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La actriz cubana Lynn Cruz calificó los actos de repudio que ejerce el gobierno cubano contra sus opositores como una maniobra equivalente a las aplicadas durante la dictadura de Fulgencio Batista.
“El acto de repudio es la solución final para no terminar como Batista, asesinando en las calles. De antemano, constituye la prueba de la inocencia. Identificar a la víctima, que pretenden pasar por victimario. Es poner en manos del pueblo la solución, para que el poder se lave las manos. Es señalarte, asesinarte la reputación, pero ahora a nivel de barrio. A nivel de vecinos. Es quitarte la paz en lo que debiera ser lo más sagrado para cualquier ser humano: El hogar”, comenzó su denuncia Cruz en la red social Facebook.
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Su publicación alude a los acontecimientos de ayer lunes, cuando un grupo de civiles allanó y vandalizó la vivienda de la opositora y acuartelada en Damas 955, Anyell Valdés.
Los vándalos cruzaron ilegalmente la cerca perimetral de la vivienda, adormecieron a un perro con un somnífero, y lanzaron pintura azul contra la fachada. Además, mancharon la puerta de cristal de la vivienda y rotularon en el piso y las paredes las frases Patria o Muerte y Viva Fidel, en oposición al Patria y Vida escrito anteriormente por Valdés.
“(El acto de repudio) es abrirle las jaulas a los violentos, a los que tienen probablemente amenazas de cárcel, con la promesa de liberarlos de su castigo. Más en un municipio como Arroyo Naranjo con el mayor índice delictivo de La Habana”, afirma Cruz sobre la posibilidad de que el régimen use a reclusos para estos fines, bajo la promesa de reducirles la condena o, quizá, de liberarlos.
“Es abrir la jaula también a los fanáticos, al resentimiento de clases. O no se sabe a cuántos más tipos de manejos sicológicos apela el poder en estos casos.
Porque el esbirro está presente en todas las sociedades, basta con que el poder le dé luz verde. Los actos de repudio nunca se han ido de Cuba”, añade.
Sobre los antecedentes de los actos de repudio, sus cimientos en el estalinismo, así como la orfandad legal que vive el pueblo de Cuba, donde eventos así permanecen impunes, la actriz concluyó:
“Lo que indigna es la impunidad, el vandalismo, el escándalo público, el hostigamiento, la coacción delante de nuestras caras y el proceder más allá de la ley y el orden en los sucesos ocurridos ayer, delante incluso de menores (...) Cuba es la sacudida de un terremoto que barrió con el campo socialista desde hace 30 años. El estalinismo es un anacronismo. Habría que pensar cómo tratar desde el arte los actos de repudio para generar conciencia y entonces poder extirparlos para siempre”, expresó.
Diversas voces se han manifestado en redes sociales sobre los actos de repudio tras los actos de violencia contra Anyell Valdés, su madre anciana, el jóven opositor Adrián Rubio y tres menores de edad que, aterrados del miedo ante los gritos de consignas y manifestaciones de odio, estallaron en llanto.
"Ni cuatro vacunas, ni 200; ni 100 millones de dosis, ni 1 billón; ni la sonrisa de los miles de niños que serán salvados alcanza ni alcanzará para silenciar los gritos de los tres que hoy lloraban desesperados, aterrados por la invasión de su casa, por el ataque lanzado durante un acto que no es de repudio, sino de (des)vergüenza", señaló en su perfil de Facebook Amílcar Pérez Riverol, el microbiólogo cubano que ha seguido el comportamiento epidemiológico en Cuba desde las redes sociales.
Por su parte, el periodista Ariel Montenegro exigió que el peso de la ley cayera sobre los vándalos con la severidad con que se ha juzgado y condenado a quienes disienten del discurso oficial por motivos similares:
"Exijo que a los ‘pintores’ se les aplique la misma ley que a los de la sangre de puerco en los bustos de Martí, puesto que se utilizaron el nombre de Fidel y una consigna considerada patriótica para cometer un acto de vandalismo”, comentó.
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