Varios cubanos mostraron su inconformidad frente a los nuevos precios y tarifas existentes en el país, luego de que el gobierno implementara este año su reforma económica, llamada “tarea ordenamiento”, que incluye la eliminación paulatina de la dualidad monetaria.
Desde Bayamo, Olaisi Leyva comentó al diario oficialista Juventud Rebelde (JR) que estaba “viviendo al diario y reprogramando con lo que va quedando”.
“Todos los meses no encuentras lo mismo, ni al mismo precio. No quiero ver cuando tenga que comprar zapatos”, dijo Yamilé Mateo, de Santiago de Cuba, según un reportaje publicado por ese diario el pasado sábado.
La medida gubernamental también integró un aumento salarial, fijando el sueldo mínimo en los 2 100 pesos cubanos mensuales, en camino a la erradicación del peso convertible CUC. No obstante, el mismo funcionario que anunció las transformaciones, Marino Murillo Jorge, jefe de la implementación de los lineamientos económicos, reconoció que estas traerían consigo una inflación de carácter ineludible.
El propio gobernante Miguel Díaz-Canel advirtió que uno de los principales riegos de la “tarea” era que se produjera una inflación superior a la diseñada, agudizada por el actual déficit de oferta.
Madelín González, educadora de círculo infantil, dijo a JR que se vio obligada a terminar el acuerdo con la persona que le traía mensualmente los mandados —la canasta básica que se expende en las bodegas estatales— porque esta elevó los precios de su servicio.
Otra inquietud expresada por la educadora está vinculada al incremento de la tarifa eléctrica y telefónica: “Si sigo con el ritmo anterior, puedo sobrepasar los 200 pesos en el pago de la electricidad e igual cantidad en la factura de teléfono. Como ver novelas durante horas no es imprescindible, puedo ajustarme a la nueva realidad”, dijo.
La joven cienfueguera Claudia Hernández, trabajadora del turismo, dijo que tuvo que renunciar a comprar especias naturales para extender la duración de su dinero: “350 pesos por una pata de ajo es demasiado. Calculé unas tres libras semanales de carne de cerdo, y solo eso representa unos 700 pesos, de los casi 2 000 que me quedan después de pagar lo indispensable”, precisó.
“Ya no puedo poner el split ni ir a un restaurante como antes; no puedo ir a las tiendas en dólares (MLC) porque cuando sacan algo se abarrotan, aunque tengo algo de dinero en la tarjeta; y no hay casi nada en las que antes vendían en CUC”, lamentó la holguinera Yamina Ríos.
Juventud Rebelde agrega que realizó una encuesta en redes sociales en torno a la satisfacción de las personas respecto del nuevo salario en cuanto al nivel de solvencia. De 247 personas, el 39,2 por ciento respondió que el salario no alcanzó para llegar hasta el día del cobro de febrero.
El 31,5 por ciento aseguró que alcanzó un poco más que antes, mientras que el 21,05 por ciento dijo que alcanzó, pero no satisfizo las necesidades. Un 1,2 por ciento marcó que el sueldo no le había cubierto ni la mitad del mes de enero.
Por otra parte, el sondeo expuso que el principal destino del salario familiar es la compra de alimentos, casi en su totalidad en el mercado informal, además del pago de los servicios básicos y los alimentos comprados en entidades estatales.
Los ingresos de enero de las familias cubanas igualmente se dedicaron al pago de la electricidad, pago de internet o datos móviles, aseo, factura telefónica, transporte, medicamentos, y cambio de moneda nacional por divisas para compras en tiendas en MLC, en ese orden.
El medio subraya que el 99,4 por ciento de los encuestados admitió que el principal destino de su salario es la compra de alimentos a sobreprecio en el mercado informal, lo cual ilustra el preocupante desabastecimiento que existe en las tiendas del país.
Desde Holguín, Mabel Pupo, comentó que un paquete de espaguetis llega a costar en el mercado informal 180 pesos; un huevo, ocho pesos; la libra de arroz a 35 y una cabeza de ajo diez pesos.
“En Holguín la carne de cerdo al corte está desde 70 hasta 90 pesos y la limpia para bistec, a 130 pesos; 20 pesos una libra de guayaba, 25 una de pimiento. Ayer un carretillero me vendía una pata de cebollas (con no más de 12 unidades medianas) en 300 pesos”, refirió otra residente de esa provincia, Sara Liz Ricardo.
Pilar Flores y Yaritza Cabrera, de La Habana, señalaron el aumento de precios a productos como malanga (entre 15 y 30 pesos la libra), arroz (30 pesos la libra), frijoles (60 pesos la libra) y leche (250 pesos la bolsa).
“Los precios abusivos y especulativos no se permitirán, se enfrentarán socialmente con medidas de contención y severas sanciones a los incumplidores”, había advertido con anterioridad Díaz-Canel.
Solo en La Habana se llevaron a cabo 109 acciones vinculadas a las violaciones de precios, luego de un día de aprobarse el Decreto Ley 30, que establece severas sanciones en tal sentido, con multas de hasta 15 000 pesos.
La encuesta del medio incluyó una tercera pregunta, para conocer la valoración de las personas sobre la Tarea Ordenamiento. El 48,03 por ciento de los entrevistados, la evaluó como “positiva”, aunque con detalles a revisar. El 37 por ciento, opinó que “fue inoportuno realizarla en medio de la pandemia, dada la mala situación económica y la escasez de productos que tiene el país”.
Entre más de 400 opiniones recogidas por JR, se revelan varias insatisfacciones como el tema salarial, los precios en los comedores obreros, el desabastecimiento de las tiendas en moneda nacional y los productos de primera necesidad que se concentran en las tiendas en MLC y la calidad de los productos que ya no son subsidiados.
¿Qué opinas?
VER COMENTARIOS (2)Archivado en: