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La periodista cubana Mónica Baró lanzó fuertes críticas este viernes a la empresa estatal de alimentos Prodal, responsable de la fabricación de las "croquetas explosivas", por culpar a la población del país de los accidentes que ha ocasionado ese producto.
Ante varias denuncias de quemaduras graves ocasionadas por las croquetas, que popularmente se conocen como "croquetas explosivas", la empresa dijo que estos accidentes se deben a que las personas cometen un "error común al freírlas", pues el aceite debe estar a 180 grados y el producto a temperatura ambiente. Además, que no se pueden mover en el proceso de cocción.
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La respuesta de Prodal a la población desató la ira de los consumidores, que fueron culpados de los incidentes domésticos ocasionados por el alimento.
Al respecto, Baró comentó en su muro de Facebook: "Un error común es que a mí la chapita de un refresco se me caiga adentro. Un error común es echar papas en aceite frío porque quedan encharcadas en grasa y blandas. Un error común es no escurrir el aceite de una lata de atún y usarlo todo para cocinar. Esos son errores comunes que provocan que los alimentos te queden malos. Ahora, un error común no debería provocar tu hospitalización".
"Si la explosión de una croqueta que provoca quemaduras graves a los consumidores sucede por “un error común al freírlas”, lo correcto es dejar de vender esas croquetas y hacer otras de forma diferente. Yo no sé si le echan pólvora a la harina o qué, pero si sé que si un error común en la cocción de un alimento preelaborado provoca serias heridas a quienes cometen ese supuesto error, entonces ese producto no debe comercializarse", señaló la periodista independiente.
Asimismo, subrayó que "si las croquetas son tan peligrosas que ante un error común explotan, entonces tienen que retirarlas del mercado, no enseñar cómo freírlas, porque lo que no puede seguir siendo común son las explosiones y las personas con quemaduras graves por esas croquetas bombas".
"Es como decir 'para que la dinamita no te vuele en pedazos, debes evitar moverla demasiado'. ¿No se les ocurre que el problema no está en enseñar a usar la dinamita sino en no venderla por la libre? Por favor, un poquito de sentido común y de compasión. Nada más", dijo.
Por último, consideró que Prodal debe pedir disculpas a la población cubana por los accidentes con sus croquetas, publicar un informe sobre el fenómeno de las "croquetas explosivas", y ofrecer una indemnización a las víctimas.
"Lo que debió haber hecho Prodal, lo que debe hacer, si quienes toman las decisiones ahí tienen un mínimo de respeto a los ciudadanos y de vergüenza, es, primero, pedir disculpas; segundo, publicar un informe que explique por qué hay croquetas que explotan y determinar responsables con nombres y apellidos; tercero, ofrecer alguna indemnización a las víctimas; y cuarto, aunque esto debería ser el 1.1, retirar esa producción del mercado. ¿Es tan difícil eso? ¿Va a tumbar el gobierno eso? ¿Va a dar armas al enemigo?", comentó Baró.
La periodista señala que hasta que Prodal no actúe con responsabilidad, nadie debería volver a comprar esas croquetas.
El artista cubano Julio Llópiz también criticó la respuesta de la empresa cubana a la población y la responsabilizó de la situación de salud de varias personas quemadas.
"No soy un experto en croquetas y, por supuesto, no lo seré, pero he comido una cantidad considerable de croquetas a lo largo de mi vida, como cualquiera. He freído muuuuchas croquetas hechas de muuuuchas maneras: artesanales, industriales, incomibles y deliciosas. Puedo garantizar que las croquetas pueden ser más o menos complicadas de freír, incluso de hacer, pero las croquetas, las frías como las frías, ¡NO EXPLOTAN!. Si una croqueta explota, porque estaba congelada o porque el aceite y la candela no sé qué... no explota por problemas en la cocción, explota por problemas en la elaboración. Y esas croquetas no las hicieron los accidentados en sus casas, las hizo Prodal", subrayó.
Varios cubanos han denunciado desde hace años que las croquetas que vende Prodal explotan, no solo al momento de freírlas, sino incluso cuando están servidas en el plato. La escasez de alimentos en la isla es tal que, no obstante estos accidentes, la población no tiene más remedio que seguir comprándolas.
En 2015, un vecino del municipio Cerro en La Habana denunció que compró 10 pesos de croquetas criollas y que, luego de freírlas, una explotó en el plato y le dio en la espalda cuando él buscaba agua en el refrigerador.
Al otro día, relató esta persona, su hijastro Leandro decidió freír más croquetas, pero estas empezaron a explotar cuando las sacaba de la sartén, quemándole rostro, ojos, manos y otras partes del cuerpo. El joven fue hospitalizado porque tuvo quemaduras en la córnea y de segundo grado en la piel.
El pasado año, una señora a la que le explotaron las croquetas de pescado en la mesa preguntó si habían mezclado la claria con dinamita.
Lo cierto es que la explosividad de las croquetas cubanas ha llegado hasta el cine, a través del corto de ficción titulado Croquetas de ave, en referencia al dicho popular que asegura que el alimento es confeccionado con carne de ave, es decir, de "ave-rigua".
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