Yandy Núñez, el cubano montañista que iniciara su escalada al Everest durante la recién finalizada temporada en el Himalayas, conversó con CiberCuba desde su cama de hospital en Nepal y compartió sus experiencias en la expedición cancelada abruptamente tras enfermar de COVID-19.
Dice estar “saliendo” de una “tragedia” porque así describe lo que ha vivido en las últimas cuatro semanas, alejado de su familia. A ello se suma la frustración de no haber podido llegar a la cima del mundo.
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Coronar el Everest se convierte en una meta pospuesta, tal vez para la próxima temporada o quién sabe si para la siguiente. No lo puede precisar.
¿Cómo te sientes?
Estoy saliendo de esta tragedia, como le digo yo. Fue una gran tragedia todo lo que viví, pero estoy vivo y eso es lo fundamental.
La COVID destruyó mi sueño de llegar al monte Everest, ese sentimiento tan grande que tenía y que tengo, porque me destruyó mis sueños este año, pero no pudo acabar con mi vida. Producto de las secuelas del COVID tuve consecuencias extremadamente graves.
¿Cuándo comenzaste a sentirte mal?
Yo llegué hasta el Campamento 3 del Everest, a 7,200 metros. Luego, en el proceso de aclimatación, bajamos al Campamento Base y ahí estuvimos unos días esperando una ventana [oportunidad] para ascender. Había mal tiempo y tuvimos que esperar.
El Campamento Base estaba minado de COVID-19. Cuando llego al Campamento 3 era finales de abril, y cuando regresamos para hacer cumbre era 17 de mayo. Estando en el Campamento Base, días antes de comenzar el ascenso final, empiezo a sentir mi organismo un poco raro.
No estaba respirando igual, me empecé a sentir un poco agitado y se fue agravando hasta que casi termina con mi vida. Me sentía muy cansado y me pareció extraño porque en toda la expedición no me sentí mal ni un día, ni con síntomas de alta montaña, ni dolores de cabeza, náuseas, nada.
El plan era llegar al Campamento 2, a 6,500 m de altura, pasar dos noches allí para descansar, subir hasta el Campamento 3, pernoctar una noche y luego ascender al Campamento 4. Al Campamento 4 se le llama la zona de la muerte porque ahí ya no hay aclimatación y tu cuerpo comienza a morir lentamente. Tus células se van debilitando. Allí debíamos estar solo unas horas y luego salir a hacer la cumbre.
Hay que decir que para llegar desde el Campamento Base al Campamento 2 hay que atravesar la cascada de Khumbu que es lo mas terrorífico que puedas imaginar, porque es un glacial cubierto de hielo con unas grietas que tienes que atravesar. Es una ruleta rusa.
De hecho, hubo un accidente esta temporada
Si, falleció un sherpa en las mismas cascadas. Cayó en una de esas grietas.
¿Cuándo decidiste abandonar la expedición?
Ese día salimos en la madrugada del 17 de mayo del Campamento Base al Campamento 2. Ya yo venía sintiéndome mal. Aun así, atravieso la cascada del Khumbu, pero al llegar al Campamento 1, ya veo que algo andaba mal en mi organismo. Decido continuar hacia el Campamento 2 porque, de regresar, tenía que atravesar otra vez las cascadas de Khumbu. Llego al Campamento 2 destruido completo. En todo momento pensé que lo que yo tenía era asma.
Lo que me salvó es que en vez de estar dos noches en el Camp 2, estuvimos tres noches, por mal tiempo. Y esas tres noches las pase en mi tienda de campaña, sin ánimos, sin energía y con tremenda falta de aire. Hubo un momento que me dio miedo de dormir solo en la tienda. Sentía dolor en el pecho.
Llévanos hasta el momento en que sales hacia el Campamento 3. ¿Qué te hace decidirte a pedir ayuda?
La noche antes yo le comunico a la mujer mía, mediante mensajes vía GPS, que me sentía muy mal y que si le enviaba un mensaje de “Hazlo” o “Rescate”, algo así, que lo solicitara al momento. Ese fue mi primer paso. Toda esa noche yo dormí con oxígeno.
Al día siguiente, íbamos a ascender sobre las 10:30 de la mañana aproximadamente. Nos levantamos temprano ese día. Antes de salir, le digo al sherpa que si no llego a las grietas verticales en una hora, yo le hago una seña y cancelamos la expedición… Para llegar al Campamento 3 hay que atravesar unas grietas verticales y luego escalar una ladera de 90 grados cubierta de hielo. Si no llegaba a las grietas, no iba a tener fuerzas para subir la ladera.
No caminé ni siete metros... Me viro y le hago la seña al sherpa. El helicóptero no pudo llegar ese día, por mal tiempo. Ni al otro día. Ya yo estaba muy asustado, con dolor en el pecho, sin habla. Estuve un día y medio sin el rescate.
Cuando llegó el helicóptero yo no me podía mover. Los sherpas me ayudaron. Tenía que coger un descanso y caminar. El COVID me destruyó completo. Jamás en la vida yo había sentido algo tan fuerte como eso.
Llegas al hospital, te hacen el PCR. ¿Qué sentiste cuando te dieron el resultado positivo?
Yo no le di importancia al PCR, lo vi como algo normal. Como tres horas después, viene el doctor y me dice “eres positivo al COVID y tienes neumonía en el pulmón derecho”. Y ahí yo dije, ¡Dios mío! Yo, sin saberlo, ascendí hacia el Campamento 2 teniendo COVID.
Al segundo día de yo estar en el hospital, me encuentro con un dolor en las piernas terribles. No podía estar en pie y lo asocié con los dolores musculares por tantas horas de esfuerzo. Me hacen un ultrasonido y me encuentran coágulos de sangre en los pies, producto del COVID.
Te explico: cuando me descubren los coágulos, me pusieron anticoagulantes y un coágulo se me fue para el pulmón. Ahí me las vi negras. Y empecé a llorar. Estuve asustadísimo y volví a tener dificultades para respirar y pensé que ya…
En estos momentos estoy en el hospital, pero me siento muy bien. Mañana me voy para un hotel. El plan era irme para Islandia, pero por problemas que no dependen de mí, sino de las aerolíneas, y porque Nepal está cerrado [por la pandemia], debo volar con oxígeno.
¿Cuándo regresas a Islandia?
Bueno, no sé si viajar nuevamente o si quedarme aquí y esperar la otra temporada. El vuelo está previsto para el día 5 de julio, el mes que viene.
Desde marzo que saliste de Islandia hasta julio serían casi cuatro meses de separación con tu familia. ¿Te ha cambiado la perspectiva este susto que has pasado?
Yo muchas veces dije que si me iba a pasar algo que me pasara en Islandia. Todavía estoy con medicación. El estado de ánimo volvió, porque semanas atrás no tenía energías. Yo creo que estoy vivo porque soy joven, soy fuerte y gracias a Dios lo logré sobrepasar.
Llevas casi un mes en el hospital…
Desde el 21 de mayo. El proceso de recuperación es lento. Es un virus fuerte, y después del COVID todo lo que te deja, las consecuencias.
¿Piensas escalar el Everest en la próxima temporada?
Por ahora pienso estar con mi familia. Extraño mucho a mi hijo. Llamo a la mujer mía y hablamos todos los días. Yo pensé que la expedición era 50 días y no contaba con que todo esto se iba a extender. Pero mi sueño del Everest esta ahí. Si me siento con energía y me encuentro bien para el año que viene, le meto mano. Yo nunca renuncio.
También le quiero agradecer a todas aquellas personas bellas que me han mandado mensajes y comentarios de apoyo cuando estaba escalando la montaña. Les quiero mandar muchos besos a todos porque la verdad es que me dieron mucha fuerza.
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