana.
Carrero, quien en julio pasado se manifestó junto a varios colegas frente al Instituto Cubano de Radio y Televisión, y no ha escatimado sus opiniones críticas sobre el régimen cubano, contó en Twitter que las autoridades culturales le dijeron que ya no era "confiable" y prescindieron de sus servicios como informático.
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"Estaba trabajando de informático en el Centro de Teatro desde enero de 2021. Me cito Marvin Yaquis Escobedo, el director, y me dijo que ya yo sabía para que era la reunión. Que la plaza de informático es para personas confiables y como yo me manifesté el 11J y fui detenido, además de que estoy frontalmente en contra de la dictadura cubana, me tenía que dar baja", explicó a CiberCuba.
Carrero también ha apoyado en redes sociales la convocatoria del grupo Archipiélago a la Marcha Cívica por el Cambio, prevista para el próximo 15 de noviembre.
El Centro de Teatro de La Habana, donde trabajó Carrero hasta este miércoles, es un organismo del Consejo Nacional de las Artes Escénicas (CNAE), dependiente del Ministerio de Cultura.
Desde que se anunció la marcha, la Seguridad del Estado cubana ha llevado a cabo una campaña de presiones sin precedentes, en la que, además de despidos laborales se incluyen actos de repudio, ofensivas mediáticas de descrédito, arrestos arbitrarios, intimidaciones a las familias, condenas ejemplarizantes a los detenidos durante las protestas del 11 de julio, cortes del servicio de teléfono y datos móviles, y amenazas de que si ese día salen a la calle serán sancionados severamente por diversos delitos —incluido el de sedición, que puede conllevar pena de 20 años de cárcel.
Para denunciar posibles actos de represión contra quienes hayan expresado su apoyo a la marcha, Archipiélago creó una comisión independiente de apoyo a los manifestantes del 15-N, integrada por juristas, que ya ha recogido decenas de denuncias.
La comisión asegura que las muestras de represión "se han intensificado" desde el anuncio de la protesta por la libertad de los presos políticos, que ha sido prohibida por el gobierno.
El grupo también reportó que miembros y simpatizantes de Archipiélago realizaron 22 denuncias, entre el 25 y 30 de octubre, sobre represalias por participar en la convocatoria.
Entre los represaliados en sus trabajos y centros de estudio se encuentran el doctor Manuel Guerra y el profesor David Martínez Espinosa, expulsado de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos por sus opiniones políticas y por promover la marcha del 15N.
Martínez Espinosa impartía Química y Matemáticas aplicadas en el mencionado centro de educación superior, y el pasado 19 de octubre le fue comunicada su expulsión durante una reunión con directivos de la universidad.
En situación similar se encuentran varios de los manifestantes del 11J. El joven de 20 años Armando de Jesús Sardiñas Figueredo, condenado a 10 meses de trabajo correccional con internamiento en el campamento La Lima, de Guanabacoa, fue expulsado de su empleo en el restaurante La Dominica, ubicado en el municipio Habana Vieja y perteneciente a la corporación CIMEX. La jefa de recursos humanos de la empresa, al despedirlo, le dijo que debieron haberlo condenado al menos a 10 años y que allí no podían trabajar “contrarrevolucionarios”.
Las autoridades reiteran que toda protesta cívica es parte de una maniobra orquestada desde Washington, y han arreciado sus acusaciones mediáticas contra la principal cabeza de Archipiélago, el dramaturgo Yunior García Aguilera. Este lunes, incluso, destaparon a un agente de la policía política infiltrado en la disidencia, que aseguró que García es un “líder creado por manuales” y preparado por EE UU con el propósito de provocar un enfrentamiento civil en Cuba.
García Aguilera ha rechazado en numerosas ocasiones las acusaciones oficiales de ser un “operador político de EE UU”.
"Cada decisión tomada en Archipiélago ha sido el resultado de un amplio y profundo debate entre un grupo de moderadores CUBANOS, de quienes me siento orgulloso. La democracia que ha nacido en ese grupo tan diverso, me devuelve cada noche las esperanzas en el futuro de Cuba. Esperanzas que, irremediablemente, pierdo de a poco cada vez que veo el noticiero o escucho un discurso de nuestros obcecados dirigentes, entrenados en manuales soviéticos y paranoias demasiado convenientes", escribió el dramaturgo en Facebook.
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