La cubana Bárbara Rosabal Fernández responsabiliza a las autoridades de la prisión Combinado del Este por la muerte de su hijo, Joaquín Martínez Rosabal, encontrado muerto en una celda del Hospital Nacional de Reclusos, en diciembre de 2019.
“Mi hijo fue víctima de los abusos que hay aquí en las prisiones de Cuba, y nada, aquí no hay a quién reclamarle”, se quejó en declaraciones a Cubanet la afligida madre, que no ha parado de exigir desde entonces a las autoridades una investigación sobre la muerte de su hijo.
A Bárbara le dijeron que Joaquín, de 32 años, se ahorcó con una sábana en la celda, pero ella nunca ha creído esa versión de los hechos y se remite a algunas marcas que tenía el cadáver cuando ella lo vistió.
Luego de enterrado su hijo, Rosabal Fernández exigió la exhumación del cadáver y la investigación de un perito para comprobar si la muerte se debió a un suicidio como le dijeron o si fue un homicidio, pero las autoridades no han hecho caso de su reclamo hasta ahora.
La madre cuenta que Joaquín atravesaba un episodio depresivo, algo que ella intentó comunicarle a un oficial con grado de teniente coronel, que no hizo caso de su advertencia.
“Cuando fui hablar con el teniente coronel sobre la situación en la que se encontraba mi hijo, ni siquiera respondió al saludo. No me miró (…). Le rogué que lo vigilaran porque estaba deprimido y había atentado contra su vida. Le pedí que le quitaran todo con lo que pudiera hacerse daño, (hasta) la ropa si era necesario. Ellos eran los responsables de la vida de mi hijo”, se lamentó.
“Lo mataron en la prisión. ¿Cómo yo me voy a conformar con eso? Quiero que se haga justicia”, concluyó entre lágrimas.
En los últimos años son numerosas las madres cubanas con hijos presos en Cuba que hacen reclamos a las autoridades para indagar sobre las condiciones en que estos se encuentran en prisión, o que desconfían de la versión oficial que las autoridades carcelarias les hacen llegar.
Un ejemplo es el caso de la madre del preso político cubano Leandro Cerezo Sirut, María Victoria Sirut Reyes, quien viene reclamando desde hace meses a las autoridades carcelarias cubanas una fe de vida de su hijo, condenado en 2007 a cadena perpetua y que en estos momentos no le consta a la familia que esté vivo.
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