La periodista independiente Camila Acosta, quien se encuentra bajo la vigilancia de la Seguridad del Estado, mostró en sus redes sociales fotos y videos de los agentes tratando de esconderse detrás de un árbol frente a su casa, para no ser vistos mientras chequean los movimientos de la joven.
Acosta señaló que el próximo 16 de septiembre cumplirá dos meses bajo una medida cautelar de reclusión domiciliaria por divulgar las protestas del 11 de julio en La Habana.
La reportera cuestionó el gasto que significa para el gobierno mantener una guardia perenne de tres personas frente a su vivienda, además de dos policías en una patrulla apostada al doblar la esquina.
"En total, 5 personas diariamente, porque cambian de turno, solo para mí, para vigilarme e impedirme salir a la calle. Sacando cuentas, serían 150 comidas y meriendas al mes como mínimo, y unos 20 salarios pagados por el régimen", precisó la reportera en su muro de Facebook.
"A eso se le suman los gastos de combustible para las motos de los oficiales de la Seguridad y las patrullas que, además, me siguen en todo el trayecto por La Habana cuando he necesitado reunirme con mi abogado. Estimo que los gastos destinados por la policía política para sostener este cerco ronda los 50 mil pesos (Cup, aproximadamente 800 Usd) mensuales, como mínimo", añadió.
En su cuenta de Twitter, la periodista aseguró que de cerca de una docena de periodistas independientes arrestados por las protestas del 11 de julio, solo ella está en esa situación y en espera de juicio, acusada de los delitos de desorden público e instigación a delinquir. El resto fue liberado con multas.
"Claro, el día antes de soltarme la Seguridad quiso hacerme firmar un documento mediante el cual me comprometía a pagar una multa como condición para liberarme, a lo cual me negué, porque eso significaría que, sin derecho a defensa, yo misma reconocía que había cometido un delito", denunció.
Acosta dijo que también se negó a firmar el compromiso a pagar la multa, pues con eso no le devolverían los equipos de trabajo y el dinero confiscados en un registro que le hicieron en su casa el 12 de julio, cuando la detuvieron.
"Las medidas arbitrarias no se acatan. Debemos dejar de bajar la cabeza, de ceder ante las injusticias. La impunidad del régimen cubano debe cesar", concluyó.
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