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Un megaincendio, originado por causas naturales en Alto del Zorzal, Guantánamo, dañó este mes 340 hectáreas de bosques, refugios de diferentes especies de aves, reptiles y otras especies de la fauna silvestre, según informaron esta semana medios oficiales cubanos.
El Cuerpo de Guardabosques de la localidad, junto con personal de las unidades estatales de base forestal y de granos Manuel Tamez, así como componentes de la zona de defensa de La Caridad de Los Indios, activados para la ocasión, consiguieron sofocarlo y evitaron que los daños fueran aún mayores.
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"Fue necesario abrir trochas cortafuego y echar manos a medios alternativos –detalló Yunior Direntaud Pérez, presidente del Consejo de Defensa Municipal. "Hasta las yuntas de bueyes trasladaron agua para la zona del siniestro que, no obstante, se propagó rápido, ayudado por la fuerza y la dirección de los vientos".
Yonny Sarmiento Mosqueda, coordinador del programa de Defensa en la localidad, dijo que, con las especies boscosas devoradas por el incendio, también se perdió transitoriamente el nicho ecológico del sitio, hogar –antes del siniestro– de poblaciones de aves que perecieron o emigraron hacia bosques cercanos.
Se trata del mayor incendio forestal que sufre Cuba en lo que va de 2021.
Los daños por esos siniestros, sumados a los registrados en otras provincias en el mismo periodo, superan las 545 hectáreas, y además de Guantánamo, se localizan en Artemisa, Villa Clara, Matanzas, Holguín, Santiago de Cuba, e Isla de la Juventud.
Según las autoridades, las llamas alcanzaron áreas boscosas, con plantaciones jóvenes. Aunque no hubo que lamentar víctimas, los guardabosques de la zona lamentaron que no haya ahora rastro de los zorzales que dan nombre al lugar ni de la cartacuba, otra ave endémica de Cuba.
"Quedó roto el nicho ecológico de las aves", lamenta el ingeniero Rafael Wilson Castellanos, especialista en protección forestal del Cuerpo de Guardabosques de Guantánamo. "Para mayor infortunio –se duele–, el incendio sucede cuando inicia el cortejo, la selección de parejas, el apareamiento y la reproducción de las aves".
En el ecosistema incendiado, además, habían abejas, jutías y majases de Santamaría, su mortal enemigo. Todas esas especies tardarán en regresar a su hábitat, porque este ya no existe. Ni ellos, ni los reptiles, insectos y roedores tienen con qué subsistir en lo que fuera su hogar hasta la hora del desastre.
Impulsadas por los vientos alisios del nordeste, que a este lugar llegan deshidratados, las llamas se propagaron con rapidez, sobre un terreno rocoso que no ha recibido ninguna gota de lluvia en dos meses, y está cubierto de material combustible, acumulado en una proporción de 30 toneladas por hectárea.
El incendio ya está controlado, aunque el área sigue bajo observación. Las autoridades aseguraron se mantiene vigilancia constante en la zona, para evitar un posible rebrote.
El año pasado, por esta misma época, la provincia de Villa Clara sufrió varios incendios forestales severos de modo simultáneo. Los especialistas aseguran que se debe a la sequía, las altas temperaturas y los fuertes vientos que extienden con rapidez el fuego.
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