La cubana Mavys Álvarez Rego, presunta víctima de delitos cometidos por el astro argentino del fútbol, Diego Armando Maradona, con quien mantuvo relaciones amorosas siendo ella menor de edad, se sumó a la querella contra el entorno del fallecido futbolista.
Presentada ante el Juzgado criminal y correccional federal Nº 10 de Argentina, la demanda solicita que se investigue si el entorno de Maradona incurrió en el delito de Trata de Personas al llevar a ese país en 2001 a Álvarez Rego, quien tenía entonces solo 17 años de edad.
La denuncia, realizada por la organización no gubernamental (ONG) Fundación por la Paz y el Cambio Climático en Argentina, incluye al representante de Maradona en esa época, Guillermo Coppola, y a otros colaboradores que estuvieron con el exfubolista en Cuba.
Carlos Ferro Viera, Omar Suárez, Gabriel Buono, y Mariano Israelit estarían en la lista de los acusados que los demandantes piden que se detengan inmediatamente en un documento de siete páginas presentado ante la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) de Argentina.
“Nos pareció muy justo que reclamemos por los derechos que ella tiene y darle la oportunidad para que se pueda presentar acá en Argentina después de tanto sufrimiento que tuvo cuando era joven”, dijo en declaraciones para América TeVé el presidente de la ONG, Fernando Míguez, figura conocida en los tribunales argentinos por sus múltiples demandas en todo tipo de casos, desde corrupción hasta delitos comunes.
Entrevistado este martes por el citado medio, Míguez explicó que en ningún momento la cubana accedió a presentarse como parte en la acusación por razones económicas ni compensación monetaria alguna. “Se trata de un proceso que busca responsabilidades penales, no civiles”, aclaró el presidente de la ONG.
“Mavys no pide una compensación económica, sino responsabilidades penales derivadas de presuntos delitos”, añadió Míguez, saliendo al paso de rumores que en Argentina y otros lugares intentan descalificar las razones de la víctima de una historia que, de demostrarse los hechos denunciados, clasificaría entre las más sórdidas del astro argentino, su círculo de amigos y allegados, e incluso del dictador Fidel Castro, a quien los testimonios apuntan como conocedor y presunto encubridor de los delitos cometidos por su amigo futbolista.
“Fidel lo sabía todo”, dijo Carlos Ferro Viera, uno de los acusados en la demanda a la que se sumó Álvarez Rego. Según relató a la televisión argentina el presunto terapista que visitaba a Maradona en la clínica cubana La Pradera, las autoridades cubanas le dieron “un Mercedes Benz, negro, viejo, de los usados para asuntos diplomáticos”. En el maletero de ese auto, Ferro Viera confesó que entró a “muchas chicas”, menores de edad algunas de ellas, para llevarlas ante Maradona.
El consumo de cocaína, traída directamente de Colombia (hay una foto de Diego con Mavys, Ferro Viera y alguien del Cartel de Medellín en La Habana), las juergas, orgías y otras tropelías cometidas por el astro argentino y sus amigos, llegaron a poner en peligro la vida de las jóvenes cubanas, ya fuera por inducirlas al consumo de psicotrópicos, o por dejarlas encerradas en el maletero del coche, como confesó uno de los demandados que sucedió con una chica por más de tres horas.
La entrevista concedida por Álvarez Rego a América TeVé, dijo este martes el periodista Mario Pentón, ha movilizado conciencias e inspirado a otras víctimas a salir del silencio y querer compartir sus testimonios de abusos de personajes poderosos y situaciones parecidas a las sufridas por la primera en Cuba.
“Una muchacha que fue novia de uno de los hijos de Castro la metían igual en el maletero de un carro para poder entrarla en Punto 0”, dijo Pentón refiriéndose a una de las múltiples denuncias que ha recibido de personas, mujeres en su mayoría, que quieren denunciar hechos de esta naturaleza.
Paradójicamente, indicó Míguez, en Argentina el colectivo feminista no ha respaldado la denuncia de la cubana, como sí ha hecho con otras denunciantes con casos menos sólidos y con menos pruebas.
Para el periodista Juan Manuel Cao, esta reacción de parte de las feministas argentinas encuentra su explicación en cuestiones ideológicas y la afinidad de sectores de la izquierda que todavía creen en el mito de la llamada revolución y de Fidel, una figura histórica que una vez más aparece en los testimonios de víctimas de la violencia y la sordidez de un régimen que, con tal de procurarse aliados, pasa por encima de las vidas de personas como Álvarez Rego.
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