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El rapero cubano y animalista Omar Mena, quien ha sufrido en varias ocasiones el acoso de las autoridades en la isla, denunció este martes en redes sociales que había recibido amenazas de muerte que también iban dirigidas a su esposa.
“No nos amargarán los días ni nos doblegarán, así amanecemos, cualquier cosa que nos suceda responsabilizo a la Seguridad del estado cubana, gente baja y sin escrúpulos”, dijo en Facebook, donde compartió una captura del mensaje que había recibido.
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“Cuba y la vida te la vamos a quitar, ni se te ocurra llegar aquí sino te vamos a degollar junto a la p*** de tu esposa, chivatón”, dice el texto que enviaron presuntamente desde un número con código de Canadá.
Entre los comentarios, algunos usuarios señalan que podría tratarse de una artimaña de la Seguridad del Estado para hacer creer que se trata de un usuario desde fuera de Cuba.
“Cualquier cosa que le pase a la animalista Leidy Laura Hernández y a su esposo Omar Mena, ya sabemos quiénes son los responsables”, advirtió la animalista Beatriz Batista.
Mena y su esposa, Leidy Laura Hernández, son activistas por los derechos de los animales en la isla. La pareja tiene un niño pequeño y da protección en un refugio a unos 50 perros que son atendidos y alimentados gracias a donaciones de otros animalistas.
En 2020, la Seguridad del Estado sitió su casa en Santa Clara, provincia de Villa Clara, mientras el gobernante Miguel Díaz-Canel visitaba la ciudad. Mena y Hernández habían convocado a una concentración para rescatar a varios perros callejeros que iban a sacrificar.
También conocido como "El Analista", el rapero contestatario participó en la organización de una sentada pacífica en el Parque de los Beatles, en apoyo al Movimiento San Isidro para reclamar la liberación de Denis Solís y en protesta por los atropellos contra el arte independiente en Cuba.
En diciembre del año pasado, la Seguridad del Estado lo secuestró y permaneció varias horas en paradero desconocido. También fue detenido el 29 de enero de este año, cuando salía de su casa en Santa Clara. “Ustedes no tienen ningún tipo de derecho a cogerlo y llevárselo preso cada vez que les da la gana”, dijo entonces su esposa indignada y mostrando su bebé en brazos.
“No lo dejaron ni llamarme por teléfono para avisarme lo que había pasado, ni que lo iban a llevar para una unidad, aunque nunca lo llevan para una unidad, lo desaparecen y lo meten donde les dé la gana”, añadió.
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