El joven artista cubano Manuel de la Cruz cree que el Estado le ha declarado la guerra al arte tras el allanamiento a la sede del Movimiento San Isidro en La Habana y el robo a las obras de Luis Manuel Otero.
"Esto no puede quedar impune. Yo como artista me declaro en luto. Me siento profanado y ofendido", comentó en un texto que compartió en sus redes sociales.
De la Cruz ha sufrido una serie de epdisodios represivos por parte de las autoridades cubanas tras su frustrada actuación como el payaso Desparpajo en la fiesta que el MSI organizó para los niños del barrio a inicios de este mes.
"Corre por todo facebook el video clandestino donde se ve a la Seguridad y sus oficiales entrando abruptamente a la casa de Luis Manuel Otero y allanándola. El espectador se sobrecoge. Es imposible quedar inerte. Más de dos semanas llevaba bajo sitio, pero como todo artista, incansable, creó su garrote vil y desde la supuesta tranquilidad de la casa, el Museo de la Disidencia, generó un performance más genuino y con más significado que el Congreso del PCC que se celebraba en estos días", inició su texto.
El joven utiliza este hecho para denunciar las violaciones constantes de la Seguridad del Estado a los derechos de los cubanos.
"Cuba, 2021, recrea el escenario medieval de la iglesia represora y poderosa, que encarcelaba artistas, que destruía obras". comentó.
"En medio de un siglo de luz, donde los países que nos rodean adoptan leyes progresistas que son necesarias disculpas a minorías pisoteadas en siglos pasados, en Cuba, se recrea la represión y el crimen, se institucionaliza y se aplaude", agregó.
Manuel de la Cruz ha sido detenido e interrogado en varias ocasiones por la Seguridad del Estado debido a sus vínculos con el MSI. El joven, expulsado de su centro laboral, podría enfrentar acusasiones por desacato.
De la Cruz trabajaba en el preuniversitario Roberto Santiago Labrada Ávila, situado en el reparto Las Delicias del municipio Cotorro, donde impartía la asignatura de Preparación ciudadana.
En una entrevista reciente para el programa Las mañanas de CiberCuba comentó que tras su última detención el oficial que lo interrogó le dijo: "Te vamos a liberar, pero si vuelves a publicar algo en las redes sociales te vamos a acusar de desacato".
A continuación compartimos íntegramente el texto de Manuel de la Cruz:
Corre por todo facebook el video clandestino donde se ve a la Seguridad y sus oficiales entrando abruptamente a la casa de Luis Manuel Otero y allanándola. El espectador se sobrecoge. Es imposible quedar inerte.
Más de dos semanas llevaba el Luisma bajo sitio, pero como todo artista, incansable, creó su garrote vil y desde la supuesta tranquilidad de la casa, el Museo de la Disidencia, generó un performance más genuino y con más significado que el Congreso del PCC que se celebraba en estos días.
El video ha quedado allí como evidencia del horror. Se ve, en él, a un hombre descalzo e indefenso, siendo atropellado por oficiales prepago, y se ve una farsa, donde se gritan dos consignas gastadas, una de ellas presumiendo la resurrección de un Comandante.
Los oficiales irrumpen en la casa con la misma furia con que el cáncer carcome al hombre, y la tiranía, cual ese cáncer, contamina la casa con su presencia, y pretende matar la vida que en ella quede.
Las obras que adornaban las paredes, obras paridas desde la genialidad y la protesta, coloridas, llenas de fuerza, de luz y significado, se ven siendo estrujadas por las manos de los esbirros, que como hormigas locas, no saben que camino cojer, y esperan, de la hormiga reina, una orden, un mandato.
El progreso y el sentido común se blasfeman. Suben a un carro a dos artistas, los tratan como criminales, dos artistas negros, dos personas íntegras, que su único delito ha sido crear y disentir. Me visita la imagen de dos esclavos, dos negros congos, que no se postran ante una virgen española, y que ni tiempo tuvieron para resguardar a sus orishas.
Dos días después, Luis Manuel sigue saliendo a buscar sus obras. Demanda una disculpa pública, en nombre del arte y su creador, y mentes débiles le creen iluso. Yo demando una disculpa pública. El arte toda la demanda. La historia también la demanda.
Cuba, 2021, recrea el escenario medieval de la iglesia represora y poderosa, que encarcelaba artistas, que destruía obras.
Cuba ha violado la ley natural que establece que el pasado, en el pasado queda. Y en medio de un siglo de luz, donde los países que nos rodean adoptan leyes progresistas que son necesarias disculpas a minorías pisoteadas en siglos pasados, en Cuba, se recrea la represión y el crimen, se institucionaliza y se aplaude.
Esto no puede quedar impune.
Yo como artista me declaro en luto. Me siento profanado y ofendido. Un cuadro de Luis Manuel es también un poema mío, es un libro de Katherine Bisquet Rodríguez o de Maria Matienzo,un reportaje de Héctor Valdés Cocho, un girasol de Afrika Reina. El arte toda debiera solidarizarse, pues el garrote de Luis, es el garrote nuestro, es la expresión de la tortura a la que el Estado nos está sometiendo, un garrote que ha sido vilipendiado y desaparecido, paradójicamente desaparecido, mientras el gobierno acciona, el garrote real, el que nos asfixia, en medio de un Congreso fantasma.
Disentir no es delito, una vez más lo afirmo, de hecho es la mejor estrategia para el desarrollo de los pueblos. El arte no solo no es delito, sino que de inicio es sagrada. Condenar a un artista por su obra, destruir una obra por su significado, es un performance horrendo que deja claro el mensaje: El Estado cubano le ha declarado la guerra al arte.
Yo, como artista, y espero que cada artista también, estoy en pie de combate.
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