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La periodista independiente cubana Mónica Baró hizo un llamado a nombrar a las víctimas de la violencia política en Cuba y también a los victimarios, porque considera que la memoria de un país necesariamente tiene nombres.
"La memoria de un país tiene nombres. Tienen nombres las víctimas y tienen nombres los victimarios. Hablar de la violencia política sin nombrar es, por un lado, deshumanizar esa memoria y, por otro, proteger a los victimarios. Una historia sin nombres es una historia sin rostros y cuerpos", destacó Baró.
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En su mensaje se refirió también a la importancia de ponderar los derechos de los opositores, activistas y artistas independientes a manifestarse o a pensar diferente al discurso impuesto por el Estado, destacando que en los casos de violencia política en Cuba el ciudadano que disiente queda totalmente sin amparo.
"El ejercicio de un derecho no puede asumirse como justificación de la violencia, la violencia es violencia precisamente porque viola los derechos de otra persona. Y si la violencia contra un ciudadano, además, es ejercida por representantes del Estado o por autoridades, o amparada o tolerada por representantes del Estado o por autoridades, entonces es aún más grave, porque al ser el victimario el ente que se supone que debe garantizar los derechos, la víctima queda totalmente desamparada" explicó en su texto.
La periodista independiente se apoyó en el caso del violento acto de repudio contra la activista Anyell Valdés, para ejemplificar la importancia de llamar en Cuba a las cosas por su nombre y dejar una constancia para la historia de los cubanos, sobre los hechos que ocurren en la actualidad.
"Anyell Valdés, y todas las personas que han sufrido y sufren violencia política en Cuba, son víctimas. Decir sus nombres importa, es parte de hacer justicia, de mostrar respeto a esa víctima. Si vamos a mostrar solidaridad, la mostramos hacia esa víctima, no extraemos con pinzas el relato y omitimos al sujeto. No usamos el dolor de alguien para debatir sin recordar que en el origen de todo el debate está la injusticia contra un ser humano y un dolor hondísimo", expresó.
Mónica Baró narró su propia experiencia como víctima de los atropellos del régimen cubano, destacando lo desagradable que resulta que se hable de un hecho violento y se omita el nombre del afectado.
"Yo sé lo que se siente que hablen de la violencia que has vivido sin que mencionen tu nombre, como si tu nombre ensuciara el texto, como si fuera un detalle irrelevante, desechable, y al menos yo, no quiero, jamás, esa supuesta solidaridad, porque no se siente como solidaridad, porque te hace sentir usada, un objeto de estudio, un ratón de laboratorio. Importa lo que te pasó, porque es tendencia, porque todo el mundo habla de eso, y no pueden dejar de hablar de eso, pero no importas tú", confesó.
La periodista independiente cerró su mensaje refiriéndose al futuro de Cuba. Señaló que las voces de las víctimas de la violencia política actual deben estar representadas en los cimiento del país a construir.
"En la Cuba del futuro de la que siempre hablamos, las voces de las víctimas tendrán que ser los cimientos sobre los cuales se edifique una nación justa, soberana, martiana, como la que nos debemos, porque hay mucho por contar, hay mucho aún bajo tierra, mucho dolor callado, y si esa Cuba del futuro no saca todo eso a la luz, no ve los rostros de las víctimas, no conoce sus nombres, no las escucha, volverá a repetir sus errores infinitamente", dijo Baró, quien considera que la Cuba del futuro empieza ahora y cada paso le va dando forma al proyecto, por lo que es importante tener en cuenta cada detalles al narra las historias de violencia política.
"Al final cada quien habla y seguirá hablando de lo que quiera y como quiera, pero yo necesito recordar que cuando hablamos de violencia política hablamos de víctimas, y las víctimas tienen nombres, y sobre todo, tienen su dolor. Tengamos eso en cuenta. Al menos yo, no quiero un país en el que los nombres no importen", sentenció la joven periodista.
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