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Un jubilado cubano (o alguien que habla en su nombre) se ha hecho la pregunta del millón: cómo puede acceder a las tiendas MLC cuando no se tiene familia en el extranjero, se cuenta con pocos ingresos en la chequera y no se quiere delinquir.
"¿Dónde puedo acceder a la (tarjeta) MLC?", dijo en alusión al eufemismo con que el Gobierno de la Isla se refiere a la tarjeta en dólares, euros o cualquier otra moneda fuerte en el mercado internacional de divisas.
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En un post compartido en Facebook por el grupo Acuartelados de San Isidro, este trabajador cubano retirado, sin familiares fuera de la Isla, asegura que en los primeros diez días del mes gastó las 18 libras de arroz que le asigna el Estado a él y a su esposa por la libreta de abastecimiento y necesita comprar más para comer los otros 20 días que le quedan por delante hasta que vuelva a llegar la cuota a la bodega.
Para su sorpresa, no hay arroz en las tiendas en pesos cubanos de su ciudad. Pudo conseguir hortalizas, viandas, frutas e incluso proteínas en pesos cubanos, pero confirmó que el arroz sólo se vende con tarjeta MLC, en las tiendas que el Gobierno de la Isla supuestamente abrió para recaudar divisas con las que abastecer los establecimientos en moneda nacional. Sin embargo, en la práctica no se nota.
Hay que recordar que Raúl Castro desmontó esta versión en su informe al VIII congreso del PCC, cuando el pasado 16 de abril confesó ante los 300 delegados del Partido Comunista de Cuba que las tiendas MLC se abrieron con el objetivo de incentivar el envío de remesas a Cuba por parte de los emigrantes cubanos.
Pues bien, este jubilado cubano no tiene a nadie que le recargue una tarjeta MLC y tampoco quiere llevar nada ilegal a su casa ni hacer nada que se considere delito en Cuba para poder comprar el arroz que necesita para comer más de la mitad del mes.
Ante la duda, el abuelo cuenta que le comentó a la dependienta de la tienda donde venden arroz en MLC que sólo tenía los pesos cubanos que el Gobierno le ingresa en la chequera y ésta le contestó: "¡Ay mi abuelito, con todo el respeto de sus canas, tendría que comprar dólares a 50 CUP por la calle con su moneda nacional y que alguien se apiade de usted, sin costos adicionales, para su compra de una bolsa de arroz mediante una tarjeta ajena para suplir su necesidad".
"Con los ojos aguados y la presión alta, llegué a mi casa y conté a mi mujer lo sucedido. Sin respuestas para ella y con la mayor decepción para mí, la abracé muy fuerte y solo exclamé: ¡Si la decepción tomara por rehén a la incomodidad de cada jubilado como yo en esta situación, prometo sembrar arroz en el techo de mi casa y llorar hasta mis últimos días en espera del fruto deseado", concluyó.
Remesas y beneficiarios
Entre 2009 y 2019, Cuba recibió 29 mil millones de dólares en remesas desde el extranjero, según un informe de la firma consultora Habana Consulting Group (THCG).
Atendiendo a cálculos del economista Emilio Morales de THCG, el profesor Elías Amos ha explicado en su programa de CiberCuba Hablemos de Economía que en la Isla entran al año una media de 3.691 millones de dólares procedentes de los 2,5 millones de cubanos residentes en el exterior. Esta cifra representa un 6% del PIB del país y supera el porcentaje que aporta la agricultura en el Producto Interior Bruto cubano.
Según la Encuesta Nacional de Migraciones de 2019, publicada por la Oficina Nacional de Estadística de Cuba (ONEI), los cubanos con familia en el extranjero son mayoritariamente blancos, de sexo femenino, tienen un nivel educativo alto, viven en ciudades de menos de 50.000 habitantes y sobrepasan los 60 años.
En el lado contrario de la balanza está el perfil medio de los cubanos sin familia fuera de la Isla: la mayoría tiene piel negra, bajo nivel cultural, reside en zonas rurales y trabaja en empresas estatales.
Según ese estudio, más de 3,5 millones de cubanos (3.547.523) tenían hace dos años familiares en el extranjero. Este dato supone el 38% de la población mayor de 15 años (9.404.766) en la Isla.
O sea, hay un 60% de cubanos que no tienen quién les mande dólares.
En noviembre pasado un grupo de jóvenes cubanos se acuarteló en Damas 955, en el barrio de San Isidro, reclamando el cierre de las tiendas en MLC y la liberación del rapero Denis Solís. No consiguieron ninguno de sus objetivos pese a su huelga de hambre. Finalmente fueron desalojados por la fuerza.
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