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Varios medios de prensa sudafricanos han criticado esta semana proyectos millonarios de cooperación por los que el gobierno de ese país africano habría pagado millones a Cuba, en vez de contratar trabajadores locales.
Por ejemplo, un artículo reciente del portal Rapport reveló que el gobierno sudafricano pagó más de 1.600 millones de rands (115 mil millones de dólares) a Cuba por el Proyecto Thusano, un plan conjunto que comenzó en el 2015 y que pretende "crear un sistema de transporte sostenible" para la Fuerza de Defensa Nacional de Sudáfrica (SANDF).
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Los mecánicos militares cubanos se habrían utilizado para brindar mantenimiento a los vehículos de la SANDF y capacitar a los técnicos locales.
El proyecto se inició en el ejercicio económico 2015/2016 con un pago de la SANDF de 6 millones de rands (434 mil dólares) para el Proyecto Thusano, gasto que aumentó rápidamente a 144 millones de rands en 2016/2017, 163 millones de rands en 2017/2018 y 261 millones de rands en 2018/2019.
El ministro de Defensa, Nosiviwe Mapisa-Nqakula, reveló que hasta la fecha se han gastado 1.076 millones de rands (más de 77 mil millones de dólares) en el Proyecto.
La SANDF defendió el contrato de cooperación, diciendo que le ha ahorrado al país 2 mil millones de rands durante el período del contrato con el beneficio adicional de desarrollar habilidades esenciales.
Este informe se produce en medio de una batalla legal sobre el uso de ingenieros cubanos para ayudar a solucionar la crisis del agua en el país.
El mes pasado, la ministra de Asentamientos Humanos, Agua y Saneamiento, Lindiwe Sisulu, recibió a 24 ingenieros cubanos enviados desde la isla a Sudáfrica para mejorar y mejorar los esfuerzos del gobierno en el suministro de agua y servicios relacionados.
El uso de estos ingenieros forma parte de un acuerdo bilateral de 2014 entre Sudáfrica y Cuba sobre cooperación en la gestión de los recursos hídricos y el suministro de agua.
El anuncio fue mal recibido por partidos políticos sudafrocanos como ActionSA de Herman Mashaba, quienes afirmaron que se estaba ignorando a los ingenieros desempleados y capacitados localmente.
El proyecto de ingeniería de los cubanos costará 64 millones de rands (4 millones 626 mil dólares).
Poco después de que los ingenieros llegaran a Sudáfrica, se supo que no estaban registrados para trabajar en el país.
El Consejo de Ingeniería de Sudáfrica (ECSA) aseguró que no se les permitirá realizar trabajos de ingeniería a menos que sus calificaciones sean evaluadas y aprobadas, o estén supervisadas por un ingeniero registrado.
Sindicatos locales también han argumentado que no era necesario importar habilidades de Cuba ya que había muchos ingenieros locales que podían hacer el trabajo.
Algunos, incluso, han tratado de usar instrumentos legales para impedir la contratación.
También hubo una protesta el año pasado después de que se supo que el gobierno gastó 440 millones de rands (32 millones de dólares) en especialistas en salud de Cuba, mientras que muchos profesionales de la salud locales estaban desempleados.
La Asociación Médica Sudafricana (SAMA) expresó su preocupación por el plan y dijo que no habían visto el impacto positivo que se dice que estarían teniendo estos médicos.
También mencionó las numerosas “quejas sobre la barrera del idioma”.
La vocera de la Asociación, Angelique Coetzee, agregó que contratar médicos cubanos en Sudáfrica puede tener efectos negativos a largo plazo, ya que se produce a expensas de contratar médicos locales.
El ministro de Salud, Zweli Mkhize, por su parte, defendió la decisión y dijo que Sudáfrica se beneficiará de la brigada médica cubana.
La ministra Naledi Pandor también ha defendido la posición, diciendo que “la República de Cuba ha sido una encarnación vital del humanismo y la solidaridad internacional”.
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