Miguel Díaz-Canel admite públicamente que en Cuba no existe separación de poderes

Según el presidente, en Cuba no se trabaja "con la división de poderes" sino "con la unidad de poderes, a través de órganos que tienen funciones diferentes".


Este artículo es de hace 3 años

El presidente cubano Miguel Díaz-Canel admitió, durante una reunión con los presidentes de las Asambleas Municipales del Poder Popular, que se realizó a finales de septiembre pasado pero se difundió este jueves en el programa Mesa Redonda, que en Cuba no existe separación se poderes sino una "unidad de poderes"; una idea que entra en total contradicción con uno de los principios fundamentales de las democracias modernas, de acuerdo con las ciencias políticas, que es precisamente la independencia de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

"En el mundo se habla mucho de la división de poderes. El poder legislativo está generalmente en las instituciones que aprueban leyes, el poder ejecutivo en el Gobierno y el poder judicial en los tribunales, pero en Cuba no se trabaja con la división de poderes. Se trabaja con la unidad de poderes, a través de órganos que tienen funciones diferentes", aseguró el mandatario frente a los delegados cubanos, en un intento de sentar cátedra sobre el tema.


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Díaz-Canel defendió que "el concepto de poder que se usa en Cuba, en la revolución cubana, es el concepto de poder popular, que está subordinado o se construye en el concepto de soberanía popular".

"¿Y cuándo hay soberanía popular? Cuando, como dice uno de los artículos de nuestra Constitución, todo está en función del soberano. ¿Y quién es el soberano? El pueblo. Y como es el pueblo todos esos poderes se desarrollan a través de la participación del pueblo y de las instituciones o los órganos que representan al pueblo. Y ahí después vamos a ver cómo el pueblo participa de manera directa e indirecta", dijo convencido.

Sin embargo, más allá de los errores conceptuales y teóricos y manipulaciones que reprodujo en su discurso, la propia experiencia cubana cuestiona su afirmación de que el pueblo cubano es el soberano. Durante el proceso de reforma constitucional de 2018, que culminó conla aprobación de la actual Constitución en febrero de 2019, quien estuvo al frente fue el Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC).

Según el presidente, la Asamblea Nacional del Poder Popular es el órgano supremo en Cuba, pero este órgano apenas legisla, en primer lugar, y, en segundo lugar, ha demostrado total subordinación a intereses partidistas. Antes de que en el Parlamento iniciara la discusión sobre el anteproyecto de Constitución, ya el Buró Político del PCC llevaba cinco años analizando los posibles contenidos que se incluirían. Y fue el Buró Político del PCC quien propuso a los diputados que integrarían la comisión redactora y, Raúl Castro, entonces secretario general del Partido, quien la presidió.

Además, al Parlamento nunca ha llegado una sola persona que represente los intereses de quienes disienten en el país ni de ningún movimiento o partido opositor.

En la misma introducción de su intervención, Díaz-Canel reconoció que el propósito de sus palabras era "compartir con ustedes un grupo de criterios que hemos estado trabajando con el Buró Político, con el Secretariado, con los compañeros de la dirección de la Asamblea Nacional del Poder Popular y también con el Consejo de Ministros".

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